Sol Y Luna [¡FanFic!]

Todo aquel que juegue en HabboHotel, ya me conocerá. Soy sorimori1 ^^ voy a subir aquí lo que escribo en los foros del
juego.

Salen varios ''bobba'' por la censura del juego y a veces al juntarse silabas de diferentes letras como forma una palabra que no se puede decir, tacos o algo guarrete pos lo censuran, pero no quiere decir que diga tacos ni cosas guarrillas en los capítulos xD.

Bueno. Los enviare ahora mismo ^^

El Adiós

Aquella mañana salí temprano de casa sin despertar a nadie. Era mi ultimo día en Forks y debía cazar los mejores ciervos del día. Salí corriendo y comencé a perseguir a un grupo pequeño de ciervos. Todos salieron corriendo levantando la tierra a su paso, pero aun así no me detuve. Miles de arboles querían golpearme pero a todos los esquivaba. Al final me lancé sobre un Ciervo con una cornamenta grandisima y a la par hermosa. Dirigí mi boca hacia su cuello y comencé a alimentarme de su sangre. El animal moría lentamente. Podía ver como aun casi muerto, se retorcía en el suelo intentando liberarse de mis dientes.

Acabe con ese ciervo e hice la misma operación con otros 4 más, parecía que la mañana se pasó rapidisimo pero, realmenbobban solo había pasado una hora. Ya eran las 10:24 de la mañana o al menos, eso decía en mi reloj totalmente dorado que Edward se había molestado en regalarme. Era un reloj de lujo no, me podía creer que mi muñeca pudiese sostener semejante cacharro.

Me decidí a volver a casa.

En el jardín estaba mi querida Renesmee juganbobbaon quien sino que con Jacob. Edward los miraba atentamente y reía en ciertas ocasiones. El resto de la familia estaba haciendo las maletas, ya que primero ellos se iban a ir a París una temporada mientras que nosotros íbamos a Alaska a comenzar nuestros estudios en una prestigiosa Universidad.

Renesmee me miró y me salubobbaon la mano pero enseguida volvió al regazo de Jacob que en esos momentos la sostenía fuertemente. Jacob también era otra persona que se iba a venir a Alaska así que me acerqué a el.

- Jacob, deberías hacer las maletas. Ya sabes que nos vamos esta tarde. - Le dije.
- Si si. Mama... - Se rió a carcajada limpia.

Cogí una madera que había en el suelo y se la estampe contra el tórax. Ya no me servía con darle un golpecito con la mano. Desde que era Metamorfo nada le dolía. Rene me miro interesada y rompió a reír.

- Me alegra divertirte con mis dolores Nessie - Sonrió Jacob ya no le dolía nada en absoluto.
- No le digas Nessie... Venga tira a hacer la maleta. - Le dije prácticamente desesperada.
- Si si...

Jacob se levanto y se transformo. Emitió un profundo aullido y salio corriendo. Allí entre el bosque se alejaba el que siempre sería mi mejor amigo. Miro hacia atrás antes de desaparecer totalmente y nos sonrió a Rene y a mi. Luego desapareció.

- Jjajaj - Edward se acercaba rienbobbaomo un niño.
- ¿Que te hace tanta gracia?

Rene salio corriendo hacía la casa a jugar con sus muñecas. Muñecas que seria la ultima vez que tocase.

- Buen golpe Bella - Me dijo aun riendo.
- Ujuju - me reí - ¿A que si?
- Mmmm - pensó - espero que no te pongas tan alterada conmigo nunca, que miedo.
- ¡Tonto! - me reí

Me cogió de la cintura y prácticamente me arrastro hacía la casa. Allí estaba Carlisle con su maleta ya cerrada, Se notaba que era la maleta de un hombre porque era pequeña y estaba tan abultada que parecía que la ropa la habían metido a presión. Ademas algunos cachitos de camisa sobresalían por los cierres de la maleta.

- Por favor... no comentéis sobre mi maleta. No es precisamente mi don ser ordenado en estos aspectos. - Miró al suelo y comenzó a mover el pie tímidamente hacienbobbaírculos.

Alice llegó unos segundos mas tarde, llevaba tres maletas gigantescas en las manos. Una maleta era azul brillante. Otra era roja muy oscura. Y la ultima era fuzzia, un fuzzia cegador. Las tres tenían un cierre a prueba de ladrones. Disponían de cinbobbandados cada una, cada candabobbaon una bobba.

- No se como las voy a abrir al llegar a París. Tendrá que ser a la fuerza. - Se río Alice. - Es una pena cargarse estas maletas. Pero bueno...

Esme llegó apresuradamente. No llevaba nada en las manos.

- Lo mío esta en el coche - Nos dijo.

Esme siempre hacía las cosas bien. Era muy previsora.

- Emmet y Rosalie bajaron al Salón. Emmet llevaba su maleta y la de Rosalie. La maleta de Rosalie era grande y de color Amarillo pálido. No disponía de muchos cierres, de hecho solo tenia cremallera. La de Emmet llevaba dibujado un precioso Volvo negro. Emmet tiró las maletas al suelo y se acercó a mi. Me puso la mano en la cabeza y me revolvió todo el pelo. Mientras Edward miraba con recelo el Volvo negro. Era mil veces mejor que el suyo y creo que estaba pensando en que se lo tenía que comprar.

- No hace falta - Le dije mientras me ponía cada pelo para su lado.
- Jajaja me conoces mas de lo que creía- Me dijo sonriente.

Eran las 12:00 de la mañana y Emmet, Rosalie, Alice, Esme y Carlisle se montaron en el coche. Me quede pensando y entonces...

- ¡Un segundo! - Dije - ¿Donde esta Jasper?
- Siempre igual. Siempre tiene que ser el ultimo - Dijo Alice con los nervios a flor de piel.

Alice salió del coche y fue dando trompos a buscar a Jasper.

- ¡Jasper! - gritó - Vamos, o vienes ya o no te esperamos.
- ¡Voy voy!
- Oh Jasper que... - Dijo Alice impresionada.

Jasper bajó por delante de Alice vestibobbaon un traje blanco y una pajarita roja. El traje le quedaba muy bien y ademas se ceñía a su pequeño cuerpo.

- Momentos así no se dan siempre. París allá voy - Dijo Jasper con entusiasmo y se montó en el coche.
- ¡ Dios mio! - Dijo Alice - Cuando Jasper no lleva maleta esto significa mas gasto del pensado.

Subió de nuevo arriba y bajó una maleta plateada cerrada muchísimo mejor que las suyas.

- Algo de dinero para cualquier imprevisto - Me susurró al oído y se rió.

Arrancaron los dos coches y salieron a toda velocidad del garaje. Renesmee bajó corriendo de la casa y se despidió saludando bruscamente de sus tíos y sus abuelos.

- Mami ¿Hacemos nuestras maletas? - Me preguntó entusiasmada.
- ¿Tienes ganas de ir a Alaska cariño? - Le preguntó Edward.
- Si si si si si si si - Grito eufórica Renesmee
- Vamos a hacer las maletas en tonces. - Dije yo sonriendo.

El tiempo que utilizamos haciendo las maletas pasó muy rápido. Yo metí la menos cantidad de ropa y Edward procuró hacer lo mismo. Ya que por alguna razón intuíamos que en Alaska nos iba a esperar un montón de ropa. A Rene le metí en su maletita todo lo que pude.

- ¿Y las muñecas? - Me pregunto pensativa.
- No podemos llevarlas, cariño.
- Ohh. Bueno - Sonrió

Rene era tan comprensiva. Parecía mentira que fuese mi hija, pero así era.

Pronto llegaron las 15:00 Horas y Jacob entro por la puerta a paso ligero y decidido.

- Vamos vamos vamos vamos. Que se nos va a ir el avión. - Dijo.

Nuestro avión salía a las 18:00 horas. Así que hice caso omiso a su alboroto. Tenía que ir a despedirme de Charlie. Así que cogí a Rene y a Edward y salimos corriendo hacia la casa de Charlie dejando a Jacob atrás.

Pum Pum Pum.

Charlie abrió la puerta y allí estaba yo entré sin que nos diese permiso tirando de Edward. Nos sentamos en la cocina y dejé a Rene despedirse primero de su abuelo. Luego yo lo abrace y seguido Edward. Las lagrimas de Charlie brotaron de sus ojos y calleron en nuestros hombros.

- Hija - Dijo intentando aguantarse las lagrimas - Espero que todo os vaya bien en Alaska.
- Si papa tranquilo. - Lo miré fijamente.
- Charlie cuando estemos allí y hayamos puesto todo en orden te llamaré. - Le dijo Edward intentando tranquilizarlo.
- Gracias Edward - Le sonrió

Miré hacia el salón y vi a Sue de la que me despedí a lo lejos con la mano. Allí también se encontraba en padre de Jacob, Billy.

- Bella - Me saludó - Espero que nos os congeléis en Alaska.
- Gracias Billy.
- Bueno papa, tenemos que irnos ya nuestro avión sale en dos horas y media.
- De acuerdo Bella. Acuérdate de tu viejo padre.
- Si papi. Siempre.
- Adios Charlie - Dijo Edward sonriendo.

Salimos de casa y en poco tiempo ya estábamos de nuevo en la casa de Edward. Cogimos las maletas apresuradamente que estaban esperándonos junto a Jacob en el porche y nos montamos en el coche. Edward conducía su precioso Volvo gris yo iba a su lado y Jacob y Renesmee iban en la zona trasera. Durante el viaje solo se escuchaba la voz de Jacob hablándole a Rene. Yo le dí la mano a Edward y así pasamos el viaje, sin decirnos nada pero a la vez diciéndonos todo.

Llegamos al aeropuerto y nos quedamos esperando pacientemente nuestro vuelo. Llego en pocos minutos y salimos literalmente corriendo hacía el avión. Eramos un grupo de personas pecurial. Una niña blanca, mas blanca incluso que nosotros. Dos adultos de piel blanca y un adolescente de piel oscura. Aun así e ignorando todas las miradas curiosas nos montamos en nuestro avión.

El avión despegó.

- Edward ¿Como crees que será Alaska? - Le pregunté mirando a Jacob y Renesmee.
- Preciosa, como tu.
- Ojala nos acostumbremos rápido al ambiente de alli. - Le dije preocupada.
- Tranquila, Será como estar en Forks.
- Bella. Mira como duerme Nessie, no dura nada. - Me dijo Jacob mirando anonadado a Renesmee.
- Jacob, será mejor que tu también te duermas. - Le dijimos Edward y yo.
- Si, creo que tenéis razón. - Nada mas decir eso se quedo dormibobbaomo un lirón.

Me acerque a Edward y lo bese en la boca bajando hacía el cuello, pero enseguida me di cuenta de que era un avión y por mas pasión que tuviese en el cuerpo no podíamos hacerlo allí. Así que me dedique únicamente a abrazarlo fuertemente. No cambie de posición y Edward tampoco. Allí pasaron las horas fingiendo que dormíamos.

Din Dan Don... - Sonó - Llegada a Alaska en menos de dos minutos. Recojan sus pertenencias poco a poco.

Yo cogí la maleta de Renesmee y la mía, Edward despertó a Jacob y a la niña y cogió su maleta. Mientras que Jacob agarro su maleta descolorida y vieja. Bajamos del avión y respiramos profundamente

-''Aire fresco'' - pensé.

Cogimos un taxi asta llegar a una calle cubierta de nieve. seguimos la calle y llegamos asta el pico de un monte. Rodeada por arboles, animales y nieve estaba nuestra casa de Alaska. Una casa gigantesca, mas grande que la de Forks. Era preciosa. Su color blanco brillaba ante los leves rayos de sol. Gracias a dios solo daba el sol en esa zona, así nadie vería nuestro precioso brillo al sol.

Cada uno de nosostros fuimos a nuestra habitación. Jacob acompañó a Rene a la suya y le ayudo a colocar la ropa y a ordenar un poco. Yo y Edward fuimos a la nuestra, era increíble pero sabíamos perfectamente cual era la habitación de cada quien. Dejamos todo bien ordenadito y nos fuimos a la habitación de Renesmee. La habitación era amplia. Muy parecida a la nuestra pero esta tenia diferentes colores. La nuestra estaba pintada de color salmón. Llena de armarios y un precioso vestidor al fondo. La de Rene tenía menos armarios pero también disponía de un vestidor.

- Me encanta mi habitación - Chillo Jacob desde la otra punta del pasillo.- Pequeña pero cómoda. Me encanta.
- Jajaj. - se rió Edward.

La tarde pasó rápidamente sin nada importante que hacer. Los demás días fueron muy parecidos, estuvimos preparando la casa y poco más. Un día de esos que pasaron rapidísimo Edward llamó a mi padre para decirle que los demás se habían ido a París antes que nosotros nos fuésemos a Alaska. Mi padre no dijo nada al respecto.

Todo era precioso en Alaska. Y yo ya me empezaba a acostumbrar a todo, ya que fui la que mas tardo en acostumbrarse. Rene fue la primera. Le encantaba la nieve así que prácticamente se olvido de la casa de Forks, de las muñecas... pero de Jacob no. Edward se conformo rápido. Ya que mas que acostumbrarse el siempre se conformaba con lo que le tocaba hacer. Y Jacob solo sabia decir que ver todo lleno de nieve le producía agobio, asta que ya empezó a pasar del tema. Allí estaba en Alaska, con mi hija, mi marido y mi mejor amigo. La familia feliz que en ningún momento pensé que tendría. Los demás miembros de la familia debían estar ya al llegar.

El encuentro

Aquella noche Alice llego en su coche, el precioso coche que Edward le regalo a cambio de no perderme de vista. La miré con cara de asombro al ver su expresión melancólica. Parada en el porche me dijo:

-Los demás han tenido que quedarse en París... Lo que pensábamos que iba a ser un viaje tranquilo acabo en desastre - Me dijo mirando al suelo.

La mire a los ojos, solo bastó eso para que Alice me explicase lo que yo quería saber.

-Descubrimos un nuevo aquelarre de Vampiros en los alrededores de París. En un principio parecían de los nuestros, pero en pocos minutos pudimos comprobar que no era así. Tenían las paredes de su acogedora casa llenas de cabezas humanas, como trofeo a sus cacerías. Nunca antes había visto nada igual así que intente que todos volviésemos a Forks pero los demás decidieron quedarse para intentar cambiar el comportamiento de aquel aquelarre. -Me dijo muy frustrada.
-¡Me parece espantoso!¡Cabezas humanas en las paredes! Sera mejor ir al Salón a hablar.

Allí estaba Edward que había escuchado toda la conversación. Estaba sentabobbaon las manos en el pelo y con un gesto de preocupación en su rostro. La sonrisa que estuvo presente la noche anterior desapareció por completo, no quedaba rastro de ella. En ese momento me miró con aquellos ojos castaños. Me senté a su lado.

-¡¿Tu sabías algo de todo esto?! - Le dije sin poderme creer lo que estaba saliendo por mi boca.
- Yo... - balbuceó - Yo conocía a esa familia, sus costumbres son muy extrañas como ya te ha contado Alice. Intenté que se convirtieran en vegetarianos como nosotros pero nada funcionó.
- Edward... - Dijo Alice.
- Lo siento de verdad. Debí habéroslo contado muchísimo antes.

Ignore su disculpa.

- ¿Que peligro corre nuestra familia? - Pregunte con un nudo en la garganta.
- Por el momento no he visto nada que acarree peligro alguno ni para nuestra familia ni para Forks. - Me dijo Alice a la vez que se movía de un lado para otro del salón.
- Alice siéntate por favor... - le pidió Edward

Alice no se sentó.

- Renesmee esta durmiendo en su cuarto, me dijo que su primera día de clase fue muy emocionante. Es muy lista, ya se ha aprendido todas las lecciones de su primer día. - Dije con voz alegre.
- Que bueno. -Edward me sonrió
- Chicos yo me voy a retirar si no os importa.
- De acuerdo Alice - Dijimos Edward y yo al unisono. Los dos comenzamos a reír.

Vi a Alice irse sin hacer ruido alguno, parecía deslizarse. Mire a Edward con un brillo inusual en mis ojos. Levante mi mano hacia su pecho.

- Te quiero - Le dije.
- No tanto como yo, ya lo sabes
- Si si... Anda vamonos a la habitación. - Le toque la pierna.

Aquella noche Edward y yo volvimos a plasmar nuestro amor. Nos unimos siendo uno y la noche pasó tranquilamente.

A la mañabobbaguiente como de costumbre la habitación estaba destrozada. Cachos de madera se extendían por toda la habitación y también las plumas de la almohada estaban por donde querían. Increíblemente se salvaron las sabanas.

- Vamos a tener que controlarnos que al final me voy a gastar todo el dinero que tenemos en camas. - Me dijo con una sonrisa picarona dibujada en su boca perfecta.
- Ja ja, tienes razón esta noche mejor nos quedamos hablando.
- Si... A no ser que se me olvide... - Me dijo mirándome fijamente.
- ¡¡Edward!!
- Ja jaja, que si tranquila, esta noche nos quedamos tranquilitos hablando de la vida, o mejore dicho, de la existencia - Exploto en risas.
- :3

Salimos de la cama y fuimos rápidamente a la habitación de Renesmee. Agarre la mano de Edward y la acerque a mi pecho.

-¡Ay! - Dijo en voz baja para no despertar a la niña que aún dormía
- ¿Que?
- Sigues siendo tan fuerte... aun no siendo neófita tienes una fuerza increíble- Me enseño la mano.
- ¡Ouch! Mira ese dedo fuera de lugar.

Edward coloco bien el dedo y me dijo:

- Jajaj has caído, no me haces daño por mucha fuerza que tengas.
- ¡Tonto! - Le dije sin poder aguantarme la risa

Estos días Edward estaba de muy buen humor, reía siempre y hacia bromas de todo tipo. Lo mire de reojo y mi corazón empezó a acelerarse. Lo amaba tanto que día tras día mi amor aumentaba.

Entramos a la habitación de Renesmee.

- ¡Mamii!
- Amor ¿Que tal has dormido?
- Muy bien, Muy bien. ¡Vamos que tenemos que ir al cole!
- Hoy papi te llevara.
- ¡Siii Papiii!

Se tiro a los brazos de su padre y le beso en la mejilla.

-Hola Ness... Digo, Rene. ¿Vamos al cole? - Le dijo Edward besándola en la frente, yo podía notar el amor que sentía por nuestra hija. Nunca nadie podría arrebatarle ese sentimiento, eramos una familia al fin, sin problemas de ningún tipo. ¡Una familia!
- ¡Si papi, el otro día conocí a dos niñas. Eran muy pequeñas.
-Si hija, como ya sabes tu creces mas rápido que las demás por eso son algo mas pequeñas que tu, pero no te preocupes tu sigues siendo la niña de mis ojos.

Renesmee abrazo el cuello de Edward y sonrió como una niña que ha sibobbaomplacida con la mayor piruleta que alguien pudiera darle. Sus dientes eran muy blancos tan brillantes como los de su padre... Era tan parecida a el, la amaba. Edward bajó a Rene y la agarro de la mano cogió su mochilita y se fue con ella andanbobbaon paso lento y decidido, me gustaba tanto esa manera de andar que tenía que si hubiera podido me sonrojaría.

Mire por la ventana como se alejaban en el Volvo gris de Edward. Cuando llevaba a la niña nunca se excedía en la velocidad.

- Bueno... - pensé - Voy a visitar a Charlie.

Fui al vestidor de nuestra casa de Alaska que era tan grande como el de la casita de Forks. Abrí las preciosas puertas de madera que tenia y comencé a oler las telas para así escoger un tipo de ropa normal para mí.

Me acerque al final del armario y saque un jersey de lana gorda, era rojo como la sangre. Me quite la parte de arriba del pijama y me lo puse, seguí olienbobbaada tela que mi sentido del olfato podía encontrar y me dirijí a la zona derecha del vestidor. agarré un pantalón apretado de color blanco, la tela era tan suave, me detuve a tocarla y me recordó a la piel de Edward. Me quite la parte de abajo del pijama y en ese instante detuve mi vista en la cicatriz de mi pierna derecha, ya casi no recordaba como me la había hecho, solo sabía que fue con un cristal. Olvidándome de eso me puse el pantalón y me fui del vestidor. Camine hacia el baño, me lave la cara y me peiné.

-¡Alice!

Alice me miraba con cara de circunstancia.

- Tu gustó para escoger la ropa sigue siendo un asco - Me dijo riendo.
- Gracias Alice muy halagador.
- Si... Bella, los demás ya vienen hacia aquí. Van a detenerse en algunos lugares así que llegaran mañana temprano.
- De acuerdo ya se lo diré a Edward.

Pero en el mismo instante que mencione su nombre escuchamos un ruido de una puerta cerrándose abajo en el Salón. Un olor dulce me invadió y mi corazón empezó a alterarse.

- No ara falta - dije - ya esta aquí y me imagino que nos habrá oído.

En menos de 2 segundos tenía a Edward a mi lado.

- Si, lo he oído - dijo Edward

Lo besé

- Cariño, me voy a visitar a Charlie. ¿Quieres venir?
- Bueno, viene bien visitar al suegro ¿No? - Me dijo con la sonrisa torcida que tanto me gustaba
- Jajaj no le queda nada bien ese calificativo, le hace parecer muy viejo.
- Bueno, entonces prefieres ¿Abuelo? - Me dijo con tono de burla.
- ¡Edward!
- Jajaja, me encanta cuando me gritas te pones mas guapa de lo que ya eres.

En ese momento un calor intenso llego a mi pecho. Le golpee en el hombro.

- ¡Como te lo pasas! Jaja - Le dije muy animada

Para visitar a Charlie debíamos ir a pie y corriendo ya que tardábamos menos al poder coger atajos por los bosques. Para ir de país a país tardábamos muy poco tan solo 3 horas, así que si salíamos temprano de casa podríamos llegar a la hora de comer a visitarlo aunque sería mejor no llegar a esa hora ya que le resultaría extraño no vernos comer.

Salimos de casa rápidamente y comenzamos a correr, mi fuerza de neófita se habia mantenido pero mi velocidad no, ya no era capaz de ir por delante de Edward. El me miraba con esa cara blanca y perfecta mientras corría y yo lo agarre de la mano ya que no era capaz de adelantarle pero si de ir a su lado. Notaba el aire en su mi cara y veía como su pelo sedoso y castaño se movía debido al viento. Edward miro al cielo.

- Que día tan oscuro hace hoy... esperemos que en Forks mejor un poco aunque es poco probable.
- Edward en Forks sabes perfectamente que la mayoría de los días está nublado.
- Si, por eso nos fuimos a vivir allí.
- Y allí te encontré, tan hermoso como hoy y como siempre. - Le dije sonriendo.
- El destino hizo que nos encontrásemos Bella, ademas recuerda que tu tienes un talento especial para andar entre cosas extrañas. - Me dijo pensativo
- Si.. - Dije - Tan extrañas como tu
- Jajaja.

Por mis ojos pasaban miles de arboles y paisajes que apenas reconocía y que no quería reconocer porque mi mente estaba en otro sitio, estaba pensando en la preciosa vida que vivía con Edward.

En lo que pareció una hora para mi llegamos a Forks, fuimos disminuyendo el paso y nos adentramos en el frondoso bosque asta llegar a visualizar mi casa de Forks. Ahora que lo pensaba tenía casas en todos sitios, En Forks dos casas y con la de Edward que el la consideraba también mía, tres. En Alaska una casa que era de Edward y que también el la consideraba mía. En la isla de Esme lo mismo, una casa. ¿Cuantas casas mas tendría que descubrir?

- La isla de Esme - Pensé

Edward me miró con mucho interes

-Estoy pensando en la Isla de Esme - Le dije

Me miro con una sonrisa en la cara.

- Si... allí fue donde pasamos nuestra luna de miel, donde por fin hicimos el amor y nos entreguemos el uno al otro, y añado... destrozastes la primera almohada. En la isla de Esme dejastes una parte de ti en mi interior y allí me enteré de que llevaba una nueva vida dentro y que iba a querer a esa personita durante el resto de mi vida.
-Existencia - Me corrigió sonriente y orgulloso de si mismo
- Si si... eso... Jajaj
- Veo que te acuerdas muy bien de ese día o debo decir de esa noche. - Me dijo mirandome
- Si... es de lo único de mi vida humana de lo que me acuerbobbalaramente.
- Yo también lo recuerdo, Bella. Fue al igual que el tuyo uno de mis mejores días contigo. - Me dijo con alegría.

Vi como Edward me miraba.

- ¿Que miras? - Pregunte
- A ti - Me dijo.

Sus ojos me miraban con ganas de comerme.

-¡Oh no Edward!¡No no no!¡Aqui no! - Le grité
- Tranquila, te prometo que no pasará nada.
- Edward... - Le dije

Me miro sonriente.

- Gracias - Me reí

Le bese con pasión.

- Si pasa cualquier cosa luego no me digas a mi... Mírate, tu también. - Me dijo con una sonrisa picarona en la cara.

En ese momento sucedió algo que asta me dejo impresionada. Me tiré encima suyo y nos caímos hacia atrás. Noté sus labios contra los míos... moviéndose con mucha libertad y a la par que los míos. Noté su pecho contra mis manos... sus labios contra mi cuello... Era precioso, a decir verdad yo quería que sucediese eso. Notar su cuerpo esbelto contra el mio... sus suaves y cálidos labios besándome apasionadamente sin ningún tipo de reparo.

Pasaron dos rápidas horas. Nos sentamos en un árbol muy cercano a mi casa de Forks.

- ¡Me he puesto hecha una porquería! ¡Mira el pantalón era blanco y ahora parece negro! - Dije con una sonrisa en la cara.
- Bella tranquila eso se lava.
- Si... creo que tienes razón, aunque con Alice cerca sera mejor tirarlo. ¡Y mira el jersey! también esta hecho un desastre. ¡Que desperdicio!

Edward me miró con los ojos tan brillantes como perlas.

- ¡Edward!- Le grité - ¡Otra vez no!
- Tranquila... no soy tan salido - Me dijo.
- Jajaj eso creo. Jajaj - Reí
- Vamos a visitar a tu padre, creo que ya a acabado de cenar, esta recogiendo la mesa. ¿Donde estará Sue? Solo escucho el corazón de tu padre.
- ¡Si! - Dije - vamos o se nos hará tarde.

Nos acercamos a la casa, una vez estando en el porche llamamos 3 veces a la puerta y rápidamente nos abrió.

Charlie se quedó mirándome con los ojos como platos.

- ¡Bella!¡Hija!¡Mi princesa! - Me abrazó
- Papa... ¡no puedo respirar! - Le dije
- Oh.. Perdona.
- Hola Charlie - Dijo Edward
- Hola Edward, ¿que tal en Alaska? - pregunto Charlie
- Bien, pero creo que deberías hablar con tu hija, hace mucho que no la ves.
- Si si, tienes razón. Entrad - Nos ofreció.

La casa estaba muy limpia se notaba que había una mano femenina que cuidaba de ella y de mi padre.

- ¿Y Sue? ¿Donde esta? - Preunté
- A Sue ahora le da por ir a hacer caminatas por el bosque... - Me dijo tranquilo
- Pues a ver si te lleva a ti que te vendría bien salir un poco. - le dije
- ¿Que tal esta Nessie? - Pregunto Charlie mirando a Edward.

Yo mire a mi padre con cara de malos amigos cuando dijo ''Nessie''

- Muy bien Charlie, esta crecienbobbaomo de costumbre. Ya sabes que crece rápido, algún día te explicaremos el por que.

Hubo un minuto de silencio.

- ¿Vamos a ver el partido de esta tarde? - Pregunto Edward para animar el ambiente.
- Si si... ademas hoy esta muy emocionante. Juegan los Black Evill contra los Mirucious. Sera un buenísimo partido

- Mirucious - Pensé - Que nombre tan extraño.

Fuimos al sofá y nos sentamos, Charlie encendió la Televisión. Todo estaba exactamente igual a como estaba la ultima vez que estuve aquí. Edward me miraba con los ojos brillantes como siempre. De vez en cuando miraba el partido durante dos minutos para que Charlie no sospechase que esos momentos no le interesaba mucho. Sin embargo yo no tenia que fingir ya que Charlie sabía perfectamente que no me gustaban los deportes.

El partido termino.

-¿Que tal la familia, Edward?

Edward no contestó estaba demasiado entretenido mirandome.

- ¡Edward! - Grito Charlie
- ¿Que? ¿Que pasa? - Dijo Edward confuso.
- Jajaja estate a lo que tienes que estar Edward - Le dijo mi padre.
- Jejej, perdona Charlie.
- Te preguntaba que que tal tu familia. - repitió Charlie
- ¡Ah! Están bien, todos excepto Alice se quedaron en París, ¿recuerdas que te dije por teléfono que se habían ido y nosotros nos habíamos quedado en Alaska? - Le preguntó

Recuerdo que un día Edward le dijo a mi padre lo de París a el le alegraba que nos quedásemos en Alaska ya que le importaban mucho mis estudios.

- Si me acuerbobbaontestó Charlie.

Pasó un minuto de silencio

- ¿Os quedáis a cenar? - Pregunto mi padre.
- No Charlie lo sentimos, tenemos que estar en Alaska antes de que amanezca. - Le contesto Edward amablemente. Nunca le había escuchado decir nada fuera de lugar. Era tan educado...
- De acuerdo - Dijo Charlie tristemente.

Nos despedimos de Charlie, abracé a mi padre y note como se ponía un poco tenso debido a mi fría piel, Charlie sabia que no era humana pero no sabia lo que era, y yo prefería que siguiese siendo así durante bastante tiempo. Acto seguido Edward abrazo a charlie.

Nos adentramos en el bosque y Edward me dijo.

¡Vamos Bella! ¡A correr! - Se rió

En un abrir y cerrar de ojos estábamos en Alaska de nuevo.

Alli en el porche de mi Casa de Alaska se encontraba Jacob juganbobbaon Renesmee. Estaban jugando al escondite.

- ¡Hola Mami! - Me dijo Renesmee
- ¡Hola hija! Jacob... - Salude.
- Hola Bella - Me dijo Jacob
- Hola Jacob, gracias por cuidar de Renesmee. - Le agradeció amablemente Edward
- ¿Cuantas veces mas vas a tener que darme las gracias? - Pregunto Jacob con retintín.
- Jajaj - Se rió Edward - creo que a este paso cientos de veces.

Miré a Rene.

- Jacob, puedes irte ya. Vamos a acostar a Renesmee. - Le dije tranquilamente
- De acuerdo Bella. - dijo - Adiós Rene, Adiós Edward
- ¡Te quiero Jacob! - Dijo Rene
- ¡Ohhh! - suspiró Jacob - yo también pequeña.

Se acerco a ella y la beso en la mejilla. Se dio la vuelta y se fue andando lentamente.

Edward y yo subimos a Renesmee a su habitación y la acostamos en su cama blanca, era su preferida. La cama tenia un cabezal rojo brillante. Su cuarto era amplio y estaba pintado de rosa pálibobbaon unos dibujitos de niñas jugando hechos por Emmet.

Edward le tarareo mi nana a Rene y ella se durmió. Salimos de la habitación y agarré la mano de Edward acercándola a mi pecho.

Edward me miró.

- Es para poner un poco de ambiente... - Dije timidamente.
- Creo que el ambiente lleva presente desde esta tarde ¿No crees? - Pregunto de forma picara y me miro orgulloso.
- Jajaj Edward.. ¡Como eres! - Le dije.
- Un vampiro - Me dijo.
- Pues ya somos dos.
- Jajaja. - se rió.

Entramos a la habitación. Lo primero que vimos fue una cama blanca, con barrotes de metal durisimo... parecía capaz de soportar nuestra fuerza. Entoces pensé en Alice.

- Alice... - susurré
- ¿Que pasa? - me preguntó.
- Nada... que parece ser que nos ha comprado y ha colocado una nueva cama en el cuarto... parece que es a prueba de bombas...
- Jajaja - Vamos a averiguarlo.

Esa noche no necesitamos quitarnos la ropa. Fuimos a la cama y nos tumbamos. Edward empezó a besarme con tanta pasión como lo había hecho esta tarde. Estuvimos media hora besándonos aunque me fue imposible calcular con exactitud el tiempo. Le desabroche la camisa y el me quito el rompió el jersey de un tirón. Me abrazo y siguió besándome con pasión. Algo tan caliente como el fuego cruzo mi cuerpo y note como pasaba lo mismo en el de Edward. En un momento note sus manos deslizarse por mi cuerpo buscando el botón de mi pantalón. En ese momento me habló:

- Te quiero Bella - Me dijo
- Edward - le susurre muy feliz.

Aquella noche pasó muy rápibobbaon nuestros cuerpos unidos el uno con el otro.

Lo Imposible

Durante lo poco que quedo de la noche no pensaba en otra cosa que no fuese en aquel aquelarre del que nos hablo Alice. ¿Porque tenia que pensar en ello? ¿Porque ahora? Eso no podia ser buena señal, pero lo pase por alto. Cuando Edward me pregunto que me pasaba tan solo pude sonreír y besarle en el brazo.

- Tengo que hablar con Alice - Pensé minutos antes de ir a la habitación de Renesmee para observar sus últimos minutos de sueño.

Salí de la cama y deje a Edward en ella leyendo un libro titulado ''Amor frágil''. Fui en busca de ropa nueva ya que la anterior estaba sucia y rota, esta vez la cogí al azar ya que no me sentía con ganas de buscar una ropa ideal para mi. Camine hacia el baño y me metí en la ducha. No encendí en agua caliente. Esa era una de las comodidades de ser vampiro, no tenias que esperar a que el agua se templase. Salí de la ducha y me vestí rápidamente, me puse una toalla alrededor del pelo y fui a la habitación de Renesmee sin dejar la idea de hablar con Alice mas tarde.

Buenos días mi amor - Saludé muy bajito para no despertarla.

Me daba envidia verla dormir, era tan bonita. Respiraba lentamente y se movía dando vueltas de un lado para otro. Sus ricitos estaban cada uno para un lado. Sus manos eran como las de una niña de 6 años y tan solo tenia 2 años, ¿Estaría bien mandarla a clase con las niñas de 2 años?. Yo sabia que ella era muy inteligente así que, me plantee comentar con Edward la posibilidad de meterla en otro instituto y en un curso mas avanzado. Mientras yo estaba pensando en cientos de cosas sobre la niña ella dio media vuelta y puse una mano en mi pierna. Todos sus sueños pasaron de su cabeza a la mía como si de agua se tratase.

Estaba en un prado precioso junto a Jacob, muy parecido al que me llevaba Edward de vez en cuando, aquel prado que sin la compañía de Edward se volvía gris y triste. Ella correteaba por el prado y reía contenta. Sin embargo Jacob tan solo la miraba y sonreía. Me sentía a gusto en el sueño de mi hija, de pronto el ambiente cambió. Todo se volvió gris, aparecieron nubes de la nada y comenzó a llover. A lo lejos vi una gran sombra negra. Casi idéntica a Edward. La sombra dio media vuelta y desapareció, de ese modo las nubes se fueron y el prado volvió a coger el brillo que tenia anteriormente.

- ¡No! - Grité - ¡Otra vez esas imágenes en mi cabeza no!
- Bella, ¿que te pasa? - Me pregunto Renesmee que se había despertado sin darme cuenta.
- Hija mía lo siento, no quería despertarte.
- No pasa nada si ya era la hora - Me sonrió

A Rene le encantaba ir al cole y a mi también porque así estaba en compañía de mas niñas.

Sin preguntarle nada sobre el cole la cogí, la vestí y la subí a mi espalda. Salimos de casa y la lleve a su colegio. El colegio era grande, de un color violeta precioso y tenia puertas blancas con cristales. Bajé a Renesmee de mi espalda y la lleve de la mano asta el colegio. Todos los hombres me miraban y las mujeres intentaban no hacerlo, pero ya no me importaba, tanto tiempo de vampiro me acostumbró.

- Hija, venga ve a clase.
- Si mami, gracias por traerme - Me sonrió y me beso la mejilla
- ¡Asta luego! - le grité a lo lejos pero ella ya se había perdibobbaentro de las puertas del colegio.

Me metí en el bosque y comencé a correr para llegar cuanto antes a casa y hablar con Alice. Habían miles de pinos desperdigados a mi alrededor. Ardillas subiendo y bajando de los arboles, Cervatillos y Ciervos comiendo. Era tan bonito. Giré una esquina y vi algo que me dejo mas helada de lo que mi piel ya estaba. La sombra del sueño de Renesmee me miraba fijamente, me saludo y me lanzó un beso. Después de esto desapareció rápidamente. ¿Quien era? ¿Porque me mandó un beso? Miles de preguntas pasaron por mi mente en ese momento pero no dejé de correr. En cierto modo, intentaba encontrar aquella sombra una vez mas pero también quería llegar a casa, para estar con Edward y hablar con Alice. En el trayecto restante no volví a ver la sombra.

Edward estaba sentado en el porche de nuestra casa, aquel porche no era como es de Forks, era mas amplio y tenia unos colores mas idóneos para Alaska. Seguía leyendo aquel libro ''Amor frágil'' ¿Desde cuando le interesaban esos libros a Edward? ¿Que me había perdido?

Me acerqué a el y me senté a su lado sin interrumpirle asta que acabo el décimo capitulo y me miró.

- Hola Bella, amor - Dijo sonriente - ¿Que tal?
- ¿A ti que te parece? - le sonreí - Cuando estoy cerca tuyo siempre estoy bien.

Me miro sonriendo.

- Ay.. amor amor - dijo el - ¿Que bonito el amor verdad?
- Edward... A ti te pasa algo - Le miré con el ceño fruncido.
- ¿A mi? Nada de nada - Me sonrió, pero sabía que me escondía algo. Aunque fuese algo bonito como todo lo que me decía no me gustaba que me lo escondiese.
- Bueno, ya me lo dirás cuando quieras. Porque sino... - Le amenace juguetonamente.
- Jajaj, Bella.

Le bese en la frente y me levante dispuesta a hablar con Alice. Cuando ya estaba de pie Edward cogió mi mano, tiro de ella y me caí encima de sus piernas.

- Eres la mas hermosa vampiro que el mundo pueda encontrar - Me dijo al oído

Mi cuerpo se tambaleo como si fuese flan.

- Ed... - Intente decir, pero Edward me besó en los labios y bajó asta el cuello. Después me dejó ir.
- Bella te quiero, ya lo sabes - Me dijo muy suave
- Si... Me quieres como la tierra quiere a la hierva - le dije
- ¡No! - me grito juguetón - Yo te quiero mas.
- Jajaj Edward - Le sonreí y me fui.

Comencé a buscar a Alice por la casa, no estaba en el salón, no estaba en la cocina. ¿Donde podía estar?

- Bella... Bella... - hoy una voz susurrarme.
- ¡Ahhhhh! - grité - A.. A.. Alice... ¿Que tienes en la cara?
- ¿Que pasa? - me preguntó alterada - ¿a caso una no se puede cuidar el cutis?
- Pues si... pero si te cuidas el cutis no te hechas barro mujer.
- Mmmm... ¿entonces, que me hecho? ¿No dice la gente que hay tratamiento con barro?
- Pero para casa no mujer - Le dije aguantando la risa.
- Bueno... Bueno... ya me lo quieto - Me dijo muy seria. - Ahora mismo vuelvo.
- De acuerdo.

Me senté en el sofá negro de cuero que teníamos en el salón. Delante del sofá había un preciosa televisión de plasma roja. Cuando me dirigía a encenderla Alice llego así que dejé el mando a distancia en su sitio y la mire fijamente.

- ¿¡Que!? - Me pregunto.
- Tengo que hablar contigo - le dije
- ¿De que? - Me miro extrañada
- ¿No los has visto en tu cabeza?
- Bueno... Desde que sabes manejar el escudo protector pocas veces puedo encontrarte. - Me dijo alterada
- Oh... Lo siento, no me doy cuenta cuando lo saco.
- No es tu culpa. - Me dijo alegre.
- Bueno, quería hablar contigo sobre un sueño que Renesmee me dejó ver al darse la vuelta en la cama y tocar mi pierna.
- Dime - Me dijo.
- Pues, en ese sueño todo estaba perfecto, esplendido. Asta que una sombra muy parecida a Edward salio de la nada trayenbobbaonsigo un ambiente triste a dicho sueño.
- Que extraño - Me contesto - Bueno Bella esos son sueños, no te preocupes.
- Si pero es que no solo ha sido en sueños. - Le conteste mirándola fijamente.
- ¿¡Como!?
- Pues que a la vuelta de llevar a Rene a la escuela me encontré esa sombra, pero esta vez no trajo el ambiente triste del sueño. Esta vez me mando un beso y me saludo antes de dar media vuelta e irse. Lo mas extraño era que sentía muchas ganas de encontrar esa sombre otra vez. -

Le explique sin pararme a detallar mas cosas.

-Bueno Bella - Me dijo pensativa Alice - Ahora que me acuerdo yo vi esa sombra en mis visiones.
- ¿Si? - Una alegría increíble me invadió el pecho.
- Si
- ¿Donde? - Le pregunté
- A lado de Edward - Me dijo seria.
- ¡¡¿Como?!! - Le pregunte literalmente gritando.
- Bella... Tranquila. - Me dijo - No se porque motivo estaba cerca de Edward, el caso es que llevo unos días viéndola a su lado. Pero no le di la menor importancia.
- ¿Y Edward lo sabe?
- Bueno, no lo se, la verdad es que nunca le he visto mostrar la mayor atención a la sombra que tu y yo hemos visto.
- Voy a hablar con el.

Me aleje a paso ligero sin despedirme de Alice y sin haberle agradecido la información. Pero sabía que a ella no le importaba. De hecho por el rabillo del ojo la vi sacando un libro y vi como empezó a buscar algo histericamente. No pude ver el titulo del libro.

Me dirigía al porche cuando vi a Edward decir a algo invisible.

- Como no entres en mi esta noche no podré hacer el amor con Bella. No me hagas esto. - Bufaba y enseñaba los dientes.

De repente me miró aterrado.

- ¡Edward! - Le grite y emití un gruñido
- Bella, Amor Je je je - Se rió sin ganas - ¿Donde estabas? - Me pregunto sin saber que hacer
- ¡Sabes perfectamente que estaba con Alice!
- Ah... si... Cierto - Me miró muerto de miedo.

Me quite la tensión de encima para poder hablar con normalidad con el.

- Edward... ¿Con quien hablabas? - Le pregunte
- ¿Hablar? ¿Yo? - Me pregunto fingiendo sorpresa - No amor... no he hablabobbaon nadie.
- Se perfectamente que estabas hablanbobbaon alguien.
- Bella... no insistas.
- Edward - Le besé - Por favor. Necesito que me digas con quien hablabas.

Edward se quedo pensativo.

- Bueno Bella, de acuerdo, después de tobobbareo que ya tienes una poca información... - Me dijo sonriendo.
- Bueno si, algo he visto pero no me queda claro nada.
- Veras Bella, llevo 4 días leyendo ''Amor frágil'' - Me dijo
- ¿Y? - Le corté
- ... Pues que ese es el tiempo que Alice lleva viendo la misma sombra que tu le mencionaste al lado mio. - Me dijo sonriendo de nuevo.

Me quede pensando. ¿Que tenia que ver un libro con esa sombre? Lo mire desconcertada.

- Vale... deja que te resuelva tus dudas.
- Si... - Le dije
- Ese libro ademas de ser prácticamente nuestra historia, me ha enseñado a separar mi lado pasional de mi cuerpo para así aguantar mas tiempo sin la necesidad de tu cuerpo. ¿Entiendes?
- Si si, pero, yo prefiero que desees mi cuerpo a todas horas - Le dije con una pizca de excitación en el cuerpo.

- Jajaj Bella - Se rió - La sombra que vistes en el bosque era mi sombra pasional - Se rió.
- ¿Por eso me saludo y me mando un beso?
- Exacto - Me dijo.
- ¿Y bien? ¿Porque le obligabas a entrar a tu cuerpo?
- Si esta sombre no entra a mi cuerpo, Bella - Me dijo seriamente - no podremos hacer el amor.

Me quede pensando.

- Resulta que a la sombra le gusta verte por los bosques. Disfruta mas buscándote que teniendo tu cuerpo. - Me dijo serio
- ¿Entonces la sombra puede pensar?
- En el libro se asegura que no, pero esta parece que si... Tiene la capacidad de pensar y de decidir. También puede volverse en contra de su cuerpo, es decir, en contra mía - Me dijo Edward con preocupación.
- ...
- ¿Entiendes porque necesito que entre a mi?
- Si... lo entiendo... Pero aun así no es tan problemático.
- Mi amor por ti sigue siendo tan fuerte como antes Bella. Pero esta sombra puede ser capaz de desgastar dicho amor y matarme poco a poco. - Me dijo triste.
- ¡No! ¡No puede ser!
- Lo peor de todo... Es que no hay forma de controlarla... Ella debe decidir cuando entrar en mi, en ese momento yo no la dejare salir mas.
- ¡Entonces esta sombra es peor de lo que yo pensaba! También puede poseerme a mi Edward, Esta mañana en el bosque quise encontrar esa sombre. Deseaba esa silueta perfecta.
- ¡Noooo! - Rugió - ¡No voy a dejar que una maldita sombra te quite de mi vida! ¡Tengo que investigar la manera de conseguir que entre a mi cuerpo!

Nos miramos mutuamente.

- ¿Y... Y si yo saco la mía?
- No serviría de nada. El quiere tu cuerpo, aunque le guste mas buscarte sin descanso, no tu sentimiento pasional. - Me dijo
- Pues vaya.

Nos quedamos mirando al cielo.

- Tranquila amor, esto no es problema. Ahora mismo me pondré a investigar y seguramente mañana tenga la sombre metida otra vez en mi. - Me dijo para calmarme
- Si seguro... - Dije poco convencida.

Me fui a sentar en la hierva y allí pasaron las horas mientras Edward se movía de un lado para otro dentro de la casa tirando libros al suelo, tecleando en el ordenador... Utilizando todo tipo de medios para encontrar información sobre sombras pasionales. Dicho así, ese nombre era ridículo ''sombras pasionales'' ¿quien iba a pensar que eso existía? Pero ahí estaba y deseaba mi cuerpo.

Las horas pasaron volando y Jacob llego de entre los bosques en forma de lobo con Renesmee en el lomo.

- ¡Mami! - Me gritó Renesmee
- Hola Rene - Le dije sonriendo.
- Bella - Saludo Jacob.

Jacob bajó a Rene de su lomo y la dejo en el suelo. Se convirtió en humano. Ya no me molestaba ver su cuerpo desnudo. Sin embargo a Rene le llamaba mucho la atención el brillo de su piel y el color cobrizo que tenía.

Jacob se sonrojó

- Nessie - Dijo - no me mires anda que me da vergüenza

Nessie se acercó a el y le toco el pecho. Jacob la miro con una sonrisa en la cara.

- Nessie, Nessie, Nessie - Le dijo
- :3
- Renesmee ven aquí cariño, deja que Jacob se vista. - Le llamé

Jacob se vistió rápidamente y se acerco a mi y a Rene. Agarro la preciosa cara de Rene y la beso en la frente.

- Bueno Nessie - Empezó a decir Jacob - me voy a ir.
- Jacob... - Le dijo Renesmee - ¿A donde?
- A casa, pequeña

Rene sonrió. A Rene le encantaba escuchar la voz de Jacob. Y a mi a decir verdad me gustaba que Jacob quisiese verdaderamente a Renesmee.

- Bueno Jacob, a ver si algún día de estos te quedas mas tiempo en la casa - Le dije sonriente.
- Algún día Bella. - Me sonrió con aquella sonrisa que tanto me gustaba.
- Adiós Jacob - Dijimos al unisono Renesmee y yo.
- Jajaj Adiós- dijo.

Se fue andando mas ligero que de costumbre. Me pregunte por que.

- Jacob es muy bueno conmigo - Me dijo Rene sacándome de mis pensamientos.
- Lo se hija. ¿Quieres ir a ver la televisión?
- Vale mami.

Rene salio corriendo hacia el salón y yo fui detrás de ella miranbobbaomo corría. De repente escuche un grito.

- ¡Papi! - Era Renesmee
- ¿Que pasa Ren...? ¡¡¡Ahhh!!!

Edward estaba tirado en el suelo, de torso desnudo. Algo oscuro cubría su pecho y me sonrío.

- Rene sube arriba rápido- Le dije a mi hija.

Rene salió corriendo hacia su habitación.

- ¡Edward, Edward!
- He conseguido meter la sombra... Lo... Lo he conseguido - Respiró fuertemente.
- ¡Edward! ¿¡Que te pasa!? - Le pregunte horrorizada
- Necesito tu ayuda... - Me dijo con gran esfuerzo.
- ¿Que debo hacer?
- Besa a la sombra Bella, deja que te toque.
- Edward... Yo...
- ¡Hazlo!

Cogí la cara de la sombra. Era muy fría, mas fría de lo que yo recordaba la piel de Edward. La besé y sentí como la pasión de Edward recorría todo mi cuerpo. Dentro de mi se encendió un fuego imposible de apagar. Note las frías manos de aquella sombra desplazándose por mi cintura. Asta que poco a poco fue entrando en el cuerpo de mi marido.

- Lo... Lo... Lo has hecho muy bien Bella - Respiró
- Edward...

En ese momento Edward se desmayó. Seguía respirando pero estaba inconsciente. Cogí su mano y la puse sobre mis labios.

- Edward... Te pondrás bien... Te pondrás bien... - Dije con una sensación de llanto.

Subí a Edward a nuestra habitación, lo dejé en la cama y me tumbe a su lado. Lo abracé y allí nos quedamos los dos. Edward inconsciente y yo con los ojos cerrados pensando en lo que había pasado.

A los poco minutos note las manos de Edward moverse. Me agarró de la cintura y me susurró ''Gracias''.

-Edward... - Le dije- Vamos levanta. Vamos a pasear por el bosque.
- Si... Me siento suficientemente fuerte para ello. - Me respondió con una débil sonrisa en su rostro.

Anduvimos por el bosque mirando los arboles y los animales. A la tarde el bosque tenía un color precioso y un aroma muchísimo mas dulce de lo habitual.

- ¿Cazamos? - Me dijo Edward mucho mas animado que antes.
- Jajaj no aún no, me gustaría hablar contigo.

Me miro atentamente.

- ¿Como se supone que conseguiste que la sombra entrase a tu cuerpo? - Le pregunté
- Bueno, Bella - Me dijo - Solo tuve que hablar con ella. Le prometí que si entraba sentiría lo mismo que estando fuera y ademas tendría un cuerpo en el que estar. En un principio, pareció convencida pero cuando estaba a medio cuerpo de entrar se paró y me miro con la peor sonrisa que haya podido ver en la vida. En poco tiempo me caí al suelo y sentí como la muerte llegaba poco a poco a mi. Nunca había sentido nada igual. En ese momento llegaste tu - Me dijo mirándome agradecido - y hiciste lo que ella quería que hicieses. Besarte y dejar que te tocase. - Me dijo con algo de celos en la voz.
- Oh... entiendo... menos mal que todo salió bien - Le sonreí inocente.
- Si, gracias a ti.
- Bueno Edward. Vamos a cazar. - Le dije mirando fijamente a un Oso polar que andaba por ahí suelto.

Me quede pensativa. ¿Como podían haber ardillas y Ciervos en Alaska? ¿No habría sido simplemente un paisaje imaginabobbauando vi la sombra saludándome? Lo deje correr.

- Vamos Bella. Tu por la derecha y yo por la izquierda. - Me grito Edward.
- Espérame- Le dije contenta.

Estaba tan feliz porque este día no acabo en desastre que no podía contener mi sonrisa. Edward volvía a tener su sentimiento pasional en sus adentros y yo sentía unas gabobbarrefrenables de besarle. Pero tiempo al tiempo.

La Mentira

Dos pares de puertas de coches se escucharon en el garaje, el resto de mi familia había vuelto de su movido viaje de París. Alice, Edward y yo bajamos los mas rápido que pudimos para recibirlos. Jasper comenzó a bajar las maletas menos pesadas, Rosalie bajo las bolsas de Souvenires y Emmet cogió las maletas mas pesadas. Emmet era el mas esbelto de la familia. Era alto y moreno y impondría respeto a cualquier persona. Jasper sin embargo era mas delgado y pequeño. Rosalie me miró sonriente y se dio la vuelta para entrar a casa por la puerta del garaje.

- ¿Donde están Esme y Carlisle? - Le pregunté a Jasper.
- Ahora vienen.
- ¡Jasper! - Alice se le tiro encima y Jasper la beso y cogió su mano.
- Te he echado de menos, ¿lo sabias?
- Uy... no lo sabia - Se rió tontamente.

Los dos siguieron a Emmet y Rosalie por la puerta del garaje hacia la casa.

- Jajaj tendremos que esperar a estar todos en casa para saludarnos - Me dijo Edward.
- Si... vamos. Espero que no hagan mucho ruido, Renesmee esta dormida. - Dije - se va a poner tan contenta al ver a la familia entera otra vez junta...

Edward me cogió en brazos y me llevo en volandas hacia la casa. Al entrar me bajó y me cogió la mano. Los dos fuimos caminando hacia el salón ya que allí estaban todos.

- ¡Jasper! Bienvenido de nuevo - Dijo Edward agarrando la mano de Jasper y al mismo tiempo abrazándole por atrás dándole unas palmaditas en las espalda.
- ¡Hermano! - Se rió Jasper.
- ¡Hermano! - Saludo Emmet con una sonrisa de superioridad en la boca.
- ¡Jaja Emmet ya veras que rápibobbaonsigo tumbarte. - Dijo Edward retándolo.
- Sea cuando sea acepto el reto.
- Rosalie - Edward la miró seriamente y le dio dos besos.

Rosalie no contesto.

- ¿Que tal tu mujercita? - dijo Emmet muy risueño.
- Bien Emmet, estoy bien - Le dije.
- Yo que pensaba que estarías tan agotada que no podrías venir a recibirnos... - Me dijo mirándome muy picaron.
- ¡Emmet! - Le golpee en el hombro derecho.
- Jajaja - Se rió

El resto de los hermanos Cullen estaban poniendo las ropas en su sitio y ordenando un poco todo lo que trajeron de Paris. Solo los veía bajar y subir las escaleras de vez en cuando. Sin embargo Emmet se dedico a encender la televisión.

Otras dos puertas de coche se escucharon en el garaje y en pocos segundos Esme y Carlisle estaban en el salón con nosotros. Esme dejo las maletas en el suelo y vino a abrazarnos a los dos. Edward y yo sonreímos y Carlisle nos guiño un ojo. Era increíble cuanto podía trasmitir con un simple gesto. Carlisle se acerco a Emmet y le dio un golpecito en su cabeza cubierta por un pelo negro un poco mas largo que de costumbre.

- Venga Emmet, deja la televisión y ordena tus cosas - Le dijo Carlisle.
- Dios Carlisle. Siempre estas igual. - dijo Emmet con cara de pocos amigos

Salio del salón con la maleta en la mano y nos sonrió a Edward y a mí.

- Este Emmet no cambia - Nos dijo Carlisle por lo bajo.
- Edward, Bella... - Nos miro extrañado - ¿Donde esta Renesmee?
- Durmiendo - Le contestó Edward.

Mi cabeza en esos momentos estaba pensando en otras cosas como para contestar la pregunta de Carlisle. Miré a Carlisle y vi seguridad en su mirada, entonces me decidí.

- Carlisle - Le llamé - ¿Que tal con ese aquelarre de París? ¿Conseguisteis vuestro propósito?
- Si Bella - Me dijo poco convencido. - Tranquila

No iba a darle mas vueltas al tema así que me conforme con su respuesta. Una respuesta poco convincente.

Al poco rato me decidí a subir a nuestra habitación para tumbarme en la cama y quedarme pensando toda la noche. Edward me vio marchar pero no dijo nada. Mientras subía las escaleras escuchaba a Carlisle hablanbobbaon Edward muy seriamente. Eché la vista atrás y vi a Edward caminando de un lado para otro, moviéndose sensualmente ante el imponente fuego de la chimenea. No entendí nada de lo que pude escuchar porque tampoco le estaba dando tanta importancia como yo pensaba que iba a tener.

- ¡Bella! ¿Un pulsito? - Me grito Emmet desde el otro lado del pasillo.
- Emmet cállate bobo, vas a despertar a la niña. - Le dije en un susurro inaudible para el oído humano.
- ¡Es verdad mi sobrinita! - volvió a gritar - Ops... - se tapo la boca.
- Mañana echamos el pulso, ahora quiero tumbarme y pensar.

Me fui directa a la cama sin querer escuchar las miles de tonterías que todavía seguía diciendo mi querido hermano. Una vez tumbada mi cabeza comenzó a dar vueltas por un mundo de pensamiento. Inmenso pensamientos. Por mi cabeza pasaban: Jacob, Renesmee, Edward, La sombra que hace unas horas casi se lleva a mi marido... Mi padre...

Una cara angelical detuvo mis pensamiento. Era Esme me estaba miranbobbaon su preciosa sonrisa.

- Si no fueses inmortal, pensaría que estabas dormida - Me dijo.
- Hola Esme.
- ¿Que tal? - Me pregunto animada
- Bien bien

Ante todo no quería contarle a Esme el altercado que tuvimos Edward y yo esta tarde. Gracias a dios Alice no estaba y no pudo verlo porque ahora tenia problemas para verme a mi. Así que no podía contarle nada a nadie. Una sombra saliendo de un cuerpo... matando a su propio cuerpo... Ni en las peores películas de terror existía eso.

Esme me toco la cara.

- ¿Que te preocupa? - Me pregunto inquieta.
- Nada Esme tranquila, no te preocupes - Le sonreí fingiendo.

Esme me miró totalmente segura de que no le estaba diciendo la verdad. Todos sabían que yo no era la mejor persona para mentir. Pero intentarlo lo intentaba.

- De acuerdo Bella - Me dijo acariciándome el pelo. - Te dejo querida, piensa que lo que tengas que pensar.

Se levantó y salio a paso ligero por la puerta. Su forma de andar se parecía a las típicas brisas de otoño y eso me hacia sentir bien. Me levanté de la cama y me acerque a la cadena que teníamos Edward y yo en nuestro cuarto. Era muy grande y tenia unos buenos altavoces. La encendí y puse mi nana, la nana que me había regalado Edward en un CD hacia dos años, antes de que pasase lo peor de mi vida. Antes de que Edward me abandonase.

La noche pasó rápidamente mientras escuchaba mi nana. Echaba de menos dormir. Echaba de menos la calidez de la cama, pero a la vez mi vida de vampiro no podría ser mejor. Mi vida con Edward.

Vi los primeros rayos de sol del día.

- ¡Vamos Bella, levanta de la cama mujer! ¡ Deberías empezar a hacer cosas mas provechosas durante tus largas noches! ¡Al final te se va a quedar cara de partitura con tanta música y tanta tontería! - Emmet gritaba como un loco.
- ¡Emmet por dios cierra la boca. ¡Vas a despertar a la niña! - Grite sin control
- La niña duerme como una marmota... A esa no la despierta ni un tren a todo gas. - Me dijo sonriente - Mira ven y lo veras.

Allí esta Rene, tumbada durmienbobbaómodamente. Seguí su pequeño cuerpo con la mirada asta llegar a sus pies. De repente vi la cara de Jacob en frente mía.

- Jacob... Buenos días. ¿Tu no deberías estar durmiendo? - Le pregunté aún alterada por verlo aparecer tan de repente.
- Jajaj Bella, parece mentira que a estas alturas me preguntes eso. Sabes que yo, aunque me caiga por las esquinas de sueño, aguanto horas sin dormir. - Me dijo con aire burlón
- Bueno...

Me acerque a Rene y la besé, como Emmet dijo Renesmee no se despertaba. Dormía profundamente.

- ¡Bella! El pulso que me prometiste. - Me pidió ansioso.

Jacob nos miró con cara de desconcierto. ¿Otro pulso? Podía entender en su mirada.

- Dios Emmet... - Le dije.

Bajamos al jardín y nos sentamos en una mesita redonda de piedra que había en el centro del porche. Jacob se quedó arriba admirando la carita de Rene. Emmet me miró desafiante y yo lo mire con insignificancia, los pulsos con Emmet sabía que los tenía ganados. Le di la mano, el me dio la suya y después de media hora de lucha Emmet consiguió tumbar mi brazo. Me quede boquiabierta.

- Entrenamiento - Me sonrió.
- Maldita sea.
- Jajaj - Hecho hacia atrás la silla y se calló. Un estruendo invadió la casa.
- Jjajaja - Me reí compulsivamente - Quien ríe ultimo ríe mejor.

Me levante y le tendí mi mano para levantarlo, me miro a los ojos avergonzado y no acepto mi mano. Lo ignore y entre a casa dejándolo tirado en el suelo.

- ¡Merda! - Le escuche decir a lo lejos y reí.

Carlisle y Edward estaban en la cocina preparanbobbaomida para Rene. Algo de carne con un baso de sangre de Oso Polar. Todo olía tan bien que un ardor comenzó a subir por mi garganta. Tenia que ir a cazar. Lo necesitaba.

- Tranquila Bella, no bobbapes la garganta de ese modo. Hoy no vas a tener que esforzarte cazando. Mira lo que tengo para ti. - Me tranquilizo Edward.

Entre sus manos había un enorme baso lleno de sangre de Oso Polar. Lo cogí rápidamente sin apenas percibir el movimiento de mis manos y comencé a beber compulsivamente. Carlisle y Edward no se extrañaron. Ellos dos seguían preparando el ''Desayuno'' para Renesmee. Carlisle abrió la nevera y saco zanahorias y tomates que enseguida trituro para hacer una rica salsa. Edward movía la carne en la sarten para evitar que se quemase, nadie hablaba en ese momento asta que acabaron de cocinar y pusieron la comida en platos diferentes para llevar a la mesa.

Esta vez no fui a despedir a mi querida Rene. Me quedé en la cocina observando la parte trasera de la casa. Todo estaba blanco. Una gran capa de nieve cubría asta el ultimo hueco de las afueras de la casa, Alaska era tan hermoso... Osos Polares pasaban de vez en cuando y miraban al interior de la casa. Muchas veces sentía que me miraban y me saludaban. ¿A caso no les daban miedo los vampiros?

Allí pasé un largo rato pensando en nada en concreto. Asta que el recuerdo de la cara de Carlisle asegurándome que todo había salido bien con el aquelarre de París se cruzo por mi mente. Sabía que Carlisle me escondía algo, pero en este caso no iba a poder conseguir que me lo dijese. Me embarque en cientos de preguntas para resolver yo sola el tema ¿Porque? ¿Cuando? ¿Como?... Miles de preguntas se asomaban por todos los lugares de mi mente. Decidí ir al salón un poco confusa por haberme hecho tantas preguntas sin respuesta en poco tiempo. De la cocina al salón había poco trayecto, era un pasillo corto con fotografías de Osos Polares colgadas en las paredes. Me quedé mirando una fotografía en la que se veía un vampiro hermosisimo, incluso mas hermoso que un ángel apoyado en un Oso Polar. El Oso Polar me miraba fijamente sin perderme de vista mientras el vampiro tocaba la cabeza del Oso. De pronto la cara del Oso se mostró triste y el vampiro bajo la cabeza hacia su cuello mordiendo fuertemente. No miré esa fotografía ni un minuto mas y salí corriendo hacia el salón. Rene ya se había ido a la escuela, esta vez Jacob la llevo y con ella estaría todo el día. La traería para la hora de la cena. Alli estaba Edward mirando la ''CNN''.

''Los osos polares saludan a los vecinos de Alaska''

Decía un titular.

- Osos polares de distintos tamaños saludan a los vecinos de Alaska. Los vecinos muertos de miedo ya no salen de sus casa. ¿Se trata de una broma pesada? ¿Osos polares saludando? Por el momento nadie puede resolvernos estas preguntas. Mañana mas información en la CNN. - Decía el hombre regordete de la CNN.

Miré a Edward pero el no me miró a mi.

- Edward, cariño - Me acerqué a besarlo.
- Hola Bella.
- ¿Que tal? - Le pregunte preocupada ya que notaba una expresión anormal en su cara.

Un silencio rodeó en salón.

Me acerque para besarle de nuevo pero esta vez no cedió. Su cara no mostraba interés por mis besos, estaba preocupado por algo y no sabía que era.

- ¿Que te pasa Edward? - Le dije preocupada.
- Que te quiero demasiado - Me aseguró sonriendo tímidamente.
- ¿Y eso es malo?
- Depende de como lo mires. - Me contesto midienbobbaada palabra que decía.
- ¿Y como quieres que lo mire?
- Como a ti te guste.

Se dio la vuelta y cambio de canal. Pero nada le llamaba la atención. Me levante del sofá y me dispuse a salir por la puerta hacia el jardín.

- ¡Pssshhh! - Escuche detrás mio.
- Hola Carlisle.
- Bella ven aquí- Me llamo apresurado.
- ¿Que...?
- Bella, Edward te ama mas que el primer día, que no te importe su comportamiento de hoy tiene ciertas razones para comportarse así. No son razones que tengan que ver contigo. No te preocupes. no es por ti es por el... Hay alguien que... - Se calló enseguida.
- ¿Alguien que qué?
- Nada.
- Dios. ¡Odio que me escondáis las cosas! - Le dije gritando y pude ver como Edward nos miraba.
- ¡Bella! Es mejor para ti, te lo diremos cuando veamos necesario. Mientras tanto mejor dejarlo correr, Bella espero que lo entiendas.
- Lo que tu digas.

Deje a Carlisle solo y salí de la casa lo mas rápido que pude. Noté como Edward salio también detrás mio. No me detuve a esperarlo. Si quería hablar conmigo tendría que esforzarse en alcanzarme. Aunque a decir verdad, mucho no le costó. En poco tiempo lo tenía a mi lado mirando al suelo.

- Bella... No es por ti por favor. Déjame decirte. - Me suplicó.
- No hay nada que explicar. Como Carlisle dice... tenéis que encontrar el momento para decírmelo.

Me detuve al lado de un arbusto olisqueando un pequeño osezno que estaba aterrorizado. Lo mire fijamente y lo acaricié. Me sonrió y se fue.

- Bella. ¿Como puedo demostrarte lo que te amo? - Me preguntó sin saber que ni como hacerlo.
- Besame.
- ¿Solo eso? pensé que te ibas a poner mas difícil.
- Solo eso.

Me beso. Pero aquella vez no sentí la pasión que acostumbraba a sentir con sus besos.

- No es lo mismo - Dije muy bajo.
- ¿El que no es lo mismo? - Me preguntó confuso.
- Nada.

Me sonrió sin entenderme.

- Volvamos a casa. Las horas han pasado tan rápido que ni me he dabobbauenta. Renesmee ya esta casi al llegar - Le dije.
- Si, amor.

Volvimos rápidamente a casa y colocamos la mesa para la cena de Renesmee. Esta vez solo le íbamos a dar sangre para que durmiese mejor. Edward no hablo durante toda la cena de la niña y yo no intenté entablar una conversación con el para evitar problemas.

Subí a Rene a su cama, le tararee mi nana y la dejé durmiendo. Aquella noche no fui a hacerle compañía a Edward, sino que me quede en la habitación de Renesmee observándola. Podía escuchar los latidos del corazón de mi hija. Tambien escuchaba la respiración incontrolada de Edward y si los vampiros llorasen creo que eso sería llanto.

Escuche los pasos de Edward en el salón y poco a poco lo escuche subiendo las escaleras. Se acercó a la habitación de Rene. Puso su mano sobre la puerta pero no entró. Se quedó afuera sin decir una palabra y yo no me moví para abrirle la puerta. Sabía que Edward quería decirme lo que pasaba pero algo o alguien se lo impedía.

- Edward... - susurré

Edward que todavía seguía en la puerta, se sobresalto.

- ¿Dime Bella?
- No te sientas presionado a decirme nada, amor. - Le tranquilice.
- Bella...
- Shhh... Amor... yo siempre te querré y lo sabes.

Se dio la vuelta y se fue a nuestra habitación. Mientras tanto allí estaba yo sumergida en el precioso rostro de Rene y pensando en tantas cosas como podía.

Increible

- ¡No! - Grité llena de agonía.

Una mujer estaba frente a mis ojos. Era hermosa, mas bonita que una rosa. Su piel era blanca y tenia el pelo corto y preciosamente negro. Negro como el carbón. La imagen de la mujer se veía difusa en algunos momentos, de repente la mujer sostenía de la mano a una niña. Una niña a la que no le veía la cara. Hubo otro parpadeo y apareció la imagen de un chico. Un chico que si reconocía. Un chico que jamas habría pensado ver agarrando la mano de otra. Edward.

- ¡Bella, por dios Bella! - Me gritaba una voz que no podía reconocer.
- ¡Carlisle ven rápido! - Grito otra voz.
- ¿Que pasa aquí? - Pregunto Carlisle confuso. La voz de Carlisle si la reconocía.
- No se que le pasa a Bella, tiene los ojos fuera de órbita y no deja de decir ¡No! ¡No! - Dijo preocupada una de esas voces irreconocibles.
- ¡Aparta! - Gritó Carlisle - Note la mano de Carlisle en mi cara. - ¡Esta poseída! ¡Sabia que esto pasaría! - Grito muy alterado por la situación.

Mientras muchas personas me rodeaban yo no dejaba de temblar en el suelo. Moviendo mis brazos hacia un lado y otro y estirando y encogiendo las piernas. La imagen de la mujer se acercaba a mi mas deprisa.

- ¡No! ¡Dejame! - Chille asustada.

Cuando ya pensaba que estaba muerta la mujer de mis pensamientos miró a un lado y a otro y salió corriendo. Edward se quedó mirándome sin moverse y la niña se dio la vuelta. Pero no era Renesmee. ¿Quien era?.

- Bella vamos arriba. - Me dijo Carlisle.
- Te has pegado un buen golpe - me mintieron todos a mi alrededor.
- Ah... Ni siendo vampiro dejo los golpes.
- Bella...

Edward estaba en la puerta del cuarto sin poder articular mas palabra que esa. Me miraba fijamente con una expresión de culpabilidad en la cara. Enseñó los dientes y comenzó a gruñir sin control. Apretó la mano tan fuerte contra el marco de la puerta que lo rompió.

- Edward - gritó Esme
- ¡Dejame en paz! ¡Esto es culpa mía! ¡Nunca debí haberla...! - No siguió hablanbobbaarlisle lo miró todavía confuso.

- ¿Donde esta mi hija? - pregunté histérica.
- La hemos sacado del cuarto para que no te viese inconsciente. Al escuchar el estruendo de tu caída se despertó. - Me dijo Rosalie que estaba expectante al otro lado de la habitación.
- ¿¡Caida!? ¡Aquí no ha habido ninguna caída! - Chillo mi marido frenético. En estos momentos no lo conocía. Sus ojos había cogido un color mas oscuro del habitual y hablaba con furia en la voz.
- ¡Callate! - Gritó Carlisle - No digas ni una palabra mas, ¡no ahora! - Lo miró enfadado. Era la primera vez que Carlisle miraba de ese modo a Edward.

Yo no entendía nada. Me sentía agobiada por tener a casi toda la familia a mi alrededor. Me sentía triste por el comportamiento de Edward. Y confusa por la ''Visión'' que había tenido hace poco. No había forma de entender nada de lo que estaba pasando.

Edward se dio la vuelta y fue dando golpes por toda la casa y gruñendo asta que llego al jardín. Allí miro al Bosque y salió corriendo. Sería mejor dejarlo tranquilo durante un tiempo.

- Suéltame Carlisle por favor. Estoy bien. - Le dije.
- De acuerdo Bella.

Me levanté con la sensación de que no estaba en la misma casa de siempre. De que algo me escondían todos. Pero por el momento sería mejor reponerse antes de empezar una conversación que podría terminar en catástrofe.

Baje poco a poco por las escaleras de mármol de la casa. Llegue a la zona de abajo, pero algo había cambiado. ¿Habían remodelado la casa? ¿En una noche?. El salón era mas amplio. Ahora lucía un color azul muy leve y unos preciosos montes nevados se plasmaban en ellas. El sofá era verde y estaba contra la ventana norte. Allí en frente estaba la televisión de siempre pero esta vez era negra. Un teléfono de antaño reposaba en la mesita de madera de al lado del sofá. En el suelo una preciosa piel de Oso esperaba tranquila las pisadas de cada uno de nosotros. Por lo demás en salón solo disponía de estantes llenos de libros y al final, en la zona sur, había una mesa para comer muchísimo mas grande que la anterior. Esta nueva mesa era de madera blanca también, con preciosas sillas antiguas a su alrededor. Me quedé admirando las sillas.

- En una noche... -Me repetí.

No aparte la vista de las sillas.

- Son de mi abuela - Me dijo Carlisle.
- Son preciosas - Le respondí sin ganas.

Me di la vuelta y lo deje en el salón observanbobbaomo me marchaba. En ese momento Alice bajaba con cara de funeral por las escaleras. Pasó de largo y se sentó en el sofá verde. Sin decir nada a nadie.

Al ver que todo el mundo estaba muy extraño. Me decidí a bajar al garaje ya que estaría vacío. Llegue al garaje, era mas pequeño que el de Forks, tenía un aspecto muy lúgubre y se notaba que lo usábamos mucho menos. Solo había coches aparcados y las sobras de la comida de Renesmee. Desplacé la vista por todo el garaje y vi algo tras un coche. Una cosa blanca moviéndose. Bufé profundamente.

- No deberías hacerlo - Un oso corpulento salió de entre los coches.

Me negaba a creer que un osó me estaba hablando, así que le enseñe los dientes y me preparé a atacar.

- No lo hagas - Me repitió

En el fondo tenía razón, ¿de que servia matar a un oso en un garaje? Ademas, pondría perdidos los coches.

- ¿Eres tu el que habla? - Le miraba fijamente a los ojos. Tenía los ojos mas grandes que los de un Oso Polar normal, y las pezuñas tenían un dedo más.
-Si - Me contestó.

No aparté la vista de su cuerpo blanco y grande.

- ¿Eres un oso? - Le dije.
- ¿Eres una vampiro? - Me dijó.
- Si lo soy, ¿ algún problema?

Me sonrió.

- Ninguno.
- ¿Eres un Oso? - Le volví a preguntar mas irritada.
- No exactamente. - Me respondió.
- ¿Que eres? - Le dije.
- Ya lo descubrirás. Se perfectamente que tienes buena mano para descubrir las cosas por ti sola. Ademas todavía te faltan varías semanas para comenzar las clases. - Me dijo con los ojos cerrados, como si estuviese viendo algo.

Me quedé mirándolo. Era verdad. Solo unas semanas. ¿Como lo sabía?

- Bueno Bella Swan - Me sonrío enseñándome unos blanco y pequeños dientes - Me voy a ir, el bosque me reclama.
- No... Espera...

Pero ya se había ido. Vi su rabo moviéndose de un lado a otro y cuando quise seguirlo había desaparecido, increiblemente en el momento que un precioso Águila real, que no se veían muy a menudo en Alaska, salió volando.

- Jajaj - me reí por la bajini - Creo que me estoy volviendo loca.

Me senté en una esquina del garaje, al lado del Volvo de Edward. En la rueda estaba plasmabobbaon cortes : ''Bella y Edward por siempre''. Me sumergí en todo lo bonito que había vivido junto a Edward. Cosas que eran muy diferentes a las de este día. Me reí intentanbobbaomprender, pero no entendía nada.

- Bella Swan... Sigue a tu corazón - dijo una preciosa voz. Era como un eco.

Me quedé perpleja, bloqueada, totalmente quieta en la esquina del garaje. En ese momento adquirí la forma de feto que siempre solía utilizar cuando estaba preocupada o asustada. ''Sigue a tu corazón'' escuchaba una y otra vez.

- ¡Ya lo hago! - Chille como ultimo recurso, pero no escuché mas voces que la mía.

Me levante desorientada y fui poco a poco hacía la casa, apoyándome en todos los coches que encontraba por el camino. La mayoría de los coches que habían allí, los había traído Edward en días anteriores, era de Edward. El apasionabobbaoleccionista de vehículos de alta gama.

Entre a la casa y pude escuchar a Carlisle hablanbobbaon los demás miembros de la familia excepto con Edward ya que aún no había vuelto del bosque.

- No podemos decirle nada todavía Rosalie. Es demasiado pronto. - Decía.
- Pero tiene derecho a saberlo, es su marido - Dijo Alice. Esta vez si la voz risueña que le caracterizaba.
- Me da igual Alice. Aun no, por favor. Que nadie se lo diga.

Empezaron a mover las sillas y a levantarse poco a poco.

- Vamos Carlisle - Dijo Emmet - ¿Un pulsito?
- Desde que has ganado a Bella no dejas de pedirmelo Emmet Jajaj
- ¡Es que ganar a Bella fue toda una hazaña! - Dijo lo más serio que podía.
- Emmet. Otro día. - Le dijo Carlisle y salio dando zancadas de la sala donde se habían reunido todos.
- Tengo que encontrar a Edward - Susurraba.

Gracias a dios yo había entrado por la puerta del garaje por lo tanto el no me vería ya que estaba saliendo por la puerta del porche. Me moví sigilosamente, cogí un baso de sangre que había en la nevera y fui al Salón. En el Salón estaba la mayor parte del tiempo, se podría decir que mi vida se desenvolvía en el salón. Encendí la Televisión. Puse la CNN y miré fijamente las ultimas imágenes del titular. Un Águila Real estaba posada en el tejado de una casita pequeña casi en ruinas mientras que los habitantes de esa casita hablaban como locos a la cámara explicanbobbaomo llegó el ave al tejabobbaada uno daba un versión diferente de tan gloriosa llegada. Debajo de las imágenes ponía : ''Las Águilas Reales vuelven a verse en Alaska''.

- Definitivamente la fauna se ha vuelto loca - Dije riendo.
- Estoy contigo - Me dijo Renesmee que estaba al lado mío desde hace rato.
- Rene. No te había visto.
- Lo se mami.
- ¿Que tal tu primer sábado en Alaska? - Le pregunté
- Igual que en Forks mami. Se que has estado ocupada y por eso no has podido prestarme atención. - Me dijo sonriente.
- Si.. Hija... he estado muy ocupada - Le mentí.

Ella no podía saber el estado en el que estuve duranbobbantas horas esa mañana. No podía ni debía saberlo.

- Mi niña - Le susurré y hundí la nariz en su cabello.
- Mami. - Se acomobobbaontra mi cuerpo y me abrazo fuertemente.

Ya no era la niña de cuerpo pequeño de hace unos meses. Ahora era tan grande... Definitivamente cuando pasase este altercabobbaomentaría con Edward cambiarla de colegio para meterla a una clase mas avanzada. Era terriblemente lista, de eso no cabía duda. Y si no podía comentarlo con Edward lo comentaría con Carlisle o con Alice.

Renesmee y yo nos quedamos abrazadas la una a la otra viendo la CNN, bueno, Rene estaba dormida. Cuando a Renesmee le aburría algo enseguida se dormía. Ese fue el caso. No dieron nada importante en la CNN, ninguna información que pudiese desvelarme el por que del comportamiento de Edward. Pasé horas sin moverme del sofá y sin molestar a la niña. Veía pasar a mi familia una y otra vez. A la que más veía era a Alice que llevaba cosas de un lado para otro de la casa. Emmet pasaba de vez en cuando a revolverme el pelo. Esme venía varías veces a besarnos a mi y a Renesmee y por ultimo Rosalie pasaba a hablar conmigo de vez en cuando. No había nada interesante en sus conversaciones así que solo me dedicaba a asentir y a decirle que se callara para no despertar a la niña. Cuando se daba cuenta de que Renesmee estaba dormida se callaba y la besaba. Y por ultimo. Carlisle pasaba para tranquilizarme sobre Edward.

Noté a Rosalie llevarse a Renesmee para darle la comida. Mientras, yo seguía inmóvil fingiendo interés por el extraño programa que estaba emitiendo la televisión. Un sonido atronador me saco de mi estado semiparalizado. El teléfono sonaba frenéticamente, así que lo cogí.

- ¿Si? - Pregunté
- ¿Esta Edward? - Me preguntó una preciosa voz de mujer.
- No, ¿Quien lo busca?
- Piii, Piii - Sonó el teléfono.

La hermosa voz dejó de escucharse, entonces entendí que había colgado. Deje el auricular de mala manera en el sofá y me quedé otra vez inmóvil.

En pocas horas escuché de nuevo los ruidos de la casa. Puertas cerrándose. Agua corriendo. Y al final un sonido que me tranquilizo, el bostezo de Renesmee. ¿Que hora era? Me dispuse a mirar mi reloj de oro y vi que las agujas marcaban las 9:30 PM. Fui en busca de Edward sabiendo aún lo que había pasado esa tarde, pero fingiendo lo contrario. No lo encontré, busqué en todos los rincones de la casa pero no estaba. Cuando ya había perdido la esperanza de encontrarlo se abrió la puerta del porche.

- ¿Bella? - Me llamaba Edward
- ¡Edward! - Salté escaleras abajo y aterrice lentamente abrazándome a el.

Me miraba con algo, que parecían lagrimas, en los ojos. Pero sabía que no eran lagrimas. Los vampiros no lloraban. Lo abracé esperanzada y el me devolvió el abrazo con la misma fuerza. ¿Estaba fingiendo?.

- Bella, cariño - Me dijo triste.
- ¿Que sucede?
- No quiero perderte.
- No lo harás.

Nos quedamos abrazados el uno al otro. Sin formular ni una palabra más. Aquella noche no sucedió lo que yo esperaba. Edward se quedó abajo en el salón leyendo un libro de tantos que había en las estanterías. Y yo me decidí a bagar por los alrededores de la casa sin un rumbo fijo. Mientras como de costumbre me quedaba sumida en mis pensamiento. Dolorosos pero tarde o temprano reales pensamiento.

Medio Día En Soledad

¡Suéltala! - Una voz gritaba desgarradora. - ¡Suéltala!

Yo me encontraba sentada en un banco de metal, pintado de negro y con rosas enroscadas en los barrotes. El negro parecía carbón a la luz del sol y mi piel brillaba con libertad. La hermosa mujer que apareció en mi cabeza la mañana anterior estaba de nuevo en ella. Sonreía con malicia y movía las manos con gran velocidad. Estaba sosteniendo algo entre sus brazos, era un bulto oscuro. Apreté los ojos intentando averiguar más pero no conseguía ver mas que eso, un bulto negro.

- ¡Suéltala! - Escuché de nuevo.

Una figura de cabello rizado y castaño se dirigía dando tumbos hacia la mujer. Ella la miro mientras aquella silueta caía al suelo y volvía a ponerse en pie sucesivamente. Sonrió. Vi como escondía algo detrás del bulto, lentamente sacó una pelota grande pintada de rojo en la zona que daba a su mano.

- ¡No! - Grito desgarradora aquella silueta que aun intentaba ir en contra de la mujer.

En ese instante pude comprobar que lo que sostenía en su mano era una cabeza y lo que estaba tumbado a su lado era el cuerpo. La cabeza no había perdido la expresión de asombro aún. La mujer enseño la otra mano, en sus dedos tenía cuchillas afiladisimas y brillantes. Movía las cuchillas con delicadeza. Llevo las cuchillas hacía su boca y comenzó a bobbarlas lentamente con gesto de placer.

- ¡Maldita! - Grito la silueta tendida en el suelo. El pecho de aquella persona se movía pero ella no realizaba movimiento alguno. - ¿¡¡Que le has hecho!!?.
- ¡Cállate o tu seras la siguiente! - susurré.

Increíblemente la silueta hizo caso a mi advertencia y decidió callarse, pero, no sirvió de mucho. La mujer se levanto y se aproximo hacía la pobre victima. Tiró la ''antigua'' cabeza al suelo y clavo las cuchillas en el pecho de su presa. Me di cuenta también de que no iba en busca de sangre, solo quería las cabezas como trofeo a sus matanzas. También pude ver cuando mi cabeza pudo reflejar mejor la imagen, que aquella preciosa mujer era increíblemente alta y de piel muy oscura. No parecía un vampiro pero sin embargo también brillaba a la luz solar.

- ¡No! - Grité y entonces desee no haberlo hecho.

La mujer me miró y se acerco a mi rápidamente, dio unos golpes al aire pero no consiguió alcanzar a nadie. ¿No me veía? Entonces, ¿Porque me había escuchado? Desorientada aquella mujer decidió dar media vuelta, coger las cabezas situadas cada una a un extremos del horripilante escenario e irse.

Di un respingo para volver a la realidad. Allí estaba yo, sentada, mirando a un pajarillo picotear la hierva en busca de algún tipo de alimento. Tenía que admitir que mis conocimientos sobre la flora y fauna eran fatales, así que no pude reconocer al pájaro. Me miró con sus dos ojitos como lentejas y con ese precioso pico naranja me pió. Salió volando y pude ver como desplegaba una preciosa cola blanca. Ahora todo estaba tranquilo. Ningún sonido perturbo mi soledad. Allí estuve sentada durante unos pocos minutos más asta que decidí ponerme en pie. Camine contenta, no se porque motivo, hacia la casa. Me encogí contra el suelo y salte a la ventana del cuarto de Edward (y mio). Gracias a dios estaba abierta y no la rompí.

Hola Edwa... - Me callé.

La habitación estaba vacía. En el piso de arriba no se oía ningún sonido. En las habitaciones de al lado tampoco. La casa estaba solamente en mi compañía. Mientras iba de camino al baño para darme una ducha recordé una escena extraña que me había sucedido. Una tarde en el garaje de la casa vi un precioso Oso Polar, que extrañamente me habló. Me había dicho que no era exactamente un oso y que tenía tiempo para averiguarlo. Así que después de la ducha iba a buscar información sobre ello en la inmensa enciclopedia ''Internet''.

- Agüita agüita.. Espérame que voy. - dije eufórica.

Me desprendí rápidamente de la ropa dejando mi cuerpo perfecto sin protección alguna. De camino a la ducha me miré en el espejo. Sinceramente mi rostro y mi cuerpo era idóneos para mí y para Edward. Estaba contenta conmigo misma. Entré en la ducha, con la velocidad que tenía en los brazos acabe de darme jabón en pocos segundos. Todo el baño quedó invadido de un olor a manantial que abría las fosas nasales sin problemas. Para el pelo utilice el champú de mi marido y también me jaboné rápido. Aclare todo mi cuerpo un poco mas despacio para disfrutar del placer de una ducha. Salí de la ducha me coloque una toalla al rededor de mi silueta y me fui a la habitación para escoger la ropa que me pondría. Olfatee el aire y encontré rápidamente mis prendas favoritas. Un pantalón baquero desgastado y una camisa morada brillante, de aspecto prácticamente nueva. Esas dos cosas habían sobrevivido a la ''matanza'' de Alice. La conspiración contra la ropa. Reí en silencio. Dejé caer la toalla con delicadeza y me puse mis mudas. Me coloque unos calcetines de rayas moradas y grises para que hiciesen juego con la camisa. Luego me coloqué el pantalón y la camisa rápidamente y fui corriendo a la habitación de Alice.

Su habitación estaba en la otra punta de la casa prácticamente así que tuve que emplear mi velocidad para no tardar mas del tiempo necesario. Busqué en su armario unos zapatos blancos que se había comprado hace dos días y no había estrenado. Recuerdo que me dijo: Si quieres cógelos. Así que eso hice, los cogí y me los puse. Esta vez Alice no podría decir que no había combinado la ropa, porque estaba para fotografía. Realmente no sabía si me vestía así para agradarme a mi o para provocar la excitación de Edward. Pero el caso era que estaba preciosa.

Bajé al piso de abajo con algún altercado que otro. En principio tropecé con los zapatos ya que tenían un tacón descomunal. Luego casi me como, como quien dice, una cuadro de gran valor. El caso es que llegue al piso de abajo de milagro. Me acerqué al salón. Abrí una puerta que estaba al final todo recto y entre a la zona que se podría decir. La zona de Emmet. Aquella zona estaba llena de videoconsolas, juegos violentos y ordenadores. Pocas veces jugaba a ellos pero también pocas veces podíamos pisar el suelo de ''su'' zona.

Encendí un ordenador de alto rendimiento que estaba situado en la parte derecha de la sala y me senté en la silla de masajes que tenía justo en frente. El ordenador se encendió sin problemas. También encendí la silla de masajes. Agarré un guante muy raro que estaba encima de la mesa del ordenador y me lo puse. Sabía que ese guante servia para manejar el ordenador porque en pocas ocasiones se lo había oído mencionar a Emmet. Moví la mano desplazando el cursor. Di un golpe seco en el aire y el cursor presiono el icono de Internet. En aquella pantalla de Internet se veían reflejadas algunas dirección así que desplace mi mano hacía ''www.google.com'' y di de nuevo un golpe seco al aire. Poco a poco se mostraba la pantalla de ''google''. En la zona de abajo de la pantalla del ordenador había un teclado virtual. Susurré cerca del guante ''Historias fantásticas de Osos Polares'' y vi como el cursor se desplazaba rápidamente por cada letra y las iba marcando. Dije ''Búsqueda'' y comenzó a buscar. Salieron muchísimos enlaces pero me decidí por uno que decía ''Nos es lo que parece''. Di clic sobre el con el movimiento seco de siempre y esperé a que me mostrara la información. Un Oso Polar con las fauces abiertas aparecía en primera plana. Después de unos segundos desapareció y se mostró el texto. Leí rápidamente y me detuve en una frase: ''Estas personas son capaces de convertirse en todo lo que deseen o en lo que necesiten''. Seguí leyendo... ''Metamorfosis'' y leí... '' Se convierten a elección'' y otra vez desplace mis ojos sobre el texto... ''Existen de todo tipo'' ''Estos son diferentes'' ''No lo heredan de familia'' ''Su vida esta destinada a ayudar en cualquier forma animal a las personas'' ''O a los INMORTALES''.

Mis ojos se abrieron formando dos redondeles perfectos. ¿Quien había publicado eso? Fuese quien fuese sabía quienes eramos y que existíamos. En Internet había una pagina en la cual nos mencionaban. ¿Cuantas más habrían? Recordé vagamente el día en que me entere de que Edward era un vampiro y me dispuse a entrar a aquella pagina. Susurre la dirección en el guante y esperé. La pagina se abrió y al poco tiempo decía: ''No deberías estar mirando esto'' Y se cerro automáticamente apagando el ordenador.

- Increíble - Dije con la voz cortada.

Por el momento sabía que el Oso Polar que vi no era un Oso realmente sino que era un metamorfo al igual que Jacob pero este escogía el poder de convertirse y podía convertirse en todo animal que quisiera o necesitara para ayudar a humanos y inmortales. La frase ''O a los INMORTALES'' parpadeaba en mi mente una y otra vez.

Un ruido sordo de pasos me sacó de mis pensamientos. Me di cuenta de que el tiempo que había empleado buscando información había sido mayor al que yo creía. Ya era medio día y había estado medio día sola, sin compañía de nadie pero realmente entretenida. Ademas no había tenido que salir a cazar porque teníamos suministro de sangre en casa para todo un aquelarre. Me preocupaba perder la practica en la caza, pero realmente esa comodidad me agradaba. Me di cuenta de que aquellos pasos eran de Carlisle y estaba en el bosque, ahora que estaba solo tenía que hablar con el. Salí disparada de casa, dejando la puerta abierta. Sabía que nadie entraría por que nadie sabia de la existencia de esa casa. Entré entre los espesos árboles y me dirigí en la dirección en la que se encontraba Carlisle.

-Hola - Dije
- Bella. - Me sonrió
- ¿Donde habéis estado todos?
- Hemos llevado a Renesmee al parque de atracciones. Nos habíamos enterado hace poco de que había uno por aquí cerca y decidimos llevarla.
- De acuerbobbaarlisle - Le dije - Tienes que disfrutar de tu nieta.
- Nieta... - Se rió
- Carlisle...
- ¿Si? - Me pregunto mirándome con sus dos preciosos ojos marrones.

Dudé un poco ante su preciosa mirada.

- ¿Donde están los demás?
- Bella, Edward esta un poco ocupabobbaon algunos temas. - Me dijo sin intención de darme mucha información sobre esos temas. Los demás siguen con la niña en el parque de atracciones.

Lo miré ¿Con algunos temas?

- ¿Bella te preocupa algo?
- Edward - dije sin pensar.

Carlisle se acerco hacía un robusto árbol y depositó una mano sobre su tronco.

- ¿No es fabobbaante? - Me preguntó
- El que...
- El bosque
- ¿Porque? - Pregunte asombrada.
- Es increíble cuanto te puede decir el bosque si prestas un poco de atención. ¿No crees? Me miró con seguridad en su rostro.

¿Que quería? ¿Que debía hacer? ¿ Debía poner la mano en un tronco para saber la verdad? Me acerqué a un árbol mas pequeño que estaba a mi izquierda y puse mi mano sobre el. Pero no sucedió nada.

- No son solos los arboles Bella - me dijo - es todo. El suelo, El cielo, La flora, La fauna... El aire... Solo tienes que saber interpretarlo. Sentirlo. Debes unirte con el bosque. Ser uno.

Cerró los ojos y respiro profundamente.

- Mira Bella. Dentro de dos minutos van a pasar dos Osos por aquí. Uno mas pequeño que el otro pero muy similares en tamaño. Sin embargo, diferentes en sentimiento.
- ... - Me quedé en silencio, esperando.

Efectivamente pasaron dos osos como el los había descrito. Pero yo no note el sentimiento de aquellos osos. Me quede boquiabierta.

- ¿Como? - pregunté
- Solo escucha Bella - Me guiño un ojo.
- No creo que pueda.
- Jajaj - Se rió - Tu tienes facilidad para hacerlo Bella. Tu don de protegerte te dota mejor para la comunicación con el medio ambiente. Aun no se las razones pero es así.
- Si tu lo dices.

Me sonrió ampliamente y sin articular mas palabra se fue hacia la casa, pero vi como torcía hacia su derecha. ¿A donde iría? Lo seguí lentamente procurando ser tan sigilosa que incluso el no pudiese escucharme. No respiraba y andaba acariciando el suelo para que no me escuchase.
Al parecer no sabía que lo estaba siguiendo. Siguió recto sin perder de vista el suelo. Parecía que estuviese siguiendo algún rastro. De pronto comenzó a correr y no me quedo otra que hacer lo mismo que el. En poco minutos habíamos recorrido decenas de kilómetros y se paró de repente en el centro de un perfecto redondel de pinos. En la tierra había dibujada una cruz. Se puso encima de la cruz y comenzó a hablar.

- Todo esta bien - Decía.
- Si se entera de algo sabes lo que te espera - Decía una voz preciosa. Igual que la que me llamo por teléfono.
- Por el bien de Bella no se lo voy a decir, no creas que lo estoy haciendo para asegurarme mi existencia. - Dijo Carlisle enfadabobbaarlisle era un hombre bondadoso. Que pensaba en el bien de los demás y en no hacerles daño, y parecía que esta vez a la que no quería hacer daño era a mi. ¿Pero que me escondía toda mi familia? Ni siquiera Edward era capaz de decírmelo. A Carlisle en varías ocasiones lo vi con ganas de contarme la verdad pero por algún motivo no lo hacía o no lo podía hacer. Mientras yo estaba allí retorciéndome de rabia porque nadie me decía ni un mínimo dato.

- ¡Tonterías! - soltó la voz.
- No todo se vasa en uno mismo - Dijo Carlisle casi saliendole humo por las orejas. - Claro que tu no sabes lo que es la familia.
- ¡Calla Maldito!
- No me impones ni respeto ni miedo, gritame lo que tu quieras. - Dijo Carlisle con insignificancia.
- Pensaba que eras mas inteligente Carlisle - Se escuchó una risita de fondo.
- Pues al parecer no lo soy. Al menos desde tu punto de vista.

Carlisle saltó a un árbol y trepó por el alejándose del lugar poco a poco.

- Eres muy terca Bella, No deberías seguir a Carlisle. - Dijo la voz y desapareció.

Estos días me habían pasabobbaosas extrañas y creo que esta era una para recordar toda la vida.

Volví rápidamente a la casa pero allí no estaba Carlisle. Otra vez la casa se había quedado sola. Carlisle tenía un trabajo de medico en Alaska así que seguramente se habría ido al hospital de las afueras. Yo me acomodé en la esquina de debajo de las escaleras. Rápidamente pensé en ir a por un libro al salón así que me levante de nuevo y fui camino a por algún libro. Cuando me encontré frente a la estantería agarre un libro de pasta gorda. En la portada decía. ''¿El amor dura siempre?''. La pregunta me hizo gracia. Dije en mis adentros pues claro. Solo nos tenían que ver a Edward y a mi. Eramos la viva imagen del amor verdadero.

Me fui a la esquina de las escaleras y me acomode en ella. Comencé a leer lentamente. Y así las horas pasaron volanbobbaomo normalmente se me pasaba el tiempo.

Era tarde y toda mi familia llegó a casa. Rene ya estaba dormida de modo que no pude darle las buenas noches pero si le di un beso antes de que Emmet la subiera a su habitación. Alice y Jasper llegaron agarrados de la mano y cantando una canción infantil. Rosalie llegaba por atrás con cara de pocos amigos y por ultimo Esme entraba mirando seria a Rosalie, ¿Que abría pasado?. Y Edward apareció mas tarde por la puerta. El no había ido al parque de atracciones pero llego mas o menos a la misma hora que ellos. Su cara no indicaba ni disgusto ni alegría. Simplemente estaba frió.

Me levanté y deje el libro cerrado en la esquina. Mañana seguiría leyendo. Rodee el cuerpo perfecto de Edward con mis brazos y apreté el mio contra el suyo. Le besé con fuerza en los labios y el me lo devolvió con un fuego que se apreciaba fingido. Le agarré de la mano y le sonreí el me devolbobba sonrisa. Era como si solo se dedicase a complacerme.

- Edward te espero arriba - Le miré preocupada.
- No es necesario. Subo contigo.

Me cogió en brazos y me subió rápidamente escaleras arriba. Fue corriendo a la habitación y me dejo lentamente en la cama. Me miró a los ojos sin brillo en los suyos y se tumbo encima mio apoyándose con los brazos en el colchón. Notaba su cálido aliento. Sus labios presionaron los míos como de costumbre. Y yo le devolví el beso con la pasión que el no tenia esta vez. Sus besos bajaron asta mi cuello. Me abrió la camisa y me beso el ombligo. Simplemente, nos dejamos llevar por la noche.

No duró tanto como los demás días y la habitación no acabó tan mal. Edward me miró a la cara y desvío la vista. Su cara estaba como hace tan solo 2 horas. Apagada.

- Se que no ha sido lo que esperabas Bella. - Me dijo

No respondí. El tenía razón. No había sido lo que esperaba.

- No te preocupes Bella.

¿Que no me preocupe? Pensé. ¿Donde estaba mi Edward? ¿Que le había pasado? ¿Acaso como el libro decía el amor no era eterno? ¿A caso mi matrimonio había ido a pique?.

Sentí los labios de Edward en mi mano pero eso no hizo que me tranquilizase. Edward siguió besándome asta llegar al cuello otra vez.

- ¡Te quiero! - Jadeó.

El me quería... Pero, entonces ¿Que pasaba? ¿Porque sus besos ya no eran lo mismo. El tema de la patética sombra de la pasión ya estaba resuelto, así que eso no podía ser. ¿Cuanto tiempo más iba a tener que estar preguntándome cosas sin respuesta?

Un Misterio En El Bosque

Fui hacia la habitación de Renesmee sin echar la vista atrás. Quería dejar huir la idea de que Edward quizás no me amaba mas. Abrí despacio la puerta del cuarto de Renesmee y me encontré tirado en el suelo un elefante de peluche. Era totalmente descomunal. Medía un poco mas que ella y Renesmee ya había alcanzado el metro de altura con tan solo 2 años. Por ello mañana no iba a llevarla a clases. Estaba cansada de las miradas que le echaban las maestras, lo cierto es, que no lo comenté con Edward pero suponía que estaría de acuerbobbaonmigo. Salté por encima del peluche y me aproxime a su cama. La cama blanca con barrotes rojos que tanto le gustaba. Al otro lado estaba la ventana abierta de par en par. Me dirigí a cerrarla para que no se constipase.

Alguien entró por la ventana en ese momento.

Emmet llevaba un pantalón roto y iba sin camiseta. Su cuerpo era perfecto. Sus brazos eran fuertes y blanco igual que todo su pecho. Era incluso mas fuerte que Edward.

- Emmet ¿Que haces aquí? - le pregunté todavía asombrada por su entrada a la habitación.
- ¿A caso no puedo estar con mi sobrinita mientras duerme?
- Bueno si... Pero pensé que tu y Rosalie... Ya sabes - Le dije con timidez.

Su cara se torno roja.

- Bella - Me dijo mirándose las manos.
- A si... esto...
- Calla anda... - Me aconsejó.
- Bueno.
- Rosalie se ha enfadabobbaonmigo por tirarla al agua en el parque de atracciones. - Me dijo riendo.
-Y eso te hace gracia?
- No pero es que cada vez que me acuerdo me parto. - Soltó una carcajada.
- No subas tanto la voz Emmet.
- Jajaj si tu hija no se despierta ni con una estampida de elefantes.
- Bueno... sera mejor ser precavidos.

Me di cuenta entonces que Emmet tenía mayor facilidad para contar los secretos de las personas, simplemente porque se dejaba llevar.

- ¿Que tal en París? - Le pregunté pensando ya mi próxima pregunta.

Me miro extrañado.

- Bien - me dijo.

- ¿Algo interesante? - Nada.

Notaba en la expresión de su cara que tenía ganas de contarme muchas cosas. Pero entre esas cosas había algo que no debía contarme.

- Vamos Emmet, sabes que tus secretos están a salvo conmigo.
- Bueno... - Me dijo casi convencido.
- ¿Si? - le dije emocionada.

Emmet comenzó a poner caras de dolor.

- Na.. Nada - tartamudeó.

Era imposible averiguar nada. Nadie podía decírmelo. Cada día me frustraba mas esa situación y me hacia sentir como la oveja negra de la familia. Pero como que me llamaba Bella Swan que iba a conseguir las respuestas a mis preguntas.

- Bueno Emmet - Le dije al tiempo que besaba a Renesmee
- ¿Ah? - Tenía un peluche pequeño entre las manos y estaba juganbobbaon el.
- Te dejo con Rene - le sonreí dulcemente.
- Si
- Bueno... Asta luego.

Cuando me dirigía a salir por la puerta de la habitación tropecé con el elefante que estaba tirado en el suelo de mala manera y me di con la nariz en la barra del pasillo. Pero yo no sentía dolor, lo que si creo que sentía mucho dolor era la madera de la barra. Que por cierto, era una madera de pino preciosa. La habían preparado tan bien que se podía confundir con cualquier otra madera mas cara.

Miré a Emmet que se estaba rompiendo las costillas envuelto en risas.

Levante mi mano en forma de puño y me fui. Se iba a enterar Emmet. Miré desafiante hacia atrás.

- Tiene que haber alguna forma de descubrir la verdad. Se que la hay. - Pensaba en voz alta sin darme cuenta.

Pasé por delante de todas las puertas de la casa y cada uno de los Cullen que me encontraba me miraba extrañado.

- Bella... ¿Que..? - Me dijo Carlisle cuando pasé por el salón.
- ¡Bella! - Se asombro Esme al pasar por la cocina.

Alice no se asombró no supe por que, ya me diría la razón.

- ¿¡Bella que haces pensando en voz alta!? - Gritó Rosalie.
- Por dios Bella, estas peor de lo que pensaba - Se mofó Jasper.

Edward me miró y al comprender mi angustia me sonrió con la sonrisa torcida que hacia días no me regalaba.

Cuanto me di cuenta tenia a toda la familia rodeándome. Bueno, a toda excepto a Emmet que estaba con Renesmee. Yo estaba en el centro del circulo mirando a Edward que no se asombró. Edward estaba sentado en un sillón precioso. Muy suave al tacto. Tenía el mismo libro de siempre entre las manos. Su cara mostraba interés por el libro pero nada mas.

- ¿Que pasa? - Pregunté con furia en las venas.
- ¿A ti que te parece? - Me dijo Rosalie.
- ¿Como? - Dije de nuevo.
- Bella- Carlisle me pasó un brazo por los hombros - Has pasado por delante de todas las puertas en las que había alguien diciendo algo sobre una verdad.

Me quedé atónita.
- ¿Una verdad? - Pregunté - Ah... si...
- Dinos Bella, ¿Que verdad quieres saber? - me preguntó Alice con voz de ángel.
- Pues... - dije
- ¿Si? - Preguntaron todos excepto Carlisle y Edward que seguía leyendo.

No se si era el mejor momento para preguntarlo. Pero lo iba a hacer.

- ¿Que me estáis escondiendo? Desde que fuisteis a París y conocisteis a ese aquelarre coleccionista de cabezas humanas estáis muy extraños.

Los ojos de Jasper se encendieron.

- ¡Sabía que era eso! - Exclamo.
- Bella - comenzó Carlisle. Parecía que ya me lo iban a decir.
- Es difícil de explicar - Me sonrió Rosalie.
- Asi es Bella - dijo Carlisle de nuevo - Cuando fuimos a París y conocimos aquel aquelarre que tu dices también conocimos una verdad que ninguno de nosotros excepto Edward sabía. Creo que Edward debería contártelo. Yo se que no debería comprometerlo en esto pero como se que el quiere tu felicidad debería ser él el que te lo diga.

Giré de nuevo la cabeza hacia Edward.

- Bella... - Me dijo cerrando el libro - Tu siempre tan caprichosa - Me sonrió.
- Si ya lo sabes.
- Creo que estoy preparado para contarte todo sin que nada me afecte.
- Te escucho amor.
- Hace 70 años cuando era un Vampiro solitario me fui a París para conocer mundo. Allí conocí a este aquelarre tan desagradable y también conocí a una chica. El ''Padre'' de aquella muchacha después de hacerme un interrogatorio me obligo a hacer algo al cabo de unos años. Exactamente 70 años. En un principio yo me negaba pero cuando utilizo su poder único sobre mi, me manipuló, me hizo prometer que...
-¿Que? - Le dije ansiosa.
- Que... ¡Ahhh! - El cuerpo de Edward calló hacia el sillón con un golpe seco. Se tapó los ojos y gritó. Prácticamente aullaba.
- ¡Edward no me lo digas, me da igual! ¡¡Edward!! - Le gritaba desesperada. Nadie se asombro de lo que pasó.
- No... - Jadeó - Bella... Tengo que decírtelo.
- Ed...
- Bella - Me cortó - El me hizo prometer que contraería matrimonio con esa muchacha. - Lo dijo muy rápido, pero al finalizar la frase su dolor desapareció.
- No.. No... No puede ser... No... - no me lo podía creer. Mi Edward, casabobbaon otra ¡Imposible!

Se puso en pie. Y se acerco a mi yo no lo rechace.

- Yo no pensé que esto realmente pasaría pero veo que si... pasó... - Me dijo avergonzado.
- No Edward, tu no tienes la culpa. - Le tranquilice.
- Claro que si Bella... Deje que me manipulase.
- Pero tu no podías hacer nada Edward. Es un don y contra los dones nadie puede.
- Tu - sonrió - A ti ese tipo de dones no te afectan.
- Bueno... a parte de mi. ¿Hay alguna manera de eliminar esa promesa?
- Si... Una un poco drástica. ¿Cual te digo primero? - Jugueteo con mi pelo.
- La drástica por favor - Le acaricie el brazo. El resto de mi familia empezaba a irse ya que todo había pasado.
- Bueno, la drástica es matándome.
- ¡¡Eso no!! Descartala.
- Bueno - Me abrazó - Es una posibilidad que esta presente. Pero preferiría no acudir a ella.
- ¿La otra? - Hay un modo de anular la promesa. Pero se debe hacer un esfuerzo descomunal. Alguien debe conseguir el poder de mi mente, manipularme y hacerme prometer algo en contra de la antigua promesa. Es difícil de lograr ya que el único con ese don es el padre de la muchacha con la que tengo que casarme. Pero, existe una manera que no se cual es, de manipular la mente de alguien sin disponer del don.
- Entiendo - Le dije.
- Me alegro. Pensé que ibas a saltar como una histérica.
- Se rió.
- ¿Cuando es la boda? - Pregunte sin una pizca de simpatía en la voz.
- Jajaja. Por favor Bella. No me hagas pensar en eso anda... - Dijo, pero al ver mi cara cambio de opinión- Bueno... En la segunda semana después de que empecemos la Universidad.
- Esto no me gusta
- Ni a mi... Bella... No se que pasara después de la boda.
- ¡No habrá boda Edward, algo haremos! - Le dije rápidamente.

Si, algo haríamos seguro. ¿Pero que iba a hacer? ¿Como alguien podía conseguir manipular la mente de mi marido? ¿Y quien lo haría en caso de conseguirlo?

- Esto es muy confuso amor - le dije a Edward preocupada.
- Lo se... es mas confuso para ti que para mi y lo entiendo. - Su cara mostró tristeza.

Emmet bajó corriendo hacia donde estábamos nosotros.
- ¡Hola familia! - Chilló
- ¿Emmet? - Preguntamos Edward y yo a la vez.
- ¿Si?
- ¿Una pelea? - Volvimos a preguntar

Emmet nos miró con los ojos brillantes, pero no de alegria... Era de terror. Dos vampiros iban a luchar contra un vampiro y estaba claro quien iba a perder.

- ¡Os voy a odiar el resto de mi vida! - Salió corriendo.
- ¡Existencia! - Bramó Edward.

Nos miramos contentos y salimos corriendo detrás de Emmet.

Cuando entramos al bosque todo esta gris, no se veía nada. Tan solo se escuchaban los pasos de Emmet desorientado y los pasos de los osos polares.

- ¿Que pasa aquí? - Pregunté asustada.
- Es ella - Me dijo Edward casi al borde de un ataque de nervios.
- ¿Quien?
- La muchacha que se casará conmigo, ella también es un vampiro. Pero por ejemplo su piel es mas oscura por la costumbre que tienen de coleccionar cabezas. Cuando te dedicas a eso tu piel no se pone blanca. Solo existe un aquelarre así en todo el mundo. Ellos.
- ¿Donde esta?
- En todas partes, pero ahora esta enfadada.

Miré a Edward deseando no haber seguido a Emmet. Y allí nos quedamos sin movernos mirando la espesa y oscura niebla que estaba encima de nuestras cabezas.

¿La vida era injusta? ¿O justa?

Note una fuerza insoportable en mi pecho y miles de imágenes comenzaron a correr como una película imposible de pausar. Veía la cara de Edward junto a Renesmee, me veía a mi y veía a la próxima mujer de mi marido. Notaba como una voz varonil gritaba mi nombre continuamente pero las imágenes no dejaban de invadirme. Cuando salí de mi pequeño trance me vi tirada en el suelo, con la cabeza apoyada en una roca y Edward a mi lado. Le miré la cara, solo veía terror, pánico y histeria. Tendí mi mano en un intento de agarrar la suya pero solo pude atravesarla. Como si de viento se tratase una risa inundo todo el bosque, era aguda y no me gustaba nada, me hacía temblar. Toqué el suelo mojado y encharcado intento encontrar sitio
para mis manos entre todas las ramas que me rodeaban.

- Ay! - Chillé

Una rama me perforo la mano, por suerte se regeneró enseguida.

- ¿Te diviertes Bella? - La voz de aquella mujer sonó fuerte en todo el bosque.
- A ti que te parece... - Le dije enfurecida. Podía notar como mis dientes se mostraban lentamente.
- No seas mal educada - Me reprochó - Mi nombre es Amanda, soy la hija del jefe de nuestro aquelarre, Ramdall. Llevo buscando mucho tiempo a tu marido y la felicidad junto a el ¿Comprendes?

No le contesté. Mientras seguía haciendo esfuerzos por levantarme aún teniendo todas esas imágenes en la cabeza. Aún escuchando la voz de mi enemigo numero uno en todas las esquinas de mi mente.

- Mi familia es de rango alto, así que mas te vale no meter la pata conmigo. - Se rió - No tengo por que darte mas detalles, sin embargo tu deberías hacerlo.
- No... No quiero... - Dije luchanbobbaontra aquella opresión que sentía en el pecho - Mi nombre es Isabella. Me mudé a Forks hace pocos años. Soy hija de Charlie y Rene. Antes era humana. Amo a Edward con todas mis fuerzas... - Dije sin parar, sin una coma, ni un punto, ni un respiro. Fue como leer algo con tanta prisa que solo piensas en las letras que pasan por tus ojos.

Apreté las manos contra la tierra y note como arrancaba un poco de ella.

- Jaj - Se rió irónicamente- ¿Solo tienes eso para decirme?

La fuerza en mi pecho se intensifico y entonces le conté todo lo que había vivido antes de ser un vampiro. Mientras relataba la historia el viento del bosque rozaba mi cara relajándome poco a poco. Pude ver la imagen de Edward una vez mas a mi labobbaon el mismo gesto de antes y intente de nuevo tocarlo pero en ese momento mi brazo bajó de golpe al suelo y se quedo prácticamente pegado.

- Y ahora dime Bella, ¿por que me has contado todo esto?¿Por que no puedes tocar a Edward?

Comencé a pensar la respuesta que le iba a dar y la solté de golpe.

- ¡Por que no quiero que se hunda conmigo! - Le contesté sabiendo que no era realmente la verdad.
- ¿A que te refieres?

Aunque no me gustaba hablar con esa mujer sentía la necesidad de decirle todo lo que sentía.

- Llevo varios días vienbobbaosas que no quiero ver, sintienbobbaosas que no quiero sentir. Y no quiero involucrarlo en esto.
- Ay... Bella Bella... Que niña mas boba - Me miró a la cara con una mueca de burla.

¡Quise gritarle pero una fuerza me lo impidió!

- Si fueses lo suficientemente lista, sabrías que yo te estoy manejando...
- ¡Imposible! - Le corte de golpe.
- Veo que todavía tienes fuerza para imponerte sobre mi, pero eso no durará mucho tranquila. Como iba diciendo, te estoy controlando. Por mucho escudo protector que tengas mis poderes son tan potentes que son capaces de perforarlo sin problemas y de ese mobobbaonsigo llegar a tu mente para que veas, sientas y oigas lo que yo quiera. Como esta pasando ahora.

Todavía sentía la tierra y las ramas bajo mis manos y creo que eso ella no lo sabía, así que debía ser lista, debía saber como salir de aquella pesadilla. Comencé a pensar en como escapar de aquello mientras ella me contaba una historia que sinceramente en esos momentos poco me importaba.

- ... ¡No me estas prestando atención! - Cerró fuertemente los ojos y me retorcí en el suelo.

Jadeé y luche contra eso... pero de muy poco me sirvió.

- Niña boba... no sabes nada...
- Se todo lo que necesito... - Jadeé - Saber.

Me miró conmovida, o al menos eso parecía. ¿A caso sentía pena por mi?

- No - Me dijo.
- ¿No que? - Pregunté furiosa. Esa mujer me estaba tomando el pelo y se divertía haciéndolo.
- Que no me das pena - Me enseño sus oscuros colmillos. Lo cierto es que me llamaron la atención ya que eran un centímetro mas grandes que los nuestros.
- ¿Tu... también lees la mente?
- No solo leo la mente, querida, soy capaz de alterar tu cabeza hasta el punto de enloquecerte. Soy capaz de controlar tu cuerpo hasta el punto de matarte, soy capaz de controlar tu vida hasta el punto de hacerla mía. Simplemente soy, letal. - Me sonrió orgullosa del monstruo que era.

Comencé a palpar el suelo con los dedos. Lentamente llevé mi mano asta la roca que había detrás mio. La agarre con fuerza y con un movimiento seco la arranque de cuajo del suelo y se la lancé. Amanda no se movió de su lugar.

- ¿Te crees que en un pensamiento que yo controlo puedes hacerme algo? - Me preguntó furiosa al ver que no paraba quieta en el suelo.
- ¡Me da igual! - Le dije ya sin fuerzas, estaba tan débil...

Un parpadeo invadió mis ojos.

- Espero que esto te deje un poquito mas shockeada. - Amanda me miraba con las manos en el aire.

La imagen de Edward que tenía a mi lado se levantó y fue caminando hacía ella. Ella lo abrazo y le dio un beso. No dije nada al respecto.

- ¿No es suficiente? - La escuche ya sin paciencia.

Clave otra vez las uñas en la tierra.

- Veo que te gustan las emociones fuertes

Vi como movía sus manos hacía un lado y agarraba a una niña que asta ese momento no me di cuenta de que estaba. La niña que estaba de espaldas comenzó lentamente a darse la vuelta y muerta de desconcierto observe la hermosa y blanca cara de Renesmee sonriente al lado de aquel monstruo.

Enfada como estaba no pensé en nada, solo deje a mi cuerpo guiarse solo. Me impulse y conseguí levantarme. Arremetí contra Amanda pero la atravesé.

- ¡INUTIL! - Me gritó mientras acariciaba la cabeza de mi hija.
- ¡Es mi hija! ¡No la toques! - Salté hacia Amanda de nuevo y una vez mas la atravesé.
- Mejor pregúntale a ella a quien prefiere.

Desconcertada y temblorosa me acerque a mi hija. Le toqué la cara inútilmente por que una vez mas atravesé a la persona hacia la que dirigía mis manos.

- Hija... soy yo hija. Soy tu madre Bella.
- Hola Bella, encantada- Me dijo mi hija.

Estiró la mano hacía mi y esta vez si note su mano sobre mi cara. Parecía que si ellos me tocaban no podían atravesarme. Dirigí mi mano hacia el brazo de Renesmee, y al parecer mientras me tocasen yo también podría tocarlos.

- ¿Quieres venirte a casa con papi y conmigo? - Escuche preguntar a Amanda.
- ¡Si! - Gritó
- ¡No! - Chillé casi a la vez.

No podía ser, ella era mi hija Renesmee era mi diamante mas valioso. Una parte de mi cuerpo. Mi corazón, y sin el no podría seguir adelante. Me tiré al suelo y la melancolía comenzó a invadirme.

- Bella... Bella.. Bella.. - Amanda dirigió su mano hacía mi cabeza. Cuando noté su cálida mano levanté la mía y la cogí del brazo. Miré su cara de espanto y me reí como ella había hecho anteriormente. Con un golpe seco tire a Amanda al suelo y le pisé el pecho. Ella tendría mas poder que yo, pero no mas fuerza. Vi como movía su mano en un intento de escapar pero le pise la muñeca y de un mordisco le arranqué la otra mano.

- Esto será una alucinación creada por ti Amanda, pero te aseguró que el día que te cases con mi marido no llegaras al altar viva. - Propine un patada al cuerpo de Amanda y solté un gruñido profundo.
- Eres... - Respiraba intensamente - Eres... aggg... - Cerró sus dos ojos azules.
- ¡Tu! Bella, quitale las manos de encima a mi madre. - La voz de Resnemee sonaba fuerte. Furiosa. Sus dos pequeños colmillos se asomaron por su boca.
- ¿Tu madre? - Preguntó Edward.

Parecía que aquella alucinación se tornaba de parte mía.

- ¿Papa?
- Hija... Amanda no es tu madre. - Dijo Edward, se le notaba sufrimiento.
- ¿Entonces... quien es mi madre?
- Ella.

Renesmee volbobba cabeza hacía mi. Sus ojos estaban abiertos de tal manera que parecía un buo en mitad de la noche. Yo tenía la mirada fija en mi hija pero todavía tenía el control sobre Amanda.

- ¡No les creas! - Dijo entonces Amanda. Con un ultimo esfuerzo agarró mi tobillo y me lanzó contra una roca. Todo había acabado, si ella no me tocaba yo no podría hacerle nada.
- Estoy confusa... - Dijo Renesmee.
- No tienes por que estarlo - Le dijo Edward ya consciente de lo que quería.
- Papa...

Edward abrazó a Renesmee y entonces la cogió en la espalda. Salió corriendo de aquel lugar. Aquello era lo que Edward hubiese hecho, así que estaba contenta.

- Ahora... matarme si quieres. - Le dije rápidamente cerrando los ojos.
- Lo dejaré para el día de la boda, me gustaría dejar todo en su sitio.
- No creas que seré tan fácil de vencer. Lucharé por lo que quiero y por lo que deseo.
- No me cuentes tu vida - Me dijo y toda aquella oscuridad que estaba presente en la alucinación se desvaneció.

Busque rápidamente a Amanda pero comprobé que ella también había desaparecido. Ahora tobobbauanto me rodeaba era normal. La nieve habitual de Alaska, los ojos polares típicos de allí. Los raramente vistos ciervos... todo era normal, todo excepto yo. Toqué mi cara y la noté mojada. ¿Lagrimas? No era posible... Los vampiros asta donde yo sabía no eran capaces de expresas tal sentimiento como el llanto. Aparté las manos de mi cara y efectivamente comprobé olfateando mis manos que eran lagrimas.

Desorientada como cuando seguí a Emmett me encamine hacía la casa. Pero estaba mas lejos de lo habitual, me parecía imposible haber recorrido tanta distancia sin estar consciente de mi misma. En el camino me encontré a Emmett muerto de miedo. Su boca castañeteaba y sus manos no se quedaban quietas en un sitio.

- ¿Se..Se Se.. Se Se Se... Se.. Se.. Se ha ido? - Me miró avergonzado y aterrorizado.
- Si Emmett, se ha ido.
- ¡Oh Bella! ¡Tu cara! - Se levantó aun tembloroso a olerme
- Lo se Emmett.
- ¡Lagrimas! ¿Sabes que significa eso? - Me preguntó.
- No.
- Que aún eres capaz de sentirte humabobbaendo un vampiro. Es decir, que tus sentimiento y tu manera de expresarlos son mas fuertes que el ser que eres. Eres totalmente increíble Bella.
- Oh... - Le dije agotada.

Dejé caer mi cuerpo al lado de Emmett y comencé a contar las ramitas que habían en la nieve.

- Yo... Esto... Yo estaba tan preocupado por ti... Es decir... Bueno... si.. eso.. - Miró al suelo.
- Oh...
- Pero... no te hagas ilusiones eh, que tampoco es para echar coetes.
- Vale... Pero al menos se que me aprecias y te preocupas por mi.
- Bueno... Yo estaba muerto de miedo también. Llevo aquí sin moverme todo el tiempo asta que me has encontrado... Estaba tan aterrado, nunca había sentido nada igual. Edward se fue rápidamente a la casa para proteger a Renesmee.
- Oh...

No dije mas y me dedique a hacer mi especialidad, escuchar lo que me decían hacienbobbaaso omiso.

- Bella, vamonos a casa anda.
- Si...

Me levanté del suelo y ayude a Emmett a ponerse en pie. Notaba su mano tiritando levemente. Miré hacía atrás y me despedí del lugar que aquel día había sido el paisaje de mi gran pesadilla.

...

Cuando llegamos a diez metros de la casa ya podíamos ver a Edward juganbobbaon Renesmee y a Jacob admirando la manera de divertirse que tenía mi hija. En vez de ir hacía la casa decidí cambiar de trayectoria y bajar a la ciudad. Bajé una pendiente de nieve rápidamente y llegue abajo intacta. me adentré en la primera calle que encontré, en la parte derecha de la calle habían unos bloques de pisos bastante modernos y en la parte izquierda se encontraban 2 bares separados por una planta. El resto de aquel lado estaba vacío y dejaba ver una plaza. En el centro de aquella plaza había una preciosa fuente que expulsaba agua consiguiendo hacer formas espectaculares. Crucé la calle hasta llegar a la plaza y me acerqué a la fuente. Comencé a andar a su alrededor y encontré un escrito por casualidad.

''¿La vida es Justa, o injusta?"

Debajo del escrito en letras doradas salía una pancarta plateada en la que ponía

''Tira una moneda y piensa''

Busqué en mi bolsillo y lancé una moneda. Vi como se hundía lentamente. En ese momento pensé en lo que me había pasado antes y en la próxima boda de mi marido. En el fondo de la fuente apareció la cara de una señora de unos ochenta y dos años de edad. Que me dijo:

''Vida justa''

¿Vida justa? ¿Lo que me había pasado era de ''vida justa''? Golpeé con el pie la fuente y la rompí un poco.

- Ten cuidado - Me susurró la señora - Maneja tu fuerza, no querrás que te descubran.
- Oh gracias - La gente que pasaba por allí me miraba, y era lógico porque a ojos de los demás estaba hablando sola. - Pero como sabes?..
- No preguntes, es una larga historia- Me dijo. - Ahora vete a tu casa y disfruta de tu marido, que aunque se case con esa mujer tu siempre sera su vida.

La miré feliz, sabía que eso era así y estaba contenta por ello. Edward siempre me amaría. Para lo bueno y para lo malo.

Dejé aquella plaza atrás y esta vez me fui por una calle diferente. Era muy ancha y solo habían tiendas góticas. En los escaparates salían dibujos de los típicos vampiros y me reí al ver como nos consideraba la gente, como autenticas fieras sedientas de sangre. Vi a algunas personas mirar aquellas fotografías con admiración y otras con asco. Eso me hizo aun mas gracia.

Llegue a la pendiente nevada y de un saltó subí asta mi casa. Esta vez Jacob miraba a Renesmee mientras ella dormía en su regazo. Me parecía fabobbaante la manera de amar que tenía, a veces deseaba que me hubiese elegido a mi, pero eso solo cuando mi persona egoísta daba señales de vida, los demás días siempre me alegraba de que Jacob por fin hubiese encontrase la imprimación.

Fui caminando hacía el banco negro que tanto me gustaba y acaricie la cabeza de Jacob. Le sonreí y seguí caminanbobbauando llegue al banco me dejé caer agotada y detuve la vista en el bosque. Todo estaba inundado de blanco ante mis ojos. Y de entre ese resplandor blanco apareció el oso del otro día. Levanto su cabeza en señal de saludo y se dio la vuelta.

Solo me faltaban 5 días para empezar las clases en la Universidad y ya había averiguado todo lo que necesitaba averiguar, o al menos eso creía.

Gire la cabeza y levante la vista asta la ventana blanca de mi habitación, Edward se asomó por ella y me lanzó un beso. Lo agarré al vuelo tirándome al suelo incluso para fingir que se me escapaba y acerque mis manos a mi boca dejando que el beso la acariciase.

Me levanté fui rápidamente a la casa, abrí la puerta y allí estaba Edward esperándome.

- Hoy no - Me dio un beso.
- Joooo - Le dije pegando golpes al suelo con los pies.

Miré el pasillo y me di cuenta de que habían alfombras nuevas, eran grises de lana muy mullidas. Mis pies se sentían en las nubes cuando las pisaban. El resto de la casa seguía igual.

- Bella... Tengo que hablar contigo - Me sonrió.
- Si... Aho... - El teléfono comenzó a sonar y me hizo reaccionar e ir a cogerlo.

Coloque mi mano sobre el teléfono, agarré el auricular y lo levanté. Era un auricular la mar de grande y el teléfono igual. Edward se acercó y se sentó a mi lado.

- ¿Si? - Dije esperando que no sonase la voz de Amanda al otro lado.

Nadie dijo nada durante varios segundos.

- Anda Jess déjame hablar a mi - Sonó la voz de Mike al otro lado del auricular.
- ¡Que no! - Gritó Jess

Edward se rió a carcajada limpia.

- Dile a tu maridito que no se ria tanto a ver si le voy a tener que poner a ralla. - Dijo Mike.
- Uhh - Dijo Edward fingiendo miedo.
- ¡Bella! - Grito Jess al otro lado del teléfono, aún podía notar el forcejeo entre ella y Mike por coger el auricular.
- Esto... Hola Jess...

No me había despedido de mis amigos antes de irme y aún no sabia como me habían llamado sabiendo que no me había despedido... ¿ademas,,, de donde habrían sacado el numero?

- Bella - Al fin el forcejeo paro y la voz de Angela sonó al otro lado.
- Angela - Le dije contenta.
- ¿Que tal? - Me dijo.
- Yo muy bien ¿y tu?
- Bien, ¿y que tal Edward?
- Bien Angela gracias - Contesto Edward.
- De nada. - Dijo y se quebobbaallada durante un periobobbaorto de tiempo.
- ¿Y que hay de nuevo por Forks?
- Bella... No quiero que le digas nada a Jacob sobre esto, ¿de acuerdo?
- ¿Si...?
- Pues bueno... Su padre... esta gravemente enfermo. Esta en el hospital y no sabemos que el lo que tiene.

Edward me miró y consecuentemente yo a el.

- ¿Angela, te parece bien si después hablas de esto con Carlisle? - Le preguntó preocupado Edward.
- Si claro, encantada. - La voz de Angela sonaba tan entusiasmada...
- Angela... ¿Que? - Le pregunte temiéndome cualquier cosa.
- Aisss bueno... esto.. si ya sabes... - Al otro lado del teléfono Mike y Jess se comenzaron a reír.
- Jajajaja - Comenzo Edward - Esto es buenísimo.
- ¿Que? - Le pregunté a Edward
- Jaaajja, que te lo diga Angela anda.
- Bueno Bella.. Es difícil... - Su voz se volvió mas suave - Sigo salienbobbaon Eric, ¿sabias? - Su voz se cortó - Pero eso no quiere decir que no me pueda gustar otra persona.
- ¿Otra persona? ¿De que hablas? - Pregunté confusa.

Las risas al otro lado del auricular se intensificaron y Edward se tapo la boca pero tampoco se aguantaba.

- Silencio todos - Grité y gracias a dios todos se callaron- Bueno Angela, cuéntame.
- Pues eso... hay por dios que vergüenza. Pues... Que a mi bueno que... me he dabobbauenta de que... Si..
- ¿Si que?
- Que... Me gusta esto.. Si el...
-¿Quien?
- Ca... Carlisle.
- ¡Oh dios mio! - Dije asombrada.

No sonó nada mas al otro lado del teléfono. Pero sabía que ella seguía allí ya que escuchaba su respiración nerviosa.

Carlisle apareció en el salón con los ojos abiertos como platos.

- Angela... - Dije en voz baja
- Dame el teléfono Bella. - Me pidió Carlisle mientras avanzaba hacía el sofá y apartaba delicadamente a Edward.
- Angela, creo que alguien quiere hablar contigo - Me reí interiormente.

Carlisle se aclaró la garganta, lo notaba asombrado pero también tan natural que parecía que eso le pasase continuamente.

Al otro lado del auricular noté el palpitar del corazón de Angela a mil por hora.

- ¿Esto... Angela? - Preguntó Carlisle.

Nadie contestó al otro lado.

- No contesta - Nos miró a mi y a Edward.
- Carlisle hola... Angela a entrado en Shock. - Mike se había apoderado del auricular, mientras a Jess se la oía tranquilizar a Angela.
- Dile que respire con calma...
- Si si... déjala, es habitual en ella.
- De acuerdooo___.
- Carlisle, Me gustaría comentarte algo sobre Billy, el padre de Jacob.
- Dime
- Esta enfermo y no sabemos de que, es una enfermedad extraña... Creo que es incurable. Me gustaría saber si tu podrías venir a echar un vistazo sin alarmar a Jacob.
- Si creo que no tengo ningún problema en ir para allá.
- Carlisle creo que Angela ya... - Se escuchó como alguien arrancaba de un tirón el auricular de las manos de Mike.
- Carlisleeeeeee - Chilló Angela emocionada.
- Angela, Hola.

Por la puerta del salón apareció Esme que había escuchado toda la conversación, miró a Carlisle y se rió mientras avanzaba asta el sillón que teníamos a un lado del salón. Se sentó y comenzó a leer un libro que había tirado al lado.

- No me parece graciosos - Dijo Carlisle tapando el auricular para que no le oyesen.
- A nosotros sí - Respondió Edward con una carcajada.
- Bueno, Angela... ¿Que tal?
- Bien... Si esto... Muy bien...
- Me alegro - Dijo Carlisle.

Carlisle nos miró a los tres y nos hizo un gesto para que nos fuésemos, estaba claro que cosas como esas se debían hablar a solas. Salimos todos del Salón, aunque antes Esme le dio un beso en los labios a Carlisle, y cerramos la puerta. Aun así podíamos oírlo todo.

- Angela... Me han dicho que.. - Se cortó Carlisle.

- No no no no no me muero... bueno si pero no aaahhhh - Gritó Angela desde el otro lado.
- Jjajja - Carlisle sonaba divertido - Tranquila, que no pasa nada.
- Ohhh... pero es tan... tan... tan fuerte para mi hablar así de golpe contigo que bueno...
- Entienbobbaarlisle siempre entendía todo, era un ángel prácticamente.
- A si?
- Si
- Oh que bien.
- Pero creo que sería mejor que entregases tu amor a Eric. En vez de a alguien con el que no podrás estar, ¿entiendes?
- Si... Aunque bueno, nunca es tarde... - Dijo Angela.
- No se.. No se...

Angela tosió al otro lado.

- Por cierto, como habéis conseguido el teléfono? - Preguntó Carlisle intentanbobbaambiar el ambiente.
- Pues, fuimos a casa de Charlie a pedírselo... justo ese día Billy se puso muy pálido y comenzó a subirle la temperatura asta unos niveles inmensos... Aún no saben que tiene...
- Si ya me ha dicho Mike. Bueno Angela, intentaré ir a Forks lo antes posible para echarle un vistazo.

Angela comenzó a ponerse nerviosa.

- ¿Vendras? ¿ En serio? ¿Cuanbobbauando vaya te aviso, ¿que te parece?
- Esto... Si... Excelente.. Si...
- Jajaj, tranquila. Bueno asta otro día. Ya nos veremos en Forks ¿de acuerdo?
- ¡Claro!
- Adiós Angela.
- Adiós y dile adiós a Bella de nuestra parte.

Carlisle colgó el auricular. Al poco rato vimos abrirse la puerta del salón y salió Carlisle a paso ligero y nervioso...

- Sabía que atraíamos a muchas humanas... pero... Angela esta enamorada de mí. - Nos miró algo desorientado.

Emmett apareció de repente por la puerta del garaje. Corrió asta Carlisle y se paro a dos centímetros de su cara.

- Carlisle te quiero - Imitó la voz de Angela.
- Seras...

Todos nos comenzamos a reír y al final Carlisle se unió a las risas.

Camine hacía la ventana de la cocina y me asomé deje mi vista bagando por el cielo mientras anochecía y los colores del cielo daban lo mejor de si. Algo me llamó la atención en el cielo, la cara de Amanda apareció una vez más y asustada cerré la ventana rápidamente... Me retiré corriendo hacía atrás y me quedé apoyada en la mesa bajo la atenta mirada de todos los que estaban al otro lado de la puerta.

La Mujer De La Fuente.

-Bella, ¿Que te pasa? - Rosalie que apareció rápidamente se acercaba a mi preocupada.
- Se me olvibobbaontaros lo que me sucedió esta mañana - Mientras hablaba con Rosalie no perdí de vista aquel cielo y aquella hermosa cara.
- ¿Que...? - Preguntaron todos al unisono preocupados por mi y deseosos de saber lo que tenía que contarles.
- Bueno.. - Comencé ya que iba a ser una larga historia - Antes cuando Emmett fue al bosque Edward y yo lo seguimos - Los mire a la cara - nada mas entrar al bosque una niebla oscura lo invadió y Edward supo que ella estaba allí - No era necesario decir quien estaba ya que solo con decir ella los cuerpos de toda mi familia se estremecieron incluso el de Edward - Pero no estaba allí de cuerpo presente, sino que estaba como ahora, en el cielo. En poco tiempo una fuerza tremenda me oprimió el pecho y caí al suelo, después de eso todo fue una alucinación.
- ¿Alucinación? - Preguntó Esme
- Así es, una gran alucinación - continué, anduve por toda la cocibobban apenas hacer ruido. En la calle escuchaba a mi hija reír y a Jacob aplaudirla. - Ella apareció delante mio, con esa cara tan bella que tiene y desgraciadamente, he de reconocerlo, ese cuerpo perfecto. Nunca la había visto tan de cerca, ni tan siquiera el día que la vi por primera vez asesinando a aquella muchacha. Su pelo era largo y oscuro, negro como el carbón. Sus ojos brillaban y se apreciaba un precioso color rojo en ellos. Me miraba fijamente y comenzó a hablarme, me dijo cosas que me dejaron muy impresionada.
- ¿Que te dijo? - Edward empezaba a ponerse nervioso ante mi historia y me fijé que estaba rompiendo una vez mas un pedazo del marco de la puerta.
- Bueno.. Primero suelta el marco - El lo soltó inmediatamente y comenzó a oprimir la mandíbula- Me dijo que era capaz de bobbatrar en mi mente y así manejarme. Manejar lo que ella quiere que yo vea, oiga o sienta. - Todo me miraron sorprendidos.
-Imposible - Carlisle no salía de su asombro, miró al cielo y se coloco la mano en la frente intentando pensar - Dime Bella, ¿Por qué la has visto ahora allí arriba? - Señalo el cielo.
- No lo se, me hes muy difícil de entender por que en muchas ocasiones se me aparece. Aunque debe ser algo de lo que ella hace en mi mente.

En esos momento, mi familia era lo único que tenía, los Cullen, Mi marido y mi hija. Nada mas. Y allí estaban todos preocupados por mi he intentando averiguar lo que sucedía. Mire hacía la calle y vi a Jacob convertido en lobo, estaba mirando a mi hija pero sabía que algo lo preocupaba, ¿tendría que ver con lo que me estaba pasando?

- ¿No paso nada mas, verdad? - La voz de Emmett retumbo en mis oídos.

Noté la mano cálida de Edward agarrar mi cintura.

- Mas o menos, luego me di cuenta de que en las alucinaciones que me producía todavía era capaz de sentir la realidad, de tocarla con mis manos. Y asombrosamente sus alucinaciones no eran del todo perfectas, por que si ella me tocaba era capaz de dañarla, solo si ella me tocaba.

Una vez más las caras de los que me miraban atentos se quedaron blancas de asombro. Carlisle salio disparado al salón y al poco tiempo regresó con un libro grande en el que decía:

''La Mujer De La Fuente''

- A ver, Rosalie coge el libro un segundo.
- Vale...

Carlisle sacó una moneda del bolsillo y la oprimió contra la portada. La portada, era blanca, no tenía nada tan solo el titulo pero eso duró por poco tiempo. La misma mujer que vi en la fuente hacía poco tiempo apareció en el libro. Estaba totalmente llena de arrugas y su pelo era negro como el de Amanda. Su tez también era igual que la de ella.

- Bienvenida Amy. - Carlisle esbozó una gran sonrisa.
- Hola, Hola - La voz de aquella mujer era también preciosa. Aunque no me asombraba, ya la había oído hablar.
- ¿Sabes para que te he llamado verdad?
- Si Carlisle, ya sabes que yo lo se todo - Me guiñó un ojo.
- ¿Conoces a Bella?
- Claro que si, hace poquito la vi en la fuente. Tiró una moneda para... - Cuando llegó a ese punto golpeé la mesa disimuladamente. - Para.. eso..

Todos me miraron, parecía que mi disimulo no sirvió para nada. Lo cierto es que como ya todos sabían no era la mejor disimulando ni mintiendo.

- Bueno, ahora no podemos ponernos a discutir este tema - Mi marido se encamino hasta quedar a pocos paso de Rosalie y del libro.
- Si Edward - Carlisle comenzó a pensar la pregunta que debía hacerle.
- ¿Por que piensas tanto querido mio? - Dijo la mujer preocupada.
- Sabes perfectamente que debo hacerte la pregunta correcta, para recibir la respuesta
correcta.
- Si lo se
- ¿Por que? - Preguntó Emmett interesado.
- No es de tu incumbencia - Carlisle estaba escondiendo algo y lo sabiamos, pero sería mejor dejarlo así.
- Bueno Carlisle, pregúntame lo que quieras, esta vez no te fallaré.

La primera característica que dio a resaltar la mujer debido a la cara que puso Carlisle, fue ser una bocazas.

- Mi pregunta es - Carlisle se aclaro la garganta como antes, antes de coger el teléfono. - Mmmm... ¿Por que...? No no... espera... ¿Que quiere Esa mujer de Bella? - Concluyó.
- Todo.
- ¿Todo? - Pregunté atónita.
- Si.
- ¿Por que? - Esta vez la que preguntaba era Alice que ni me di cuenta de que había llegado.
- Bueno querida. Va siendo hora de que sepáis algunas cosas. Esa mujer, es decir, Amanda es mi hija.
- ¿Tu hija? - Preguntamos todos excepto Carlisle.
- Mi hija si, mi hija. A mi me pasó algo parecido a ti Bella. Me quedé embarazada de un vampiro que fue capaz de amarme sin querer matarme y me tubo que convertir en vampiro, pero no fue en el parto. Fue en la noche de pasión. Mi primera vez con el no fue como la tuya Bella, No te asombres, cuando echaste la moneda a la fuente vi toda tu vida en un segundo por eso se mas de lo que debería. El caso es, que de lo excitado que estaba no pudo aguantar la tentación y me mordió. Una vez estanbobbaonvertida pensé que un feto no podría sobrevivir en mi cuerpo, pero parecía que Amanda si. Bueno... Cuando nació mató a su padre. No me preguntes como, pero lo mató. Y intento ir a por mi. No me quedo otro remedió que dársela a otra familia de vampiros ya que no podía hacer nada contra ella.
- Vaya... - Dijimos todos una vez mas, excepto Carlisle de nuevo.
- ¿Y como llegaste a la fuente? - Pregunté sin perder de vista su cara arrugada.
- No lo sé - Una sombra invadió su cara.
- ¿Como que no lo sabes?...
- Pues que no lo sé.
- Tu piel es oscura como la de tu hija... ¿Eres también coleccionista de cabezas? - Pregunté rápidamente sin pensármelo dos veces.
- Lo fui.
- Cuando te refieres a que quiere todo de Bella - Edward me miraba entristecido- ¿A que te refieres?
- Su cuerpo, su alma, su vida. Tobobbauanto le rodea.

Cuando acabó la frase un trueno sonó afuera. Miré y vi como estaba lloviendo. No me había dabobbauenta de como había cambiado el temporal. Ahora escuchaba a Jacob y Renesmee hablando tranquilamente en el garaje mientras nosotros debatíamos un tremendo problema dentro de la casa.

- Amy, gracias por todo. Solo una cosa mas ¿Como podemos vencerla? - Preguntó Carlisle.
- No seré yo quien os lo diga.
- ¿Entonces quien nos lo dirá? - Pregunté ya casi fuera de mis casillas.
- Tu hija. - Concluyo la frase y desapareció de la portada. Rosalie estaba petrificada.

Cada uno de nosotros nos encaminamos a la puerta del garaje y la abrimos. Jacob nos miró y sonrió. Mas tarde Renesmee advirtió nuestra presencia y se volvió a abrazarnos a mi y a Edward. Corriendo graciosamente llego hasta mi y se abrazo fuertemente luego hizo lo mismo con Edward.

- ¿Que pasa? - La mueca que Jacob tenía dibujada en la cara ya no era de felicidad sino de preocupación.
- Nada - Carlisle no dudó en responder mientras agarraba la mano de Esme.
- Creo que no puede ser que mi hija deba darnos la respuesta - Dije aterrada y susurrando.
- Sera mejor dejarlo para otro día, ahora esta tan feliz. - Emmett miraba a la niña y todos hicimos lo mismo.
- Si... - Edward emitió un bufido.
- ¿Dejar que? - Jacob se aproximaba rapidamente hacía Emmett.
- Quita anda...

En pocos segundos Jacob comenzó a temblar.

- ¿¡Dejar que!?
- Jacob, déjalo. - Renesmee estiró su mano hacía el y sus temblores cesaron.

Miré mi reloj y vimos que ya era las ocho de la noche, teníamos que prepararle la cena a Renesmee para acostarla cuanto antes.

- ¿Jacob, hija queréis venir a ayudarme con la cena? - Pregunté
- Si mami - Renesmee agarró la mano de Jacob y se lo llevo rápidamente a la cocina.
- Es tan feliz... - Esbocé una sonrisa.

Intente olvidar tobobbauanto nos había dicho aquella mujer, Amy. Pero todos mis intentos fallaban. Teníamos que averiguar como acabar con Amanda y para eso necesitábamos a Renesmee. Pero, ¿Sería peligroso para ella?

Me dirigí hacía la cocina corriendo para no hacer esperar a mi hija. Cuando llegué Jacob tenía una sarten en la mano y una chuleta cruda en la boca.

- Es difícil resistirse - Dijo con la boca llena.
- Anda Jacob. Comete eso rápido que Renesmee esta babeando. - Fui hacia la nevera y saque otra chuleta, un baso de sangre y una lechuga.
- Que rico... - Renesmee miraba el baso de sangre casi sin aguantar la tentación.
- Hija espera por favor. - Le arrebaté la sarten a Jacob y eche aceite en ella, encendí el fuego y esperé a que se calentase un poco. Puse la chuleta en la sarten y en poco minutos la hice.
- Que olor.. - Jacob que ya había acababobbaon su chuleta cruda miraba la que estaba en la sarten con ansias.
- Esta es de Renesmee... Anda, prepara la lechuga. - Le di la lechuga a Jacob y la comenzó a limpiar y a cortar.
- Mami déjame hacer algo a mi también. - Renesmee daba saltitos en la cocina.
- Vale... ¿Pones la mesa? - Le di un plato, los cubiertos y una servilleta. El baso preferí quedármelo yo por si acaso se lo bebía por el camino. - Luego llevo el pan.
- Voy Voy.. - Renesmee salio corriendo de la cocina con todo lo que le di en las manos.

Me acerqué lentamente a Jacob y noté como su nariz se arrugaba.

Jacob... - Le susurré.
- ¿Dime?
- Lo de antes... era que Renesmee es la única persona capaz de informarnos obre algo. - Le dije intentando no preocuparle.
- Pues preguntárselo.
- No es tan sencillo.
- Bueno... - Acabó con la lechuga y se la llevo en un cuenco al salón.

Afuera no dejaba de llover y de tronar, parecía que mañana las calles iban a estar sin nieve.

Cogí la sarten, el baso de sangre y el pan y lleve las tres cosas al salón, Deje el baso a escasos centímetros de Renesmee y la carne en su plato, El pan lo deje al lado del plato. Me senté en el sillón del otro lado del salón y me quede vienbobbaomo comía. Cuando Renesmee acabó la cena bostezó.

- Vamos hija que mañana tienes clase. - La agarré de la mano y me la llevé - Jacob - Grité - Sube, que tu también tienes que dormir.

Mientras subíamos los tres las escaleras escuché a Carlisle hablanbobbaon Edward.

- ¿Entonces vas a ir? - Decía Edward.
- Si tendré que ir, por el bien de Billy. - Carlisle sonaba muy preocupado, tenía tantas cosas en la cabeza.
- Bueno, de acuerdo si no hay otro remedio.

Por suerte Jacob no era capaz de oírlos y no se enteró de nada. Jacob anduvo por el pasillo hasta llegar a su habitación y yo metí a Renesmee a la suya. Le aparte la colcha blanca y la metí en la cama con cuidado.

- Mami... - Se durmió enseguida.

Acaricié su cara y me quede sentada en ubobballita blanca mirándola mientras se movía de un lado a otro de la cama. Nunca para quieta, ni durmiendo.

Escuché los paso de alguien subiendo por las escaleras. Por el modo de pisar eran de Edward. Al poco rato la puerta de la habitación de Renesmee se abrió y apareció el hombre de mi sueños.

- Hola Bella - Dijo Edward sentándose a mi lado en el suelo.

Acerqué mi cara a la suya y rocé mis labios en los suyos. El me agarró la mano.

- Te he oído subiendo.
- Un cuarenta y cinco de pie no se disimula tan fácilmente por lo que veo - Me dijo sonriendo.

Puse mi pie al lado del suyo y vi que la diferencia era terrible.

-¿Que pasa? - Me preguntó.
- 1,84 de estatura necesita un pie grande - Le guiñe el ojo.
- Jeejej - Se rió.
- Oye, deberíamos hacer algo mas entretenido esta noche. - Mis ojos comenzaron a brillar y le toque el pecho.
- Si... ¿Vamos?.
- ¡Si!

Y bueno ya no es necesario que repita lo que pasó aquella noche. Pero solo diré que una vez mas el me amó con todo su ser.

El Día Mas Esperado.

Los pocos días que quedaban para empezar las clases lo usé para beneficio de mi hija, con ella estuve la mayor parte del tiempo y la cambie de colegio como pensaba hacerlo. Ella parecía tener mas de diez años y su inteligencia era incluso mayor que la de las niñas de diez años. Así que la metimos dos cursos mas avanzada a las demás niñas de mas de diez años. Cuando mi hija estaba en clases yo aprovechaba para comprar los libros de la Universidad. En pocos minutos los encontró, esa era por ejemplo una de las ventajas de mis sentidos, encontrar rápidamente las cosas.

Estuve mas de media noche tumbada en mi cama, pensando en como sería volver a soñar y gracias a dios sin ningún tipo de indicio sobre Amanda. Edward en mitad de la noche había salido de caza así que me quede sola. Cuando el sol empezó a visualizarse me levante de un saltó de la cama y corrí a la ducha. Me duche con calma. Me sequé rápidamente y cuando me disponía a secarme el pelo de mala manera llegó Alice, siempre tan oportuna. Lo cierto, es que no sabía hacerme cosas raras en la cabeza así que su ayuda me vendría muy bien, por que, mi primer día de clase había llegado.

- Alice, ¿Me haces alguna chapuza de las tuyas en la cabeza? - Miré su cara de circunstancia.
- Bueno... - Camino dos paso y coloco sus manos sobre mi cabeza.
- Pero con calma. - En el espejo la cara de Alice era mas bella de lo normal, pero esta vez estaba invadida de tristeza.

Alice empezó a mover las manos con velocidad y en pocos segundos tenía un precioso moño en la cabeza.

- Ya esta... - Salió de la habitación levitando y no me dio tiempo para agradecerle la ayuda.
- ¿Que le pasara? - Me dije a mi misma.
- Nada - La sonrisa de Emmett se asomaba por la puerta del baño. Yo tenía la toalla envuelta al cuerpo.
- Emmett haz el favor de salir - Noté como un intento de sonrojarme corría por mis mejillas.

Emmett se aproximo hacía mi, me giró agarró mi moño y sacó unos cuantos pelillos hacía afuera en todas direcciones.

- Te queda mejor así - Se dio la vuelta y desapareció por la puerta.

Me miré al espejo y vi una nueva cara, una nueva Bella.

- Bella - Carlisle y Esme aparecieron en el baño, parecía que hoy todos pasaban por allí.
- ¿Si?
- Estas preciosa - Los ojos de Esme brillaban de emoción.
- Gracias Esme. - Caminé hacia la ducha y la limpie un poco.
- ¿Tu primer día de clase, verdad? - Carlisle tenía los ojos clavados en el espejo, parecía que estuviese admirando su belleza.
- Si - Solo dije eso y salí rápidamente del baño.

Caminé por el largo y cálido pasillo hasta mi habitación. Puse la mano en la manilla y la giré hacia la derecha, la puerta se abrió lentamente y me dio paso. Caminé con decisión han vestidor y agarré un vestido amarillo plátano. Me desprendí de mi toalla y me dispuse a colocarme el vestido.

- Be ... - Jacob abrió la puerta sin tocar y instintivamente me lancé detrás de la cama, tarde, pero lo hice - ¡Dios! - La cerró de inmediato.
- Jacobbb - Un gruñido inmenso pasó por mi garganta.
- No quería, lo siento, sabes que no quería. - Notaba su corazón nervioso al otro lado.
- ¡Mas te vale correr el resto de tu vida por que te voy a matar!

Al otro lado de la puerta Jacob no respondió.

- ¿Jacob? - Me vestí rápidamente. - Anduve hacía la puerta y la abrí. - ¿Que haces? - Tenía mi ropa en la mano.
- Pues... - No me miró a la cara - Te la dejaste olvidada en el baño. Yo solo te la traje..

Estiré mi brazo y le arrebaté la ropa.

- Aquí tienes lo demás - Saco mi bobba y mis bragitas. Era el conjunto negro.
- Jacooooobbbbbbbbbbb - Edward apareció detrás de Jacob. Con los ojos totalmente enfurecidos casi llameantes.
- ¿S..Si? - La cara de Jacob se torno temerosa y no se atrevió a darse la vuelta.
- ¿Todavía te atreves a preguntarme eso? - Agarró la cabeza de Jacob, mientras yo estaba observando sentada en la cama.
- N...No...!!
- ¿Que se supone que hacías con las bragitas de mi mujer? ¿Y el bobba?
- Oye, Oye... no insinúes nada... que yo estoy totalmente enamorado de Renesmeé - Se dio la vuelta y noté como sus manos temblaban.
- No insinuó nada, solo pregunto. ¿Por que crees que estoy insinuando? - Edward arqueó una ceja.
- Eh... Eh... - Jacob había quedado fuera de juego. K.O.
- Ajaaa - Los ojos de Edward se inundaron en furia y le dio un golpecito en la cabeza a Jacob.
- Anda toma...

Jacob le estampó en la cara mi conjunto. Noté como el cuerpo de mi marido se tensaba.

- Gra..Gracias.
- De nada - Jacob dio medía vuelta y se fue a su habitación.
- ¿Y bien? - Pregunté por fin.
- Toma - Me lanzó en conjunto y entro a la habitación. Cerró la puerta tras de si.
- Y esa tensión - Pregunté aun sentada en la cama.
- Bonito conjunto - Ignoró mi pregunta. - Estas preciosa.
- Gracias por las dos cosas.

Edward abrió el vestidor y agarró su ropa. Miré detenidamente mi lado del vestidor y el suyo y pude ver que era muchísimo mas pequeño el suyo. Salió del vestidor y se desnudo frente a mi, yo ya estaba acostumbrada a ver su cuerpo perfecto desnudo. Se colocó la camiseta gris que tanto le gustaba y unos pantalones baqueros, los zapatos eran negros. Me acordé que no llevaba puestos zapatos así que me levante y dentro del vestidor me coloqué unos zapatos plateados de tacón. Teníamos que ir presentables al primer día de clase. Deslumbrantes.

Bajamos las escaleras de la casa y fuimos por la puerta trasera al garaje. Renesmeé y Rosalie estaban allí.

- Estáis guapisimos.
- Vosotros a que Universidad vais a ir? - Dije sin mucho interes.
- Hemos pensado que a la misma que vosotros. Iros. Nosotros tardaremos un poco.

Edward se montó en su Volvo Gris y yo en mi precioso coche de alta gama. Arrancamos a la vez pero Edward me adelantó. Siempre iba un paso mas adelante que yo. No se como lo hacía. Tardamos poco en llegar a la Universidad, ya que las carreteras no tenían nieve. Aparcamos cerca de un núcleo de gente que se quedo viendo los coches boquiabiertos. Edward fue el primero en bajar, yo estaba nerviosa. Vi como Edward se aproximaba a mi coche y me abría la puerta.

- Tranquila - Me dijo besándome en la boca - Estoy contigo.

Bajé del coche y pude contemplar como todas las caras de aquel grupo se giraban hacia nosotros. Decenas de ojos nos seguían a donde quiera que fuésemos. Edward orgulloso de ello me agarró de la cintura y me besó en la mejilla. Sin embargo, mientras caminábamos pude apreciar una pareja que no nos miraba. No mostraba interés alguno. Mi vestido ondeaba con el contoneo de mi cuerpo.

Cuando nos disponíamos a entrar por la puerta principal un rugir de dos coches alborotó a la multitud. Todos se movían rápidamente para ver bien. Pensé en lo que Rosalie me había dicho: ''Iremos un poco mas tarde''.

- De poco nada - susurré. - Poquisimo.

El coche rojo de Rosalie freno de golpe cerca del de Edward. Y el negro de Jasper esquivo a la multitud con gran abobbadad y aparco lejos de los nuestros. Los cuatro bajaron de los coches. Unos miraban a Rosalie y Emmett y otros a Jasper y Alice. Desde el momento en que bajaron dejaron claro mediante un beso feroz que estaban juntos. Los cuatro se reunieron y caminaron hacía nosotros. Ya estábamos todos. Entramos lentamente y nos preparamos para nuestro primer día de clase. El día mas esperado.

Miradas que matan.

Parados en frente de la gran puerta de entrada a la Universidad mire hacia arriba. El edificio tenia un gran reloj de aguja que justo en ese momento dio las nueve de la mañana. Miré a Edward con pasividad y me decidí a entrar la primera. A enfrentarme a todas aquellas miradas que sabia que iban a posarse en mi y en mi familia. Estaba acostumbrada a que grupos de un tamaño pequeño me mirasen pero nunca a que una Universidad entera posase sus ojos en mi para seguirme con ellos.

Puse mi mano sobre la puerta y fragilmente empuje hacia adentro. La puerta se abrió y como ya me había imaginado mas de 100 pares de ojos comenzarón a mirarnos. Los murmullos eran constantes.

-Mira que guapos – Decía una chica bastante bella de pelo rubio y cara lisa.
-Ohhh – Dijo un chico robusto con gafas de pasta gorda y pelo largo y negro que pasaba en ese momento por nuestro lado.

Rosalie caminaba decidida tras de mi a paso lento. Su pelo rubio ondeaba a su paso. Emmett tenía su móvil en la mano e iba mirandolo, en un momento levanto la vista y miró con aire de superioridad a la multitud. Una chica de poca altura lo miraba fijamente a los ojos, parecía enamorada incluso. Rosalie que también como yo, pudo ver a la chica le lanzo una mirada profunda que consiguió hacerla huir por los largos y blancos pasillos de la Universidad. Rosalie paró a poca distancia de Emmett para darle la mano, este guardo su móvil y agarro de la cintura a Rosalie sin darle oportunidad de cogerle la mano.

Alice caminaba como de costumbre con ese aire de bailarina saludanbobbaon una sonrisa a todas las personas que se le ponían por delante. Jasper ya no iba tenso como en Forks, estaba totalmente acostumbrado y podía ser natural. Agarró la mano de Alice y la beso después en un abrir y cerrar de ojos la cogió en brazos. Alice y Jasper eran el centro de atención por el espectáculo que estaban montando.

Yo que iba por delante de mi familia iba mirando a todas las personas que veía comprobando sus intenciones y intentando averiguar que sentían con nuestra llegada. Mire por el rabillo del ojo y pude ver el cuerpo perfecto de Edward aparecer a mi lado.

-¿Qué piensan? – Estaba tan nerviosa… no podía aguantar tantas miradas juntas.
-Nada, lo bellos que somos – El esbozó la típica sonrisa torcida que le caracterizaba.
-¡Me ponen nerviosas todas esas miradas fijas en nosotros! – Ya no aguantaba mas… tenía tanto estrés en el cuerpo… Parecía mentira que ser el centro de atención pudiese llegar a afectarme tanto.

Puse los ojos en blanco y respiré fuertemente para sanar el aire de mis pulmones. Deje la mente en blanco y pensé en solo ir hacia la clase que nos correspondía. No nos iba a costar nada encontrar la clase, como siempre decía nuestros sentidos eran tan potentes..

Ya no estaba nerviosa, tenía a Edward a mi lado y eso era todo lo que necesitaba. Cruzamos rápidamente los pasillos blancos parecidos a los de un hospital, torcimos a la derecha y encontramos una puerta marrón y muy robusta al final del pasillo. La puerta llamaba mucho la atención ya que era poco habitual encontrar al fondo de un pasillo blanco como las perlas una puerta marrón oscura, apartada y solitaria.

Miré a mi marido una vez más. No hacía falta que me leyese la mente para adivinar que estaba muerta de vergüenza. En los principios de curso siempre lo pasaba muy mal, no sabia si agradaría a la gente y ese pensamiento hacía que mi cuerpo se estremeciese asta tales puntos que no podía controlar.

Vamos Bella, no es para tanto – Emmett apareció a mi lado y me dio un golpecito en la espalda para animarme, pero nadie podía subirme el animo en esos momentos.

Decidida a afrontar mis miedos alargue el brazo hacia el pomo de la puerta, un pomo dorado grande con unos dibujos hechos con profundidad, me quedé mirando el pomo antes de girarlo. Los dibujos que se apreciaban eran dragones, dragones con una mirada feroz, una mirada que mataría a cualquiera incluso a un inmortal.

¡Ya basta! Comencé a escuchar en mi cabeza. ¿Era Amanda?. ¡Entra! ¡Ahora! Un impulso me hizo girar el pomo y mi cuerpo apareció en aquella clase con las miradas de treinta y cinco alumnos encima mío, tras de mi aparecieron Rosalie, Jasper, Alice, Emmett y Edward que por suerte ayudaron a que muchas de las miradas se despegasen de mi. Cuando miré a mi marido vi en su cara terror, Edward no podía sentir terror ante humanos ¿Qué pasaba?. Giré la cabeza de nuevo hacia la gente cuando mi cuerpo se tambaleo de impresión y pánico. Delante de mi habían treinta y cinco dragones mirando mis ojos con furia. Salí corriendo a tal velocidad que era imposible visualizarme y llegué asta el otro extremo del pasillo, allí pare en seco y me quede atónita mirando la puerta con todos mis sentidos alerta.

-¡Bella! – Mi marido gritaba desde la otra punta del pasillo y corrió hacia mí.
- ¡Bella! – Los demás cullen gritaban más bien de miedo ya que por mi culpa la gente podría pensar que éramos diferentes.
- Bella – Edward paró su cara frente a mí después de cruzar el pasillo en menos de un segundo - ¿Qué te ha pasado?, no era para tanto.
- Los dragones, allí… en el aula… - Me tambaleé y caí al suelo, cogí mis rodillas con los brazos y hundí la cabeza en ellas como si el mundo se estuviese callendo.
- ¿Qué dragones? – La mano de mi marido se deslizó por mi pelo tratando de calmarme y al parecer lo consiguió.

Me levante del suelo con la mirada fija en la puerta.

-Entonces… ¿me lo he imaginado? – Ya nada me parecía extraño, Amanda podía hacer que viese lo que ella quería. ¿A caso quería volverme loca?
-¿Amanda verdad? – La cara de Edward se tornó pensativa.
- Si… - Una vez mas lagrimas brotaron de mis ojos.
- ¡Bella! – El no sabía que podía llorar y por lo tanto se asombró.
- Si… lo se… aun puedo llorar, es todo tan extraño…

Mi marido se acercó a mi y me abrazo fuertemente.

-Vamos Bella – Me susurró.
- Si no hay mas remedio.

Caminamos hacía mi familia que estaban esperando en la puerta marrón. Cuando Edward y yo entramos todo estaba normal, la gente nos miraba como antes pero no veía nada raro en ellos. Caminamos hacía nuestros asientos, todo parecía normal era como si nadie hubiese visto nada de lo que había pasado.

La clase era blanca y muy amplia, tenía amplios ventanales góticos por los que no entraba el sol ya que un gran muro los tapaba, estábamos protegidos, además en las zonas bajas de Alaska no daba el sol muy a menudo, era como en Forks pero menos húmedo. Los pupitres eran también marrones oscuros como la puerta y tenían en los costados dibujos de terribles dragones. Me daba miedo mirarlos pero imaginaba que ya me acostumbraría. Las sillas no eran muy cómodas pero a los vampiros poco nos importaba.

Mientras hablaba con mi marido y los demás Cullen alguien toco fuertemente a la puerta y un aura distinta me invadió, pero no me daba miedo tan solo era intriga. La pareja que no nos prestó atención en los pasillos entró por la puerta. La chica era alta, calculaba que como mi marido y el chico la superaba por diez centímetros. Eran robustos los dos y tenía el pelo negro. La mujer miraba con insignificancia a la gente mientras que su novio, o al menos suponía que así era, miraba con amor, tristeza y respeto.

-Hola – Aquel chico saludo a toda la clase con amabilidad – Me llamó Robert, esperó ser de vuestro agrado.
-Hola, saludo la mayoría de la clase – Parecían robots, todo lo hacían al unísono o eso me parecía.
- Ella – señalo a la que debía ser su novia – es Elisabeth.

Elisabeth envió una mirada fugaz y sensual a toda la clase y se fue caminando rápidamente a su pupitre.

-Hola – no me di cuenta de que Robert estaba ya al lado nuestro.
-Hola – dijo Jasper – encantados.

Su corazón latía de una manera diferente a todos los demás, pero aun así latía, por tanto debían ser humanos. Aunque un poco misteriosos pero humanos.

¡Toc Toc Toc! – La puerta otra vez

La profesora, rubia como Rosalie, con gafas de estatura demasiado baja y de cuerpo bien formado se abrió paso hacía su mesa blanca. Tiró los libros de mala manera y nos miró a todos con cara de circunstancia.

-Un año más viéndoos queridos alumnos – Su voz era bastante potente, intimidante.

Mientras pasaba la mirada por encima de los alumnos y por tanto encima nuestro aproveche para hablar con Edward.

-No me va a caer bien – Susurré rápidamente a mi familia.
-Creo que a nadie le cae bien – Edward esbozó su sonrisa torcida – No hay muchos pensamientos respetuosos en esas cabecitas – señaló con la cabeza a los demás alumnos.

La mirada de la profesora se poso en nosotros seis y poco a poco se fue colocando en Emmett. ¿Qué había visto?. Emmett no le aparto la vista y por mucho que intentaba intimidarla no lo lograba, era extraño.

-Bueno, chicos – Comenzó ella – Mi nombre es Helen, espero ir conociéndoos a todos poco a poco – guiñó un ojo. – Ahora vamos a lo que nos interesa las clases.

Un profundo Ooooh salió de nuestras bocas. Helen se dirigió a la mesa, abrió su libro y se quedó pensando.

-¿Tenéis todos los libros? – dijo al fin mirando todos los pupitres.
- Si señora – La voz de Robert era tan suave…
-De acuerdo, vamos a ello entonces – Abrió en libro. – Pagina cinco.

La clase pasó rápido y sin contratiempos, cuando preguntaba cualquier cosa Robert o Edward contestaba. Parecía que por fin había alguien tan inteligente como Edward en la clase. Las miradas de los dos fueron fugaces, ninguno de los dos quería tener un rival.

El timbre sonó y todos salimos de la clase a descansar un rato. Mi familia y yo nos sentamos en un banco del recreo mientras hablábamos de cientos de cosas, entre ellas Amanda.

Las demás clases pasaron también muy rápido y cuando me di cuenta ya estábamos montando en el coche y volviendo a casa. En el camino de vuelta algo se cruzó en la carretera pero no reconocimos que fue, era negro y grande y parecía que tenía alas pero no podíamos asegurar nada así que lo dejamos correr.

Cuando llegamos a casa dejamos los coches en el garaje y entramos por la puerta.

-Hola chicos – Carlisle estaba sentado en la mesa del salón leyendo un libro.
- Hola, ha ido muy bien Carlisle. Sin contratiempos, Oh bueno… un pequeño problemas si hubo…Bella tuvo otra alucinación provocada por Amanda pero nada raro.
-Pronto averiguaremos todo, tranquilos. – Carlisle levantó la cabeza para mirarnos - ¿Recordáis que Billy esta enfermo y que tengo que ir a Forks? Bueno creo que voy a ir en unos días.
-Cuidabobbaon Angela… - Emmett emitió una risita malévola.
-Si… lo tendré.
- Carlisle – dije rápidamente, donde esta mi hija…
- Arriba escribiendo algo.

Subí hacia la habitación de Renesmee.

-Hola mami.
-Hola cariño – le di un beso en la frente. - ¿Qué haces?
-Escribo mami.
-Muy bien hija – Tenía que decirle que la habíamos cambiado de colegio.
- Hija..
-Lo se, Carlisle me lo ha dicho.
- A bueno. ¿Nos vamos abajo?
-Prefiero quedarme aquí, es que quiero acabar de escribir.
- Como quieras cariño. Cuando quieras baja.

Salí de la habitación y cuando me disponía a bajar las escaleras para llegar al salón vi una luz anaranjada saliendo del cuarto de Jacob. Me di la vuelta, curiosa caminé hacia la puerta entre abierta y coloqué mi mano para abrirla. Cuando entré los ojos de un chaval de unos bobbae años se posaron en mi cara.

- ¿Jacob? – Pregunté.

Algunos Temas Resueltos

-¿Que? - Jacob me miraba con cara de niño, comenzó a dar vueltas de un lado para otro de la habitación.
-¿Como que qué? - Mi mirada lo fulminaba lentamente.
- No me mires así anda... Esto lo he hecho por Nessie. - Se lanzó a la cama.
- Veo que no has cambiado, ¿y por que por Renesmee? - Agarré la puerta y la cerré caminé por el cuarto de color Salmón de Jacob y me senté en ubobballita de madera que al parecer había construido el junto a Renesmee. Era bastante cómoda pero tenía ciertos desperfectos.
- Aaaa... Bueno... Es que... si hacía esto que hice, que por cierto no me preguntes como, podría estar desde bien pequeño con ella... - Estiró los brazos a modo de angel en la cama.
- Pues bueno si, con eso de que parece ya una niña de bobbae años... ¿Pero cuando siga creciendo y parezca mucho mas adulta... que harás? - Miré hacia la cama negra de Jacob buscando sus ojos, que al estar tumbado no encontraba.
- Pues bueno.. Hasta donde se... cuando me pasó esto... estaba deseando fuertemente algo... pero de ahí ya no se como ocurrió. - Levanto la cabeza - Así que cuando quiera volver a mis diez y siete años solo tendré que desearlo fuertemente. - Me sonrió con dulzura.
- Ayyy Jacob... no cambias... - Reí y me dispuse a salir de la habitación.
- De esto nada a Nessie ¿eee? - Se sentó en la cama mirandome.
- De acuerdo. - Abrí la puerta y salí intentando que Renesmee no me viese, cerré la puerta con la mayor suavidad que me fue posible y en un abrir y cerrar de ojos ya había bajado las escaleras.

Cuando llegué al final de aquellas largas escaleras miré hacía mi derecha, pero no encontré a nadie. Miré hacía mi izquierda y allí tenía a mi familia entera reunida. Cada uno de ellos estaba sentado en un lugar, algunos reían alegremente y otros hablaban. Alice mas bien estaba absorta en algo que nadie parecía saber.

- ¡Venga Bella! - Gritaron Emmett y Jasper mientras jugaban a quien pegaba mas fuerte, el sonido de los golpes sonaba como rocas golpeándose.
- Bella... - Alice no dijo nada más no tenía la cabeza para otra cosa que no fuese lo que estaba viendo.
- Vamos Bella, te estábamos esperando. - Esme Abrazó a Carlisle. Me fijé en el y en su cara vi una mueca de preocupación que no me convencía para nada. Estaba segura de que se trataba de mí.

Edward me miró a los ojos y me sonrió solo me bastaba eso para saber que estaba feliz de verme. Estiro su brazo en señal de llamada y me dirigí hacia el paso a paso, sin perder de vista a Carlisle y a Alice.

- Bueno - Comenzó Carlisle sin levantar la vista del suelo. - Ya que estamos todos, debatamos algunos temas.
- Carlisle, por favor... míranos- le supliqué.

Carlisle lo hizo pero no sin quejarse... Su cara estaba totalmente demacrada, el cansancio del trabajo y la sed que sentía habían podibobbaon el.

- No pienso hablar de este tema - Dijo señalando su cara - en un día todo estará bien.
- De acuerdo.. - Dijo Alice, hoy parecía que no iba a formular mas de dos o tres palabras.

Esme se levanto de al lado de su marido dejando atrás el sillón blanco y fue al lado de Alice que estaba en la otra punta del salón.

-Primera cuestión - Prosiguió Carlisle levantándose totalmente del sillón y empezando a andar. - Tu hija - Me señalo tímidamente.
- ¿Mi hija? - Todos me miraban excepto Edward que siempre guardaba la compostura y Alice que estaba en un mundo distinto al nuestro, al parecer.
- Así es... Hoy mientras estabais en la Universidad me he dedicado a hablar con mi nieta. Renesmee. Le comenté si sabía para que te quería Amanda, o por que deseaba tanto tu vida. - Miró al ventanal de la zona trasera cerca de Alice - No me dejo las cosas muy claras... Pero parece ser que Amanda nunca ha tenido una vida muy plena y quiere la tuya por que si lo es.
- Vamos... Simples celos - Dijo Emmett dejando el juegito que se traía con Jasper.
- Exacto. Pero no creo que sea mas peligroso de lo que ya pensamos, así que no hay mas problemas respecto a este tema. Solo nos queda esperar a que Amanda llegue y decida casarse con Edward.

Mi marido apretó la mandíbula.

- ¿El segundo tema? - Pregunte intrigada.
- Mi ida a Forks. - Carlisle ahora hablaba serio. He recibido una llamada de Angela...
- ... Fiu Fiu.. - Silbó Emmett.
- ... Y me ha dicho que el padre de Jacob esta empeorando. - Se tiró al sillón una vez mas. - Parece ser que esa enfermedad lo consume rápidamente, así que cuanto antes baya antes podré intentar sanarlo.
- ¿Y que problema hay? - Edward preguntaba muy interesado esta vez.
- Bueno, me tendré que quedar bastante tiempo, no se cuanto.
- Ooohh... Amor, yo voy contigo - La voz de Esme cortó el silenció que se había formado en la habitación.
- Si eso es lo que quieres no te lo impediré. Salimos en dos horas, espero que los que os quedáis sepáis arreglároslas solos.

Alice se levanto bruscamente de la silla marrón que la sostenía al final del salón.

- La boda va a dar mas problemas de los que creemos. Espero que estés aquí a tiempo. - Dijo con la voz entrecortada.
- Si creo que estaremos aquí muy pronto... pero no lo se con exactitud, como ya os dije tengo que quedarme una temporada. ¿Pero que tipo de problemas? - Carlisle movió su mano hacía el pelo y no apartó la vista de Alice.
- Una nueva criatura... No la veo bien, solo se que vendrá desde los cielos...

En el salón ahora solo se oían murmullos. Edward bufaba constantemente y Emmett y Jasper estaban a la retaguardia. En un momento el salón se revoluciono.

- Pero tranquilos - Alice se dio la vuelta hacía la ventana. - Parece ser que aún no es el día.

La tensión no cesó, parecía que estuviesen preparándose para lo peor. ¿Pero que criatura podría ser? ¿Que otras criaturas se escondían en este mundo de fantasía?.

- Bueno chicos, una vez dicho todo esto... Creo que Esme y yo nos vamos a hacer las maletas - Carlisle se despidió con la mano pero no sonrió, seguía serio.
- Adios chicos, cuidaros. - Esme sonreía alegremente.

Los dos se fueron del Salón agarrados de la cintura y se escucharon sus pasos por las escaleras. Una vez que los pasos ''Cesaron'' me acomodé en el pecho de Edward.

- ¿Crees que pasará algo? - Le dije intentando no ponerme histérica mientras tocaba su pecho.
- No lo creo. - Edward siempre intentaba tranquilizarme, y en su compañía la verdad que siempre lo conseguía.
- Vamonos de aquí amor - Le agarré de la mano y lo empuje casi bailando.
- Uy Uy Uy... Estos dos ya van a romper otra cama - Emmett nos miraba riendo y consiguió arrebatarle una gran risotada a Alice.

Fulminé al resto de mi familia con la mirada y me llevé a Edward. En efecto, íbamos a romper otra cama.

Subíamos despacio por las escaleras, sin prisa alguna. Había que decir que a las tardes no era muy habitual hacer el amor en nosotros pero esta vez algo nos impulsaba a ello, una pasión irrefrenable. Cuanbobbaruzamos el pasillo divisamos a Jacob en su habitación dando vueltas.

- Jacob a cambiado un poco... - Le dije a Edward mientras habría la puerta de nuestra habitación.
- Lo se - me dijo tocándome la cintura.

Entramos a la habitación y cerramos con cerrojo la puerta, todo empezó como siempre con unos besos apasionados. Con un movimiento de mano me arrancó de cuajo toda la ropa. Y yo hice lo mismo con el. Allí estábamos los dos bobba. Besándonos de pie. El fue acercando su cuerpo al mio lentamente y al final de un fiero empujón me hecho a la cama. La excitación que yo sentía en ese momento no se podía explicar con palabras. Sentí su cálibobbauerpo encima del mío y sus labios apretados fuertemente a mi boca. Comenzó a besarme todo el cuerpo con delicadeza. En aquel instante un pensamiento absurbobbaorrió por mi cabeza ¿Haría también lo mismo con Amanda?

- ¡Para! - Le grité, pero el no paró.
-¡Para! - volví a gritar.

Esta vez noté sus labios en mi cintura quietos, inmoviles. Levantó su cabeza y me miró preguntándose que pasaba.

- Dime amor - Me dijo al fin mirando mi cuerpo.
- ¿Tu.. harías esto con Amanda? - Mi pregunta sonaba ridícula.
- Pues claro que no... - La expresión de su cara me dio miedo. - ¿Por que piensas eso? - Me sonrió.
- No se.. Por nada.

Bajó de nuevo la cabeza y siguió besándome la cintura. Era un placer inmenso, una felicidad de fantasía algo que no se podía vivir dos veces del mismo modo. Se entregó a mi mas fieramente que los demás días. Toco mis piernas con sus suaves manos subiendo lentamente por mi cuerpo. Me colocó un dedo en la boca y en pocos segundos ya tenía su boca una vez mas sobre mis labios. Lo abracé apretando mis manos en su espalda y el hizo lo mismo. La fusión había comenzado. La felicidad que duraba escasas horas ya comenzaba a crecer en mi cuerpo. Solo esbocé una sonrisa y cerré los ojos dejándome llevar por Edward.

---------------------------------------

Las horas pasaron rápidamente mientras al final nos quedamos mirándonos fijamente en la cama.

Su cuerpo desnudo era tan perfecto... Aquellas piernas fuertes, Su pecho suabe y musculoso, Sus manos aún quietas en mi pierna... Edward era como una escultura perfectamente hecha sin ningún tipo de defecto. El agarró mis manos y quietos e inmóviles nos quedamos lo que aún quedaba de la tarde y seguramente toda la noche.

Juasss!!!! xDDDD!!! Esto es todo lo que llevo escribiendo desde hace 3 semanas atras, quitando algunos días que no pude por examenes. Espero que no os de un desmayo xD.


xD

Muchas gracias por el esfuerzo, es mucho incluso para mi que soy la que lo he escrito xDDD...