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| Destino [FanFic] | |
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EdwardCullen_Fan Jacob te ruega que no vayas a Italia
Cantidad de envíos : 346 Edad : 32 Localización : España Fecha de inscripción : 06/06/2009
| Tema: Destino [FanFic] Mar Ago 25, 2009 10:36 pm | |
| En este FanFic no aparecerá ningún personaje de crepúsculo. Será simplemente una novela romántica que yo denomino FanFic debido a que la he creado gracias a las ganas de escribir que he cogido después de leer la saga de crepúsculo. Como ya sabeis soy la escritora de Sol Y Luna ^^ y aquí vuelvo de nuevo.
Espero ver vuestros comentarios cada día y que os guste este Fic llamado ''Destino''. | |
| | | EdwardCullen_Fan Jacob te ruega que no vayas a Italia
Cantidad de envíos : 346 Edad : 32 Localización : España Fecha de inscripción : 06/06/2009
| Tema: Re: Destino [FanFic] Mar Ago 25, 2009 10:37 pm | |
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| | | EdwardCullen_Fan Jacob te ruega que no vayas a Italia
Cantidad de envíos : 346 Edad : 32 Localización : España Fecha de inscripción : 06/06/2009
| Tema: Re: Destino [FanFic] Mar Ago 25, 2009 10:37 pm | |
| DESTINO PrefacioDesde bien pequeño me he dedicado a dar vueltas sin rumbo alguno por mi propia vida. Sin saber exactamente que es lo que me espera. Esta claro que mi vida no puedo considerarla como algo normal. Vivo enfadado con el mundo por razones que aun desconozco y me limito a seguir los pasos pintados que encuentro en mi vida, por así decirlo. Todo esto se podría definir como el perro que sigue a su amo sin ser consciente de sus actos, aunque yo si se lo que hago. Ahora que estas perdiendo tus, seguramente, valiosos minutos leyendo todo esto aprovecho para presentarme. Mi nombre es Aaron Allen Tisdale, no, no tengo dos nombres, Allen es mi apellido aunque se que no lo parece. Vivo en Orlando, Florida. Hace buen tiempo por aquí y no me puedo quejar, pero si te soy sincero cuando el calor se mezcla con la humedad me resulta terriblemente agobiante, aunque lo aguanto como puedo. Nací en Bilbao pero pronto dejamos el País Vasco para irnos a Florida donde mis padres Vivian desde hace muchos años. No te quedes con esa cara ¿a caso esperabas mas información? Bueno… ¿quieres saber como soy físicamente? No soy nada del otro mundo, soy uno del montón. Mis ojos son marrones oscuros y hacen juego con mi pelo castaño. Mido 1,80 y soy delgado. ¿Qué pasa ahora? ¿Se me olvida algo? ¡A si! Tengo 17 años, los cumplí ayer. ¿Quieres saber como fue la fiesta verdad? Invité a todos mis amigos del instituto y ellos invitaron a otra gente que yo ni conocía, en fin lo que sucede en todas las fiestas ¿no? Todo fue genial en la fiesta y vino la persona que yo más quiero en el mundo, pasé todo el tiempo que pude con aquella persona hasta que mis amigos me la robaron por minutos, minutos que por cierto parecían horas. Veo que quieres saber quien es esa persona ¿No es así? Pues entonces escucha mi historia. Una historia que espero que te marque y que te haga comprender la vida de un modo diferente, al menos en ciertos aspectos. Anteriormente a todo lo que te he dicho cuando estaba haciendo cuarto, mi último año de educación secundaria y con la edad de 16 años me pasaba algo peor que ahora. No sabia lo que me iba a tocar en la vida y estaba totalmente perdido. Sentía odio hacia los demás, ahora al menos solo estoy enfadado con el mundo, y hacia los homosexuales en particular. Lo cierto es que me parecían seres anormales que estaban completamente locos. Nunca llegué a considerarlos personas durante casi todo el curso. Cuando el destino te golpea con fuerza dejando una pequeña grieta por donde visualizarlo se debe intentar por todos los medio ver algo. Yo no lo hice, no me arrepiento de no haberlo hecho ni mucho menos. Si hubiese mirado por esa grieta nunca sería lo que soy ahora, quizás mejor persona y por fin… Feliz. Sinceramente, luchar contra el destino se podría comparar a andar sobre el agua descalzo, lo intentas mil veces pero nunca da resultado. | |
| | | EdwardCullen_Fan Jacob te ruega que no vayas a Italia
Cantidad de envíos : 346 Edad : 32 Localización : España Fecha de inscripción : 06/06/2009
| Tema: Re: Destino [FanFic] Miér Ago 26, 2009 4:20 pm | |
| Comenzar
¡Pi! ¡Pi! ¡Pi!
El sonido del despertador fue tan repentino que me sobresaltó. Salté sobre la cama tan bruscamente que caí de morros al suelo y ni tiempo me dio para apoyar las manos y evitar el golpe.
-¡Auuu! – Parecía que me había roto la nariz por el dolor punzante que apareció de repente en mi cabeza. -¿Qué pasa ahí? – Mi madre estaba abajo preparando el desayuno y no quería hacerla subir. -Nada, tranquila mama.
Me subí de nuevo a la cama y me tumbé boca arriba, toque suavemente mi nariz con las manos para comprobar que todo estaba en su sitio.
-Maldito despertador – Murmuré a la par que masajeaba mi nariz de un lado a otro y haciendo círculos – En que momento lo habremos comprado.
Miré con rencor el despertador sin quitarme las manos de la nariz.
-¡Aaron! – Una vez mas me sobresalté y caí al suelo. Cuando mi madre gritaba parecía una leona - ¡Baja ahora mismo! ¡Holgazán!
Para rematar la nariz solo me faltaba eso, una segunda caída. Ahora sonó como si se hubiese roto y me hizo gritar para mis adentros. Una lágrima de frustración cayó por mi mejilla mientras me levantaba aun envuelto en el dolor de la fractura.
-¡Vamos! – Gritó de nuevo mi madre - ¡O bajas o te quedas sin desayuno! -Se cree que aun soy un niño – Me levanté del suelo y fui al baño para mojarme con agua fría la nariz. No parecía muy grabe la fractura.
Una vez que me moje la nariz entré a la ducha, una ducha rápida bastaría, tres minutos a remojo si no quería que mi madre enfureciese más.
Acabé de ducharme y fui desnudo del baño a la habitación, la verdad que era un alivio tener un baño en tu habitación, así nadie te ve correr en pelotas por los sitios. Me vestí rápidamente con unos vaqueros anchos medio caídos, dos cadenas al costado derecho de los pantalones caían con gracia. Una era más corta que la otra, la larga la tenía oxidada para darle un aire más pasota. Me coloqué una camiseta un poco ancha, pero sin pasarme de la raya no quería matar a mi madre del susto.
Volví al baño para recoger el pijama.
-¡Aaron! – Pegué un salto – Cariño… ¡BAJA AHORA MISMO! -¡Guau! – Susurré - ¡Que fiera! -Tienes chocolate para desayunar… - Lo dijo como si fuese una melodía y me di cuenta que lo dijo con retintín, el chocolate me encantaba y claramente mi madre sabía como manejarme. -Chocolate… - Abrí la boca durante veinte segundos y puse los ojos en blanco mientras en esos veinte segundos la baba empezó a aparecer por un costado de mi boca.
Escuché la risa victoriosa de mi madre.
Bajé las escaleras a toda velocidad, cuando llegué a la décima escalera – aun quedaban otras diez – tropecé y me caí de un salto al suelo, obviamente caí de morros otra vez y logré intensificar el dolor de la nariz.
-Hoy no es mi día – Golpeé el suelo despacio con los puños. - Si que tardas macho
Levanté la cabeza poco a poco y vi a mi padre de pie y riéndose a mandíbula batiente de mi aspecto terriblemente dañado. El cruzó los brazos y se quedo mirándome fijamente.
-Al menos podrías ayudarme… - murmuré. -Nada de eso, un hombre debe levantarse por su propio pie. – Me replicó. -Pero da la casualidad de que yo soy un adolescente con las hormonas alteradas, no soy un hombre. – Levanté la mano, obviamente yo tenía razón.
Mi padre apretó los labios y movió los ojos de un lado a otro despacio intentando buscar algo con lo que contra atacar, pero no lo encontró.
-Va, coge mi mano anda – Estiró su brazo hacia mi y abrió de par en par la mano. -Gracias papa, si en el fondo nos llevamos bien. -Si… muy en el fondo hijo. Muy en el fondo. -No sabes cuanto te quiero – Agarré su mano y tiré de el para impulsarme hacía arriba. -Lo que tu digas, venga tu madre te esta esperando.
Me solté de el después de recuperar el equilibrio y fui a la cocina dejándolo atrás.
-Ya he llegado – Saludé. –Chocolatito mío gracias por esperarme.
Di unos cuantos pasos hacía mi chocolate caliente, el cuenco se veía tan perfecto con el chocolate en su interior. Su sabroso humo salía hacia arriba formando figuritas poco reconocibles. Anduve un poco mas hacía el cuenco.
-¡Corre por la banda derecha! – Mi hermano pequeño apareció por mi derecha a todo gas. –¡Esquiva a su adversario! – Hizo un zig-zag delante mío - ¡Se coloca delante de puerta! – Se coloco en frente de mi chocolate, aun veía el humo salir. – ¡Chuta! – Agarró mi tazón - ¡Y Gooooooooooooooooool! ¡Gol Gol Gol Gol! – Dirigió el tazón a su boca rápidamente, lo apoyó en sus labios y bebió mi chocolate de un trago.
-¡Noooooooo! – Grité estirando mi brazo izquierdo - ¡Mi chocolate! -¡¡Aaaaaggh!! – Gritaba mi hermano dando saltitos y levantando los brazos, igual que hacían en el futbol para celebrar un gol. -¡Noooooo! – Volví a gritar cayendo de rodillas al suelo y expulsando otra lagrima de frustración. -¡Aaaaaaagh! – Volvió a gritar el - ¡Me quemo! ¡Me quemo! – Empezó a correr con los brazos en alto alrededor de la mesa. - ¡Me quemo!
El panorama en la cocina era ridículo. Mi hermano dando vueltas alrededor de la mesa y gritando. Yo tirado en el suelo y llorando de frustración y Mi madre dada la vuelta, partiendo verduras para meter en bolsitas y murmurando cosas.
Una vez que hubo pasado todo y pude levantarme ocultando el color rojo de mis ojos. Me dirigí a mi hermano que estaba aun dando vueltas y aullando del dolor que le producía la quemadura.
-¡Imbecil! – Le grité mientras andaba hacia el. -¡No me pegues! – Grito el. -¡Serás… Imbecil! – Lo cogí en una de las vueltas que dio y lo sujete por la camiseta mientras el hacia intentos por correr. -¡Suéltame! – Decía el. - Señorito Bryan Allen Tisdale. Es usted un imbecil. – Le volví a repetir. -Soy lo que quieras, ¡pero suéltame! – Movió los brazos con fuerza de un lado a otro.
Suspiré para expulsar un poco de la ira contenida que tenía.
-¡Como te atreves a tomarte mi chocolate! ¡Era… MI chocolate! -Es que tenía ganas de desayunar. – Se quejó. - A ver, a ver, a ver… - Le susurré al oido. - ¡¿No decías que hoy no querías desayuno?! -Pero las cosas cambian… - Se volvió a disculpar. -Me da igual ahora mismo te vas a enterar de lo… -¡Silencio los dos! – Mi madre se giró a toda velocidad. - ¡Aaaa! –Gritamos al unísono mi hermano de doce años y yo. -¡LOS DOS AL INSTITUTO! ¡YA! – Rugió mi madre empuñando el cuchillo manchado ridículamente de zanahoria y con cachitos de pimiento en los costados pegados.
Solté en el momento a mi hermano y salí corriendo hacia la habitación, subí las escaleras y me tropecé en la última. No caí al suelo. Mi hermano subía detrás y se rió de mí, pero no pude ir para pegarle o empeoraría el humor de mi madre. Era una persona que perdía la paciencia con facilidad. | |
| | | EdwardCullen_Fan Jacob te ruega que no vayas a Italia
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| Tema: Re: Destino [FanFic] Miér Ago 26, 2009 4:21 pm | |
| Corrí a la habitación y mi hermano me copio. Cada uno fue en una dirección distinta. Yo tenia la habitación en una punta del pasillo y el en otra. Entré a la habitación. Corrí hacia la cama, me agaché y saque la polvorienta mochila de debajo. Metí todos los libros en la mochila y la subí al hombro. Debía llevar cincuenta kilos por los menos por que parecía que no podía avanzar con aquel peso en la espalda.
Corrí lo más rápido que pude con la mochila, salí de la habitación y giré hacia las escaleras. Vi que mi hermano ya salía de su habitación y corría a toda velocidad luchando contra el notable peso de su mochila. La mochila que yo llevaba era negra y le había puesto chapas y cadenas. La suya, llevaba dibujado un Mickey Mouse bastante visible en la zona que iba apoyada a la espalda. Me reí de el.
-¡Una sola palabra sobre esto… - Señalo el dibujo –Y te rajo!
Reí más todavía.
-¿¡Tu… Rajarme a mi!? – Reí.
Llegamos a las escaleras, giramos a la vez. Pusimos el mismo pie en la primera escalera y de ahí todo fue una bajada rápida y dolorosa. Caímos rodando. Como yo había entrado a la segunda escalera antes que mi hermano me agarró el pie de forma que nos caímos rodando. Yo delante, por tanto fui el que mas sufrió y el detrás.
-Vendita suerte que tienen los crios – Murmuré tirado en el suelo por cuarta vez en menos de una hora. -Gracias Aaron, me has salvado la vida. – Bryan sujeto mi cabeza y me beso la frente. Luego se levantó y salio corriendo por la puerta. -¡El autobús! – Chille, si no corría lo iba a perder.
Me levanté a toda velocidad con la expectante mirada de mi padre clavada en mí.
-No me toques las narices papa… ¡Ni una risita! – Corrí a la puerta. -Michael, cariño – Llamaba mi madre a mi padre. -Dime, Abie. ¿Qué pasa? – Mi padre temía a mi madre igual que mi hermano y yo. Lo cierto es que era buena madre y imagino que buena esposa. Pero cuando perdía la paciencia mejor no estar cerca.
Cerré la puerta de un portazo y corrí hacia el autobús. Por suerte algo me iba a salir bien esta mañana.
Una vez estuve a 2 metros del autobús baje el ritmo, estaba agotado. Pronto me di cuenta de que no debí haberlo hecho. El autobús arrancó dejándome tirado. Miré mi reloj.
-Las 8:21… - Murmuré. –Perfecto, un minuto tarde.
Para coger el autobús había que ser puntual y yo no lo fui por un miserable minuto.
-¡Que asco de conductor! – Mi hermano se asomaba por la ventanilla mientras se reía. El pelo castaño de mi hermano hacia brillos con el sol que empezaba a asomarse en Orlando. El y yo éramos prácticamente iguales. Solo que el era mas pequeño.
El autobús iba algo despacio, quizás podía alcanzarlo. Corrí a toda velocidad, aquellos años entrenando sirvieron para algo. Llegué a la puerta del autobús mientras aun iba despacio, ya que mi calle era una calle en la que había que ir despacio y había muchos semáforos. Aporreé la puerta y empecé a gritar cosas que el conductor no podía oír. El me miró. Si era hijo de Abie tenía que demostrarlo, cambie mi cara a algo mas parecido a la cara de Tejon enfurecido y aporreé mas fuerte la puerta alterando a la poca gente que iba aun en el autobús. Cuando el conductor vio el panorama y vio mi cara prácticamente pegada a la puerta no pudo hacer otra cosa que abrirme. Entré al autobús aun mirando con odio al maldito conductor y me fui a sentar lejos de mi hermano.
Me relajé en el asiento y dejé la mochila justo debajo de mí.
-Conductores…
Miré en todas direcciones pero no encontraba a mi hermano. Escuché su risa. Bajé la vista y ahí estaba debajo del asiento que quedaba libre a mi lado.
-¿¡No podías haber elegido otro de los muchos asientos libres!? – Le chillé. Lo cogí de los pelos, los tenía un poco largos. Y lo senté en el asiento. -¡Aaa! – Chilló. -Cállate anda, no me pongas en evidencia.
Fui en silencio durante todo el viaje y mi hermano a menos de un cuarto del viaje se alejo de mí para sentarse con sus amigos. El autobús ya iba mucho mas lleno, pero mis amigos no entraban asta la penúltima parada. No quedaba mucho pero se me hacia eterno.
Llegamos a la ultima parada de bus y mis tres amigos subieron metiendo escándalo.
-¡Hola tios! – Decía Connor, el primero del pelotón. Saludo a todo el autobús y le choco los cinco a los dos primero que iban sentados. Avanzó hacia mi muy pasivamente y moviendo la cabeza al son de la música que escuchaba. -No se permiten MP3, MP4, Móviles… ni ningún aparato de esos en el autobús. – Le informó el conductor. -No me rayes… - No se quitó los cascos y se sentó a mi lado. Se despeinó el pelo negro poniéndoselo de punta. Escupió en su mano y se lo mojo para darle mejor aspecto. Me miró con sus dos grandes ojos negros y me sonrió. Su cara era redonda, algo rechoncha pero no estaba gordo. Tenía unos mofletes prominentes y llevaba gafas de sol graduadas siempre. Un pendiente de aro colgaba en su oreja izquierda y un piercing decoraba su fina ceja derecha.
El conductor bufó y cerró las puertas. De milagro no engancho con las puertas la mochila de Evens que era el último de mis tres amigos en entrar. Este era más formal no hacia tantas burradas pero había que decir que estaba como una completa cabra. Tenía el pelo largo y poco peinado. Lo podría definir como Hippy… Era flacucho y se le marcaban los huesos de la cara. No era anoréxico solo que era de pocas carnes como yo le decía. Tenía la cara algo estirada y los ojos saltones. Así entre nosotros… no era precisamente algo que se pudiese mirar mucho tiempo seguido siendo chica, pero yo le apreciaba muchísimo.
Y el chico que estaba en el centro taponando a Evens… Iba vestido completamente de negro y llevaba muchísimos piercing por las orejas y la cara. Tenía los ojos pintados de negro y llevaba en la mano un guante con calaveras, en la muñeca contraria llevaba una pulsera de pinchos. Era muy pálido y tenia la cara también algo estirada como Evens y el pelo corto y muy negro.
-¡Que mierdas le pasa a esto! – Gritaba golpeando la maquina del ticket del autobús. – No entra…
Golpeó más fuerte aun la maquinita.
-Devis… - Le habló Evens- Estas intentando meter el DNI… -¡Dios! – Gritó- Es verdad… - Se rió de su propia confusión. -En fin… -Vamos no tenemos todo el dia y ya empieza a formarse carabana. –Dijo el conductor. -Pues arranca, que culpa tengo yo de que tengas menos luces que un candil apagado. –Devis sacó la tarjeta del bus de la maquinita. – Vaya robo dios… ¿Para esto pagamos una mensualidad? -¡Si no estas contento te vas a pata! – Le advirtió el conductor. -Bua chaval… Que miedo – Se rió.
El siguiente en meter la tarjeta fue Evens que lo hizo rápidamente y sin queja alguna. Mientras Evens caminaba detrás de Devis lentamente sacó un periódico de su bolsillo. El periódico sobresalía muchísimo del bolsillo y parecía que se iba a caer antes de sacarlo. Lo abrió y vino leyendo el periódico.
-¡Que asco de mundo! – Gritó. – Ahora resulta que no les basta con matar ballenas… van a empezar con la caza de osos polares. Maldita sociedad. – Agarró su colgante de la paz con fuerza y comenzó a meditar como de costumbre.
El autobús paró seis minutos después. | |
| | | EdwardCullen_Fan Jacob te ruega que no vayas a Italia
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| Tema: Re: Destino [FanFic] Miér Ago 26, 2009 4:21 pm | |
| -¡Todos abajo! – Se abrieron las puertas del autobús y todos bajaron corriendo. Yo y mis amigos fuimos los últimos. -Venid- Nos dijo Devis.
Lo seguimos a la parte trasera del instituto. La hierva estaba cortada recientemente y los aspersores habían dejado de funcionar al parecer hace poco, porque estaba todo encharcado. Nos apoyamos en la pared y Evens sacó una caja de cigarrillos, cogió uno y empezó a fumar.
-¿Queréis? – Nos enseñó la caja.
Yo cogí dos y los demás no cogieron ninguno.
-¡Mirad que botín chavales! – Connor enseño un casete rojo, muy brillante. Era grande y tenía varios altavoces. – Que bueno eres Devis. -Ya lo se… Ya lo se – Sonrió. -¿Lo has mangado? – Evens se acercó al casete. -Si… - He de decirte Devis… ¡que es una pasada! – Evens agarró el casete y lo subió a lo alto para admirarlo. -He tenido que dejar los libros en casa pero bueno. - No importa es una pasada – Dejó el casete en el suelo. -Bueno voy a guardarlo- Devis agarró el Casete y se lo metió de nuevo en la mochila. - Al salir de clase tenemos que probarlo. – Yo estaba muy emocionado, ese casete era muy caro y llevaba tiempo queriéndolo tener. - Vale, luego vamos a mi casa directamente – Devis sonrió.
Salimos de detrás del instituto y entramos con el sonido de la campana. Fuimos a la sala de actos allí nos iban a presentar a los profesores y cada clase debería ir con el suyo. Había miles de personas hablando por lo tanto todas las voces se convirtieron en un gran murmullo.
-¡Bua chaval cuanta peña! – Grité. -Y que lo digas. Vamos allí que hay 6 sitios libres. De sobra. – Evens nos condujo asta la fila de mesas libres.
Cada uno se sentó en una. Connor obviamente sin quitarse los cascos.
Entraron dos personas más por la puerta, supuse que era las últimas por que los profesores entraron detrás y cerraron la puerta. Los dos chicos se sentaron a mi lado, uno de ellos me miró durante un minuto. Me estaba empezando a poner nervioso.
-¿Te pasa algo? – Le pregunté al chaval. Era atlético y llevaba un poco de barba por la cara, le hacia bonito incluso. Tenía un piercing debajo del labio inferior y otro en la ceja izquierda. Los ojos eran azules y tenía el pelo negro. Por alguna razón, las chicas no dejaban de mirarlo. Había que admitir que tenía una cara bonita y un cuerpo diez… pero de ahí seguro que no pasaba. -No ¿Por qué? – Me sonrió y luego giró la cabeza y rió por la bajini. -Bien… - No me gustaba ese chico…
El otro chaval que estaba a su lado también era atlético y tenía los ojos negros y el pelo rubio. También tenía una cara bonita. Pero este no se salía de lo normal… Si nos poníamos a mirar bien yo era mas guapo que el.
-Bueno chicos – Comenzó a hablar el director del centro. –Aquí estamos un año mas, juntos y en la misma sala de actos que todos los años. Como veis nada a cambiado… -Claro… No tenéis presupuesto… - Susurró Connor. -Señorito… ¿Cómo se llama? – El director anduvo asta Connor - Connor Lodge Ford – Le sonrió. -¿Y crees que tu harás mejor el trabajo de administrar el dinero de un instituto con miles de alumnos? – Expulso la pregunta tan rápido que de poco se ahogó. -No lo se macho, no me rayes… - Siguió escuchando musica. -No me rayes… - El director rió. - ¿Qué pasa ahora macho? – Le pregunto Connor. - ¿No querrás una falta nada mas empezar el curso cierto?
La madre de Connor se alteraba cuando su hijo llevaba faltas a casa, así que nosotros tres sabíamos perfectamente la respuesta.
-No señor – Connor se quito los cascos y guardo el MP4. Se sentó en mejores condiciones y no volvió a hablar. -Bien Connor, así me gusta.
El director siguió la charla sin más interrupciones.
-Bueno, y ahora cada uno podrá ir con el profesor que le corresponda. En la puerta tenéis las listas de las clases con la cara del profesor que será vuestro tutor durante este año.
Todos corrimos a ver las listas, la gente se aplastaba mutuamente intentando ver algo en las listas. Por fin llegamos nosotros a las listas, buscamos nuestros nombres. Por suerte estábamos juntos en clase. La cara del profesor que nos iba a dar clase se plasmaba en la esquina superior derecha de la lista. Tenía las facciones marcadas, pelo corto peinado de forma moderna y en la foto vestía una camisa blanca. Era también atlético de cuerpo. Bueno… Había que tener en cuenta que tenía aproximadamente veintisiete años.
Las diferentes clases se clasificaban por letras. A, B, C, D, E
A mi me tocó como a mis amigos, cuarto A. 4º A.
Subimos las escaleras, pasamos los pasillos. Esquivamos a los que llegaban por primera vez al instituto, ya que estaban perdidísimos. Y después de ver a mi hermano con algunos de sus amigos entrando a su clase seguimos hacia la nuestra.
Entramos a clase, la puerta estaba abierta, y nos sentamos cada uno en su silla.
-Otra vez a comenzar el curso, que asco – Se quejó un chico que estaba en la parte de atrás. -Y que lo digas – Le dije riéndome.
Cuando todos estuvimos sentados entró el profesor.
-Bueno chicos… - Saludó – Se supone que teníais que haberme seguido, pero veo que habéis sabido llegar perfectamente. – Sonrió. -Si bueno, no somos nuevos. – Una chica que parecía estar hipnotizada por el profesor, por que no quitaba la vista de sus ojos, se agarraba los tirabuzones rubios y enredaba con ellos. Sonrió tímidamente al profesor, cuando sonreía su cara se iluminaba. Era algo precioso. -¿Aaron? – Me susurró Connor que estaba a mi lado. -¿Qué? -Nada… el profesor esta delante. No me digas que te gusta esa pija. -No… solo que por alguna razón me llama la atención su cara. – Era verdad, no me gustaba la chica. -En fin…
Dejé de mirarla.
-Entonces chicos… ¿nos presentamos? – Preguntó el profesor. -¡Yo primera! – Gritó la chica rubia. -Como quieras… - Dijo el profesor. -Pija… - Susurró Connor y de forma automática cuando paso por su lado le puso una pierna para que tropezase. La chica como iba saltando en vez de andando pudo esquivar la pierna. -¡Que suerte tienen algunas personas! – Me quejé. -Silencio chicos… dejad que se presente – Dijo el profesor.
La chica se empezó a poner roja mientras nos miraba a todos.
-Hola me llam…
¡Piiiiii!
-Lo siento, el tiempo de presentación ya ha acabado – El profesor se rió disimuladamente y mando a la chica a su sitio.
Justo en el mismo momento dos chicos entraron por la puerta, eran los que se habían puesto a mi lado. El mismo que me miró antes volvió a mantenerme la mirada durante un minuto. Yo intenté esquivarla pero no podía retirársela. Agité la cabeza. El volvió a reír.
-Hola, perdone por llegar tarde señor. – Le dijo el. – Me llamo Danny. Danny Lauper. – Sonrió. Tenía los dientes muy blancos. – El es Darren Thomson.
Darren saludo a la clase con timidez.
-De acuerdo, sentaos. – Señalo dos asientos libres. Uno estaba detrás mío y el otro en la otra punta. Danny se sentó detrás de mí y Darren tuvo que conformarse con ir a la otra punta de la clase. – Por cierto chicos, yo me llamo Derek. – Se dio la vuelta y lo escribió en la pizarra. -No somos analfabetos ¿sabias? – Devis se quitó su pulsera de pinchos y hecho la silla hacia atrás mientras se ponía cómodo. -Nadie ha dicho que lo seáis. – Sonrió. - ¿A caso te tachas de analfabeto?
La clase entera se rió incluso nosotros. La verdad que el profesor había sabido jugar sus cartas con Devis y lo dejo petrificado.
-Conmigo no hay listillo que pueda, recordad que soy joven. Seguramente ya estéis intentando adivinar mi edad. Tengo veinticinco años y se mas de lo que vosotros podáis imaginar. Antes que adulto fui adolescente y se como pensáis cada uno de vosotros- Nos señalo uno por uno.- Así que mucho cuidado.
Derek se fue a su mesa y se sentó…
-Entonces, hoy es el primer día ¿que queréis hacer? -¿Irnos a casa? – Le dije. -No será posible. -¿Entonces para que preguntas? – Lo miré fijamente. -¿Por qué me da la gana? – Me dijo. -Pues no preguntes esas cosas, esta claro que queremos hacer.
Derek endureció la mirada y pasó de mi automáticamente.
-Hoy no teníamos pensado empezar las clases. Os voy a dar el horario de clases. – Cogió un taco de hojas, solo éramos veinte pero el taco era grandísimo. - ¿Danny? -¿Si? – contestó -¿Puedes repartir el horario? -Claro – Sonrió. -Además de borde vago – susurré no lo suficiente bajo, por lo que pasó después. -Ni borde ni vago, Solo te he tratado como tú me tratas nada más. ¿No te gusta? Pues no lo hagas tú tampoco. -Haya paz – dijo Evens. - Ya hablo el Hippy. – Murmuró amigablemente Connor. -¿Ya habéis acabado? – Pregunto Derek. – De acuerdo, Danny, reparte. -De acuerdo.
Danny empezó en orden, de fila en fila. Cuando llegó a la mía y repartió a los tres primeros que había llego a mi mesa. Se quedo mirándome con fijeza. Cogió un papel y me lo dio. Cuando levanto la mano para irse rozó con los dedos una de mis manos. Me estremecí y se me cruzó la vena. Me levanté de la silla dejando que cayese al suelo del empujón. Empuje un poco la mesa pero el cuerpo de Danny consiguió que no cayese al suelo y lo agarré por la camiseta acercándolo a mi cara.
-¿Qué pasa? – Le pregunté enfurecido. - ¿Eres maricon? – Apreté mas el puño. -Suéltame… - Suplicó. – ¡Ha sido sin querer, te juro que ha sido sin querer! – Sus ojos mostraban terror. -Dios… ¡eres maricon! – No me podía creer que tuviese a un raro detrás de mí. – A mi me lo quitáis de atrás, a ver si me va a contaminar. – Grité. | |
| | | EdwardCullen_Fan Jacob te ruega que no vayas a Italia
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| Tema: Re: Destino [FanFic] Miér Ago 26, 2009 4:22 pm | |
| Danny empezó a llorar, algunas lágrimas cayeron por sus mejillas. Cuando vi que estaba aterrado. Casi petrificado me asuste de mi mismo. Lo solté todavía enfurecido y me senté en la silla. El empezó a recoger los papeles que se le habían caído cuando lo agarré.
-Aaron, ¿Eres Aaron verdad? – Me preguntó Derek. -Si… -Te vas a ir al despacho del director por mal comportamiento y homofobia. Y una cosita… yo soy maricon como tu dices – Sonrió. - ¿Me vas a pegar? ¿Me vas a pinchar las ruedas del coche? ¿Vas a hacerme algo? – Me miró con muchísima rabia la verdad – Creo que no ¿Sabes por que? Por que solo te queda cuarto para acabar educación secundaria y por que si te expulsan lo tienes crudo.
No dije nada.
-¡Ahora largo! – Me empujo fuera de clase. - ¡No me toques! ¡No me toques dios, estás enfermo! – Le grité y salí pegando un portazo de clase.
Anduve por el pasillo, si se creía que iba a ir al despacho del director lo llevaba claro. Salí por las puertas del instituto ignorando a todos los profesores que me miraban confusos.
-Que asco de gente – Murmuré mientras cerraba la puerta del instituto.
En el instituto teníamos un jardín grande con bancos. Había árboles que hacían sombra y fuentes para beber agua. Fui a una y bebí un poco de agua. Luego me fui a sentar a un banco alejado de las puertas y donde los árboles me ocultaban. Agarré el móvil, enchufe los cascos y me puse a oír música. No tenía preferencia por ninguna música en concreto. Tenía de todo tipo excepto clásicas… Había que ser muy poco hombre para escuchar eso. Seguí el ritmo de una canción que mi hermano me había metido para escuchar el.
Tenía unas ganas terribles de estrenar el casete en casa de Devis. Solo tenía que esperar a que acabase el horario escolar y podría alejarme de aquel lugar contaminado por aquellas dos personas anormales y completamente enfermas. | |
| | | EdwardCullen_Fan Jacob te ruega que no vayas a Italia
Cantidad de envíos : 346 Edad : 32 Localización : España Fecha de inscripción : 06/06/2009
| Tema: Re: Destino [FanFic] Jue Ago 27, 2009 2:20 pm | |
| A Casa De Devis
La campana de salida de la última clase sonó. Me había quedado dormido en el banco durante todo el horario escolar y no había ido a clase. La gente salió por las puertas, abiertas de par en par, muy rápido. Algunos se quedaron a fumar y otros se fueron hacia el autobús. Nosotros hoy no lo íbamos a coger. Vi a mis tres amigos salir a toda prisa así que, por si no me veían, me levanté y fui hacia ellos.
-¿Qué? – Me pregunto Connor. -¿Dónde estabas? – Se quitó la mochila para sacar el casete y miró a ver si había recibido algún golpe importante, al comprobar que no la volvió a meter en la mochila. -Toma anda – Devis me lanzó la mochila- te la habías dejado en clase. -Gracias, me he quedado dormido. – Señalé el banco que se escondía entre los árboles. – Es un buen sitio. -Oye Aaron tío, ¿se puede saber que te ha pasado en clase? – Devis nos guió camino a su casa. Los cuatro empezamos a andar en dirección a la casa de Devis, hoy no íbamos a coger el bus. -El maricón ese… el Danny ¿Danny se llama no? – Los demás asintieron. – Me ha tocado la mano con los dedos – Hice un gesto de asco. -Abra sido sin querer tío – Me tranquilizaba Connor – No te rayes. -Por dios Connor… si cuando lo cogí el pobre estaba mas cagado… - Apreté los puños. – Esto ya es una plaga, cada vez hay más. -Pasa de ellos – Evens levanto las manos y se las puso juntas delante de la boca, profirió un ‘’Ooomm…’’ y las puso en su sitio. -Deja las meditaciones macho – Le dije. - ¡Y ya para rematar la faena tenemos un tutor gay! No se como voy a ir a clase sin sentir asco por esos dos.
Nadie más habló, todos seguíamos a Devis que a pesar de llevar el casete a cuestas corría como una liebre.
-Devis tío – Connor puso una mano en el hombre de Devis para pararlo. – Que aquí hay a gente que les pesan los pantalones.- Señalo mi pantalón y el suyo. – ¿Y si bajas la marcha? -No… aquí fue por donde lo mangue, tenemos que ir rápido. – Se dedicó a mirar en todas direcciones. -Vale… ¿Has sido tan listo de no taparte la cara? – los tres preguntamos lo mismo en el momento exacto. -Pues si, ahora no me toquéis mas las narices ¿Vale? Y sobre todo ¡RAPIDO! – El paso rápido de Devis se convirtió en un movimiento rápido de piernas difícil de visualizar. En vez de andar ligero ahora corríamos.
Estuvimos más de cinco minutos corriendo y seis andando ligeros, un total de once minutos para llegar a casa de Devis. Aun que andando se tardaban veinte minutos.
Una casa grande nos esperaba delante. Tenía tres pisos de habitaciones, uno de desván y otro de sótano. Mas un jardín que rellenaba el hueco de una casa a la derecha y el hueco de otra a la izquierda. En el lado derecho se podía visualizar vagamente una gran piscina y un huerto un poco mas alejado. Al lado izquierdo había mesas y sillas para cuando tenían comidas familiares, comidas a las que por cierto Devis no quería asistir. Y no mas importante un invernadero. La hierba del jardín era verde y según me había dicho tenían varios sistemas de riego colocados.
-Vamos chavales, adentro – Abrió la puerta blanca y nos dejo pasar primero. Yo ya había estado en la casa varias veces pero siempre me impresionaba lo grande que era. Nos adentramos por el camino de baldosas de barro y llegamos a la puerta. Subimos dos escaleras y Devis pasó entre nosotros como pudo para abrir la puerta. Metió la llave, solo sonó un sordo ‘Clic’ y la puerta se abrió.
El perro que tenía corrió a saludarnos, era un Rottweiler.
-Basta Rex… - Agarró el collarín de Rex y lo empujo hacia la calle. – Quédate ahí. -No se por que no lo dejas dentro – Dijo Evens. - Deja tus rollos Hippys… – Devis nos empujo a todos hacía dentro. -¿Y tu madre? – Connor buscó por toda la casa pero no vio nada y menos escucho ruido alguno que no fuese el perro aullar.
Todos sabíamos lo buena que estaba la madre de Devis, era joven tenía treinta y seis años.
-¿Quieres dejar a mi madre en paz? – Le advirtió. -Bueno... Bueno… - Connor anduvo al salón de Devis, como pedro por su casa. Pasó por encima de una alfombra roja con reflejos dorados y siguió andando lo que parecía un milenio asta el salón. – Una casa tan grande tiene que tener sus inconvenientes – Dijo levantando un poco la voz.
Devis, Evens y yo fuimos hacía Connor que ya había entrado al salón.
Abrimos la puerta y yo entré primero. El salón era muy grande, ocupaba dos habitaciones de dormitorio, tenía sofás rodeándolo todo y una gran mesa en medio. La televisión estaba arriba, enganchada a la pared. No había que levantar mucho la cabeza para mirarla por lo tanto no molestaba. La televisión era de plasma. Entre los sofás había una puerta con cristalera transparente que daba a ver otra sala. Esa sala tenía algunos armarios y también sofás. Una televisión muy grande reposaba en una de las paredes de la sala, ocupaba casi toda la pared.
-¿Los armarios los tenéis en otro salón? – Le pregunté asombrado. -Si
Sacó el casete y lo llevo con delicadeza a uno de los sofás. Lo sitúo bien apoyado al respaldo y se retiró.
-Admirarla. – Extendió los brazos hacia los lados. – ¡No la toquéis! – El más peligroso en ese salón era Connor así que debía tenerlo todo controlado. -¿Vamos a estar aquí mirándola como cuatro tontos? – Empuje a Devis para que encendiese el casete. -Vale…
Anduvo hacía el casete, estiro uno de los brazos. Le temblaba el dedo, estaba petrificado ante tal cacharro.
-Anda Devis no seas tan melodramático – Connor se levantó desde la otra punta del salón, anduvo despacio hacia el casete, estiró un brazo e igual que Devis se quedo petrificado. -Que panorama… madre mía… -Ahora Evens avanzó para encenderla, levanto el brazo acerco la mano al casete y apretó el botón. Los otros dos petrificados solo dijeron ‘’Ooohhh’’. – Hay que tratarla con cariño, una pieza como esta necesita mimos.
Los altavoces expulsaban la voz en cascada. Se oía perfectamente y llegaba a los oídos como lluvia de verano. Devis empezó a llorar de la emoción y Connor lo siguió se abrazaron y dieron saltitos. Los miré y después miré a Evens para intercambiar una risa con el, pero cuando puse los ojos sobre su cara la tenía tapada con un clínex y estaba secándose las lagrimas.
-¿Pero que…? – Me golpeé la frente y moví la cabeza con el movimiento del no. Tres chicos llorando por encender un casete… que cosa más ridícula.
Cuando por fin se dignaron a dejar de hacer el ridículo se sentaron cada uno en una esquina del salón.
-Mirad como suena – Decía Connor – Es el Porta… Que voz… Que todo… Madre mía… -¿Eres así o te entrenas? – Me reí.
La pregunta no le gusto, volteó la cabeza y me fulmino con la mirada.
Nos quedamos escuchando música un buen tiempo. Sonaban canciones de todo tipo, cuando llegaban las clásicas las saltábamos.
Connor se levanto a apagar el casete.
-Buuuuuuu – Abucheábamos. -Callaros – Nos advirtió señalando con el dedo a la otra sala que había al otro lado de la puerta. – Ahí hay una pantalla de cine. Seguro que Devis tiene la Wii… Si la conectamos… -¡Ni hablar! – Devis se levantó a encender el casete de nuevo pero Connor se puso delante. – A ese salón solo pueden entrar mi padre y mi madre. -No veo que haya de malo en que entres cuando no estén en casa. -No Connor macho… - Devis se puso delante de la puerta para evitar que Connor pasase. -Si no te quitas te voy a pasar por encima Devis, te lo advierto.
Devis no se retiraba. Connor cogió carrerilla bajo mi mirada y la de Evens, llegó a pocos centímetros de Devis. Estiró los brazos… Devis se tiró al sofá a tiempo y Connor chocó contra la puerta abriéndola de par en par y cayó al suelo.
-Lo que hay que ver… - Evens se levantó y fue hacia la puerta, entro pasando por encima de Connor. Yo hice lo mismo. -Gracias por abrir la puerta Connor – Le agradecí. -Si… lo que tu digas – Murmuró. -¡Que pasada! – Evens miraba la pantalla embobado. - ¡Que grande! ¡Corre, Corre! ¡Saca la Wii! -Voy… - Dijo Devis ya rendido. Salió por la puerta y subió corriendo las escaleras, a los dos minutos se le oía bajar.
Entró al salón de nuevo, tiro la Wii a las manos de Evens. La cogió y la miro fijamente. Se fue asta la pantalla miro por la zona de atrás buscando donde enchufarla.
-Aquí hay algo… - Intento enchufar la Wii – A ver, a ver… - ¡Aquí esta! ¡Enchufada! -¡Bravo! - Connor y yo aplaudimos, Devis aun no estaba muy convencido. -Saca los juegos Devis.
Devis salió corriendo hacia arriba de nuevo y bajo otra vez a los dos minutos.
-No eres mas listo por que no has nacido antes, ¿Cómo se te han podido olvidar los juegos? – Evens le dio un golpecito suave en la cabeza. –Dame que meto uno.
Agarró un juego lo saco de la cajita y lo metió en la Wii. Todos nos sentamos en la alfombra que había en frente de la pantalla. Cada uno jugo durante veinte minutos.
-Bueno ya, ya hemos jugado todos. Ahora cada uno a su casa – Devis nos empujaba fuera de la casa. -Vale… - Connor se soltó de las manos de Devis – se salir solo. - Hasta mañana tío – Le dije.
Evens se fue al sur, yo al este y Connor al oeste.
-¡Hasta mañana! – Nos despedimos.
La temperatura de Orlando era perfecta, detrás de la casa de Devis había muchos árboles haciendo sombra al jardín de atrás. El camino por el que yo seguía también estaba lleno de árboles. No sabía que tipo de árboles eran… pero eran bastante finos y con muchas hojas.
Para llegar a mi casa debía pasar por frente de un barrio pijo. Procuré no mirar a nadie ni a nada para que no se me cruzase la vena. Metí las manos en los bolsillos. Paso a paso fui notando la presencia de alguien cerca de mí. Tenía la sensación de que me estaba mirando.
Levanté la vista para encontrar la supuesta persona que me miraba, estaba a escasos metros a mi derecha. Me miraba fijamente y estaba bloqueado en medio de la calle. En efecto, era Danny. Me paré y me di la vuelta para mirarlo. Nuestras miradas se cruzaron yo le odiaba pero el… el… debía averiguar por que me miraba tanto.
Empecé a andar hacia el con las manos dentro de los bolsillos. Bajé la vista para evitar la suya, me sentía realmente incomodo. Pude ver como el se empezaba a alejar despacio. Me temía… claramente me temía. Tenía que averiguar por que me miraba… no podía dejar que se fuese. Le salude amigablemente con la mano pero en su cara seguía reflejado el terror.
-¡Danny! – La primera vez que lo llamaba por su nombre. – Espera por favor.
El se paró de nuevo sin cambiar la expresión aterrada de su rostro.
Me apresuré en los últimos metros y llegue cerca suyo, me quede un poco alejado por precaución…
-¿Qu-Qué quieres? – Me preguntó, ahora no me miraba a mí, miraba sus pies.
No me anduve con rodeos.
-¿Por qué me miras tanto? – Le pregunté- ¿Por qué solo a mi? -No se de que me hablas – Negó – serán coincidencias… -Una coincidencia no dura un minuto. –Le repliqué. -Esto… me tengo que ir, ¡Adios! – Salió corriendo de aquella calle. -Será… - Apreté los puños
Me percaté de que unos chavales me estaban mirando. Cuando me di la vuelta se empezaron a besar con pasión.
-¡Maricones!, Sois una plaga – Les grité y me fui de la calle.
Procuraría no volver por esa calle para evitar enfadarme…
Caminé mas ligero todo recto asta que llegue a casa.
-¡Ya estoy en casa! – Grité. | |
| | | EdwardCullen_Fan Jacob te ruega que no vayas a Italia
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| Tema: Re: Destino [FanFic] Vie Ago 28, 2009 9:45 pm | |
| ¿Por qué a mí?
En casa nadie contestaba, por tanto di por supuesto que la casa estaba vacía. Mantuve la vista fija al final del pasillo mientras pensaba en mi comportamiento de hoy. Pero… ¡que demonios! No me había comportado mal. Arrojé la mochila al suelo y pasé por encima de ella para no caerme. Después de dejar atrás el salón, que era la primera sala nada mas entrar, me dirigí a la cocina. Tenía hambre y en esas condiciones era más insoportable aun.
La cocina que era totalmente blanca, y tenía brillantes azulejos en las paredes lograba que el sol hiciese brillos dando un tonto amarillento natural. Observé por la ventana que teníamos allí, los coches pasaban constantemente por delante y en ciertas horas se podía ver como intercambiaban droga en la calle de enfrente. No había que ser muy listo para entender lo que hacían en ese callejón oscuro. Saqué la cabeza por la ventana para observar mejor. En la calle del enfrente ahora habían varios perros abandonados y cerca de ellos el edificio que algunos listos se habían dedicado a ocupar. Pero quien sabe, quizás ese sitio fuese mi lugar algún día.
Abría la blanca nevera, hacía juego con la cocina al igual que todo lo demás, y rebusqué algo interesante para comer. Me gustaba comer zanahorias crudas, pero al parecer hoy no había.
-Vaya completo asco – Agarré la puerta de la nevera con una de mis manos – No hay nada… - Cerré despacio la puerta. – Tendré que salir a comprar algo…
Hoy no me apetecía hacer nada.
Salí de la cocina, con las tripas sonando, y me acerqué a la mochila. Rebusqué y saque una galleta de uno de los bolsillos.
-No creo que sea conveniente… - Dije.
Volví a guardarla. Cogí la mochila, que por suerte ya no pesaba, y subí al trote por las escaleras. Después de derrapar en la salida del ultimo escalón y percatarme de que mi habitación no estaba en la dirección que estaba yendo me di la vuelta para andar hacía el lugar correcto. Al entrar por la puerta lancé la mochila y la dejé colgada de una canasta que llevaba allí desde que tenía diez años. En algunas ocasiones me gustaba lanzar para relajarme, por eso no la quite. Hoy era uno de esos días. Me tiré a la cama y rebusqué debajo, palpé con delicadeza asta que pude encontrar la pelota. La saqué de debajo y automáticamente empecé a tirarla contra la canasta. En la mayor parte de tiros no conseguí encestar y rebotaba contra la pared volviendo de nuevo a mis manos. Cuando me cansé de tirar la pelota e ir a buscarla de vez en cuando por haber encestado la dejé en el mismo lugar donde la había encontrado.
La imagen de Danny me removía todas las ideas. ¿Por qué me miraba tanto? ¿A caso tenía monos en la cara? ¿Y si era verdad que solo eran coincidencias?...
-¿Qué podría hacerle para ponerlo nervioso? – Me preguntaba a mi mismo… - ¿Y si…? ¡Bingo!.
Me levanté de un salto de la cama, corrí prácticamente hacia la silla de la mesa del ordenador, la aparté para sentarme y encendí el ordenador. Después de que emitiese un sonido parecido al motor de un coche averiado se encendió.
-Menuda mierda de ordenador… - Me quejé.
Después de lo que me pareció una eternidad la pantalla cargo todos los iconos. Llevé el puntero del ratón hacía el icono de Internet ‘’e’’ y después de darle dos clicks se abrió, a maldita cámara lenta, la ventana.
Golpeé la pantalla del ordenador.
-¡Vamos joder! – Si estuviese en mi mano ya abría lanzado el ordenador por la ventana.
La ventana cargó. Entré a Google y esta vez cargó bastante rápido, ¿quizás escuchó mi amenaza? Teclee la palabra ‘’facebook’’ y metí mis datos. Una vez estuve dentro de mi tuenti fui a buscar personas. Escribí el nombre y apellido de Danny y la máxima información que sabía de el.
-¡Si señor! – Apareció una sola persona con los datos que había metido. Allí estaba la cara de Danny. Me dieron ganas de vomitar cuando lo ví tan acaramelado con el chaval que le acompañaba en la fotografía. Pinché en el y le pedí invitación para ser su amigo en facebook. Solo debía esperar a que aceptase.
Después de pocos minutos apareció un mensaje comunicándome que me había aceptado. Tenía todo bien planeado, no solía usar mucho el facebook y por eso lo tenía vacío, el nombre no daba a entender que era yo y solamente los datos de donde vivía eran iguales a los míos.
-¡Que bueno soy! – Sonreí victorioso.
Empecé a escribirle un mensaje. ¿Qué podía poner? ¡Debía trabajármelo!
¡HOLA!
Te he visto por Orlando y me has llamado mucho la atención. Me gustaría hablar contigo por aquí y conocerte. Contéstame si quieres.
Att: Andrew
PD: Me ha costado encontrarte.
Muy trabajado tampoco estaba, yo y la escritura no nos llevábamos bien. Parecía convincente.
Al de pocos minutos recibí un mensaje suyo.
Hola Andrew;
¿Dónde dices que me has visto? Y si ¿por que no hablar por aquí? No veo inconveniente.
Un saludo Danny.
-Que repipi – Pensé entre risas. – El pez ha picado.
Te he visto en el instituto. De acuerdo me va a encantar hablar contigo.
Att: Andrew
Este fue mi último mensaje ya que después de esto me desconecté. Por el momento lo tenía en facebook, luego llegaría el momento de atacar y de hacerle daño.
Apagué el ordenador de mala manera. Estaba casi hecho polvo que mas daría un poco más de maltrato. Giré la cabeza hacía la cama, justo encima de la almohada había una balda colgada con varios libros nuevos. No me los había comprado hace poco, tenían años, pero estaban nuevos ya que no abrí ninguno. Lo mío no era la lectura y menos la escritura. Me levanté de la silla y me tiré en plancha a la cama, suerte tuve de no darme de morros en el suelo.
Enganché los cascos una vez más al móvil y empecé a escuchar música. Los ojos se me cerraban despacio hasta quedarme envuelto en un sueño profundo.
No se cuantas horas habían pasado ya, quizás dos o tres. La cerradura de la puerta sonó y tres personas entraron a casa. Mi madre cacareando como una loca y mi padre y mi hermano diciéndole ‘’si’’ como a las tontas.
-¿Aaron? – Mi madre empezaba a subir las escaleras.
Me levanté y en el espejo del armario pude ver mi hermosa estampa. Estaba sin camiseta, sin pantalones… y casi sin calzoncillos… los tenía bajados asta el comienzo de la ingle.
-¡No subas! – Le grité histérico. -¿Por qué? - No subas mama.
Si me veía en esas condiciones que se iba a pensar… ni yo sabía lo que había pasado. Por dios… me dormí solo. ¿Cómo había acabado así? ¿Y si…? No imposible…
-¡No subas! – Cogí el pantalón que estaba a un lado de la habitación y la camiseta que estaba los pies de la cama, me vestí y me tire de espaldas a la cama. -¿Se puede saber que pasa? – Me preguntaba ya a pocos metros de mi habitación – No se si sabes que te he visto en calzoncillos toda la vida.
Entró por la habitación con cara de hurón. Parecía que estaba olfateando la habitación para encontrar algo.
-¿Se puede saber… ¡Que hacen los calcetines por ahí tirados!? -Ahora… ahora lo cojo. – Estaba muerto de miedo, mi madre conmigo sola en una habitación… era como estar en una escena de terror. -Bueno… -¿A que has subido? -A ver donde estabas – Me sonrió y se dio la vuelta para salir por la puerta. -¿No te bastaba con escuchar de donde venía mi voz? – Le fulminé con la mirada, había corrido para que no me viese con esas fachas solo por que quería saber donde estaba… patético. -¡No… me… fulmines… - Se dio la vuelta de golpe - …con la mirada! -¿Y-y-y – Emití un grito ahogado - Yo?
Me miró de arriba abajo, después de pestañear cinco veces seguidas me dijo:
-Te quiero hijo. – Y se fue por la puerta.
Tenía la boca totalmente abierta.
-¿Pero que familia es esta? – Fingí llorar.
Me levanté de la cama y fui al baño de mi cuarto.
-¡Aaaahh! – Gritó mi madre. Salí corriendo de la habitación para ver que pasaba. -Gracias por interrumpirme el meao mama… - Lancé mis calcetines sucios por las escaleras - ¿Qué pasa ahí abajo? -¿Quién ha sido el listo de dejar una galleta por aquí tirada? – rugió.
Tragué saliva e intenté retirarme de puntillas.
-¡Ni se te ocurra moverte! – Volví a la barandilla y observe como poco a poco se asomaba con los calcetines en una mano y la galleta espachurrada en la otra. -¿Esto no será cosa tuya verdad? -Esto… - No sabía que decirle. Pensé rápido como escapar de aquella situación. – Tengo que ir a hacer deberes – Salí corriendo y cerré la puerta de la habitación. -¡¡Aaron!! – Cuando bajase algo me decía que mi madre me iba a matar.
No tenía deberes que hacer… Se me daba bien dibujar en el ordenador. Volví a encenderlo, abajo mi madre murmuraba cosas sin sentido sobre una galleta. Abrí el paint y empecé a dibujar lo primero que me vino a la cabeza. Dibuje los perros que había visto por la ventana de la cocina y la casa de al lado. Me quedó bien, lo guardé sin color.
Salí del cuarto por que no tenía nada que hacer, mi madre estaría abajo esperando expectante a que yo bajase. Necesitaba ser cauteloso e ir con cuidado observando bien la casa. Bajé por las escaleras muy despacio y llegue a la primera esquina. Solo había una opción, girar a la derecha, cogí esa opción y seguí hacia delante. Una mano me detuvo.
-¡MIERDA! – Casi me estampe contra el techo del salto que dí. -Vaya… - Era mi padre con esa cara redonda y su piel oscura, en la oscuridad del pasillo me había asustado cuando lo vi. Sacudió la cabeza moviendo la inmensa melena que tenía. El pelo castaño caía sobre su rostro tapándolo casi por completo, cuando se hacía coletas ganaba mucho mas. Dos pelotas castañas me observan atentamente. Si, si… pelotas, era de ojos grandes mi padre. Sin duda alguna mi hermano y yo nos parecíamos a los dos. -¡Dios papa! ¡Que susto! – Me alejé un poco de el. -¿De quien huyes? – Me pregunto como si no lo supiera. -De mama – Le miré extrañado. -Yo también – Se rió levantando la voz y automáticamente le tapé la boca. -¡Cállate! – Apreté mas mi mano contra sus labios - ¿A caso no sabes que es la palabra huir?
Apretó los labios y esperó en silencio. De pronto abrió los ojos totalmente y hizo una ‘’o’’ con los labios. Otra mano me tocó por detrás, en esta ocasión no me sobresalté, era mi hermano por el tamaño de la mano.
-¡Buenas chavales…! – Gritó como si estuviésemos en un zafarrancho. -¡¡Ssshhh!! – Mi padre y yo nos pusimos el dedo en los labios y miramos a mi hermano con temor. -¿Qué pasa? – Susurró. -Estamos huyendo de tu madre – Le dijo mi padre. -¿Y eso? -Los calzoncillos sucios… - Mi padre bajó la cabeza y se puso colorado. -La galleta… - Me puse las manos en la cara.
Después de que mi hermano nos mirase fijamente, aproximadamente un minuto después…
-¡¡Mama!! – Gritó. -¡¡Noooo!! – El grito de mi padre y mío fue lo que le alerto de que estábamos allí.
En pocos segundos apareció a la velocidad de un ciempiés gigante.
-¡Sálvese quien pueda! – Gritó mi padre. -¡Corre! – Le dije empujándolo. -¡Quita de en medio! – Me empujaba hacía un costado. -¡No te metas en mi camino! – Le golpeé en el brazo.
Un cazo pasó por encima nuestro estampándose contra la pared final del pasillo.
-¡Que peligro! – Empuje a mi padre hacía atrás y se cayó por las escaleras, no fue grande el golpe ya que solo cayó de dos escaleras. -¡Noooo! – Mi padre iba medio arrastras y mi madre lo sostenía del cuello de la camiseta. -¡No te creas que podrás escaparte! – Me advirtió amenazándome con la sartén que tenía en la otra mano.
Respiré agotado contra la pared. Esto parecía una casa de locos.
-¡¿Qué te parece esto?! – Bajé por las escaleras para ver la bronca que mi madre le estaba echando a mi padre. Era peligroso pero… quería verlo. -¿Unos calzoncillos? – Le preguntó mi padre muerto de miedo y encogido en una silla. -¡Sucios! -¿Y? -¿Cómo que y?... ¿Cómo se te ocurre dejarlos tirados por la casa? – Le pegó en toda la cabeza. -¡Auch! -¡Mañana te los pongo de comida como me hagas lo mismo! – Yo respiré pausadamente y mi madre debió percatarse porque giró la cabeza. – Y a ti ya te cogeré. ¡Ahora yo tengo que limpiar la mancha de chocolate de la alfombra! ¡Por culpa de tu galleta!
Me volví a subir a mi habitación. Cerré el pestillo que tenía, en pocas ocasiones lo usaba, y me deje caer a la cama.
-¡Que día mas movido por dios! ¿Por qué a mi me tenía que tocar esta familia de desquiciados? – Golpeé mi frente una y otra vez. - No te creas… que tu tampoco es que estés muy bien que se diga. – Mi hermano entró por la ventana desde un árbol que tenía justo al lado. -¿Qué haces aquí? - Molestarte – sonrió.
Se tumbó en la cama también y miró debajo.
-¿Mama sabe lo que tienes aquí? Anda que como se entere… -¡No le vas a decir nada! – No me apetecía que mi madre se enterase del tipo de revistas… que por así decirlo… leía yo. -¿Por qué? – Se asombró. -Por que si le dices algo, le enseño el póster que me pediste. -¡No serás capaz! – Había pocas cosas que dejasen K.O a mi hermano, pero esta era una de ellas. -Haz la prueba…
Ni siquiera lo intento.
-¡Como mama descubra el póster… me mata! -Es que con doce años… ver esos pósters… no lo veo yo muy normal la verdad. – Le señalé con el dedo haciéndolo sentir culpable. -¿Qué pasa? ¡Tú empezaste a ver cosas X unos meses antes que yo! – Eso era una verdad tan grande como la torre de pizza. -Bueno si... Pero… -¡Pero nada! – Rió – Y como siempre… el hermano menor gana. -Lo que tu digas, anda déjame en paz.
Se fue por el mismo lugar del que había venido sin emitir queja alguna.
Hoy me iba a dar miedo bajar a cenar por lo que mi madre pudiese hacerme… Pero debía hacerlo si no quería morirme de hambre.
Última edición por EdwardCullen_Fan el Lun Ago 31, 2009 2:07 pm, editado 1 vez | |
| | | EdwardCullen_Fan Jacob te ruega que no vayas a Italia
Cantidad de envíos : 346 Edad : 32 Localización : España Fecha de inscripción : 06/06/2009
| Tema: Re: Destino [FanFic] Sáb Ago 29, 2009 8:56 pm | |
| En caso de subir capitulo lo subiré a la noche o mañana que estuve todo el día jugando a los sims 3 @,@ | |
| | | EdwardCullen_Fan Jacob te ruega que no vayas a Italia
Cantidad de envíos : 346 Edad : 32 Localización : España Fecha de inscripción : 06/06/2009
| Tema: Re: Destino [FanFic] Dom Ago 30, 2009 1:52 pm | |
| Afrontar Lo Que Toca
Los primero rayos de sol asomaron indecisos por la ventana de mi cuarto. Las nubes intentaban ganar la batalla al sol pero por suerte la fuerza del calor se impuso, como siempre.
Estiré una pierna fuera de la cama y moví el pie haciendo círculos, seguidamente hice lo mismo con la otra. Me puse las zapatillas, pequeñas por cierto, y caminé hacía el baño. Una esplendida posadera me esperaba reluciendo allí dentro. Subí la tapa del retrete… Bueno esto ya fue algo íntimo. Una vez hube acabado le di al agua. Me lavé las manos antes de vestirme. Observe el blanco baño de arriba abajo y me acerqué a la ducha. La encendí y después de esperar a que el agua comenzase a evaporarse y a formar vao, me metí. Cuando hube acabado de ducharme todo el baño estaba lleno de vapor y la densidad del calor era asfixiante pero me gustaba a primeras horas de la mañana.
Me sequé con rapidez y me coloqué la ropa que tenía al otro lado de mi habitación tirada de mala forma en el suelo. Me percaté de que una de las revistas sobresalía un poco por debajo de la cama, la agarré y después de mirarla durante mucho rato y abrir la boca de par en par la coloqué debajo del colchón, pensé que sería mejor ponerla ahí, las demás ya las colocaría a la vuelta.
Una gota caliente se deslizó por mi frente y calló por mi nariz, tenía el pelo calado. Hice la cama, a quien quería engañar simplemente eché la colcha encima, y me sequé el pelo con la misma toalla del cuerpo. Alboroté mi cabello y después hice un ovillo con la toalla, salí del cuarto a toda prisa y al llegar a la cocina metí la toalla en la lavadora.
Abrí la nevera con cuidado y saqué una magdalena de allí dentro. Me la comí sin apenas respirar.
-Buenos días Aaron – Mi madre entraba por la puerta de la cocina estirando los brazos y bostezando continuamente. -Buenos días. – Le serví su desayuno… unos cereales integrales con un vasito de leche. -Buenos días – Mi padre y mi hermano hicieron la misma operación al entrar por la puerta. -Buenos días – Resoplé.
Mi hermano y mi padre se pelearon durante unos instantes por coger el helado de chocolate que teníamos en el congelador. Quedaba poco. Cuando mi hermano consiguió echar mano al helado mi padre se tuvo que conformar con uno de fresa que estaba entero. Los dos se fulminaron con la mirada.
Al salir de la cocina noté la mirada de todos clavada en mí.
-¿Qué miráis? – Me di la vuelta lentamente.
Empezaron a comer otra vez ignorando mi pregunta. Apreté los labios, mi padre solía hacer ese gesto y a mi me salía en ocasiones.
-¡¡Michael!! – Mi madre gritaba desde el otro lado de la gran mesa del comedor. -¡Mierda! – Por lo visto mi padre había metido los pelos en el desayuno. -No tienes remedio… - Mi madre se rió. Hoy se había levantado de buen humor al parecer.
Me fui despacio hacía mi habitación a coger la mochila. Me quedaba una hora para que viniese el autobús pero iba a dejar las cosas abajo para salir antes. Entraba a las 8:30 a estudiar. Los profesores no era muy puntuales pero normalmente el autobús de las 8:20 nos hacía llegar a tiempo.
Saqué el móvil de uno de los bolsillos traseros de mi pantalón. Abrí la tapa de mi Motorola V3 y busqué en mi agenda particular el número de móvil de Connor, era como un hermano para mi.
Después de cuatro pitidos por fin sonó su voz.
-¿Qué pasa tío? – Ese era su particular saludo siempre que lo llamaban. -Hola Connor – Espere su respuesta. -Anda tío, si eres tú. – Detrás de su voz se oían vasos chocando suavemente. -¿Qué haces? – Le pregunté sin dejar de oír el sonido de fondo. -Nada macho, recojo la mesa. – Bajó la voz en esa frase – estoy solo en casa. -¡Menuda putada! – Mi madre solía recoger siempre la mesa y nunca me pedía a mi que lo hiciese… temía que se me cayesen las cosas. Y a decir verdad yo temía a mi madre, así que era un gran favor el que me hacía. -¡Y que lo digas! ¿Oye, que horas es? -Nada, las 7:25. -¿Para que nos despertaremos tan pronto si no tardamos nada en arreglarnos? – La pregunta sonaba tan obvia que no se podía responder. ‘’Por que somos tontos’’ Pensé. -¿Sabes que? – Le pregunté.
Al otro lado no me contestaba nadie y los ruidos habían cesado.
-¿Connor? -Si,si dime -He agregado al maricon al facebook. – Sonreí victorioso. -¿Si? ¿Para que? -Para joderle la vida. -Haz lo que quieras Aaron, esta bien que te den asco los gays pero deberías dejar al chico tranquilo. -¿Por qué lo defiendes? - ¿Ahora Connor se había puesto de parte de ese gay? -No lo defiendo Aaron… solo te digo que… -Yo se lo que me hago. -Si tu lo dices… - Hizo unos segundos de silencio, como pensando lo que me iba a decir o si debía decírmelo - ¿Sabes que? Ayer hablé con Devis y hemos quedado en llevarnos el casete dos semanas cada uno. -¿Solo vosotros dos? – ¡que injusto! Yo también quería. -No, con llevarnos me refiero a los cuatro. – Escuché una puerta cerrarse al otro lado del móvil – ¡Maldita corriente! -A vale los cuatro… -Si… oye voy a ver si se ha roto el cristal de la puerta macho, que ha sido un golpe cojonudo. -Vale. -Hasta luego. – Se despidió. -Adiós – No colgué el móvil, espere pacientemente a que lo hiciese el. Lo escuché bajar corriendo las escaleras y pasar el pasillo a la misma velocidad. Ahora se oían levemente los pasos, ¿se abría dejado el móvil encendido en su habitación?
Abajo escuche la voz de una chica, estaban hablando los dos. No podía escuchar bien la conversación pero si me llego a los oídos una palabra. ‘’… Quiero…’’
Cerré la tapa del Motorola. ¿Por qué no nos había dicho que tenía novia?
Hoy no iba a llevar el móvil a clase, pasaba de tener mas marrones con el tutor, además todos los días a primera hora nos tocaba con el. El profesor maricon me tenía que tocar a mí… todo esto era una desgracia.
Cerré los ojos, estaba de pie, y empecé a pensar formas de molestar a Danny desde el tuenti. Después de cavilar mil y una formas una buena idea me ilumino toda la cabeza.
¿Cómo puedes hacer sufrir a un gay? Rompiéndole el corazón. Sin duda alguna esa era la mejor de las alternativas para destrozarle la vida. Debía tener un noviazgo con el. Un noviazgo que por supuesto mis amigos no sabrían que existía, mejor dicho, nadie sabría que existía. Ya no me daría tiempo a ligar con Danny pero al volver del instituto, como no hacía los deberes, lo haría.
La idea era muy descabellada y me daba asco pero era mi deber y mi necesidad hacerle daño.
Abrí los ojos y el claxon del autobús sonó en mi puerta. Bajé corriendo las escaleras, agarré la mochila. El móvil aun lo llevaba en la mano así que lo metí en el bolsillo. Salí corriendo hacía el autobús y entré. Miré hacia mi casa, mi hermano salía muy despacio de casa, parecía que lo estaba haciendo a posta. Con pasos inmensamente lentos llego al autobús y increíblemente no lo perdió. Fulminé al conductor con la mirada, ayer lo había echo adrede.
Introduje la tarjeta, y después de que la maquina pareciese estar devorándola me la devolvió intacta. Mi hermano iba detrás de mí para meter la tarjeta.
Esta vez el autobús iba ligeramente mas vacío que ayer por eso mi hermano se sentó conmigo. En las paradas anteriores a la de mis amigos – Los tres cogian el autobús en el mismo sitio – subirían los suyos por tanto me dejaría tranquilo.
En todo el trayecto no me molestó ni una pizca, fui de lo más feliz. Subieron sus amigos, todos ligeramente más altos que mi hermano, y se fue con ellos.
-Por fin, dios mío. – Mis tres amigos subían por las escaleras del autobús.
Metieron las tarjetas a la maquinista y se vinieron a sentar conmigo. Eché un vistazo rápido a Connor.
-Connor… ¿no hay nada que quieras contarnos? – Le pregunté ansioso -No… ¿Por qué? -He oído lo que le has dicho a esa chica, por el móvil, antes. – Le dije arqueando una ceja.
Connor no habló y se puso colorado.
-¿Qué pasa aquí? - Evens se metió entre nosotros dos, casi tiró a Connor al suelo. -Nada… - Aseguró Connor. -Connor – comencé – que lo he oído… -¡Que no pasa nada! – Me gritó, todos los ocupantes del autobús nos miraron. -A ver, a ver… - Empezó Devis- aquí cada uno a sus temas, estas cosas son discusiones de amigos.
Connor decidió ignorarme y miró hacia delante, para observar la carretera. Estaba pensativo.
-Evens… - Dijo. – Vete por favor, estamos incómodos aquí los tres.
Después de fulminar a Connor con la mirada Evens se fue con Devis y empezó a hablarle de un juego de la Wii.
-Te juro que lo voy a averiguar – Murmuré. -¿Qué dices? -Nada Evens, tu sigue hablando de los juegos anda… -Bueno… - Sonrió.
El autobús paro de golpe y casi se estampó contra la señal de bus. Todos bajamos corriendo como de costumbre y entramos al instituto. Olía a limpio.
-¡Que bien huele! – Les dije a los tres asombrado. -Ya… es poco habitual que esto huela así. – Evens me golpeó la espalda felicitándome por el hallazgo.
Connor seguía cabizbajo sin pronunciar ningún tipo de palabra. Decidí ignorarlo, un amigo que les esconde las cosas a los demás era un traidor para mí. No pensaba dirigirle la palabra en todo el día pero mientras subíamos las escaleras para llegar a nuestra clase, se me ocurrió algo.
-Connor – Le dije sin ganas, ni siquiera le miré. -¿Si? – No tenía la misma felicidad de siempre en su voz. -Esto… ¿Luego como en tu casa? -Como quieras, a mi madre le da igual. – Subió la última escalera ya sin fuerzas. -Vale… entonces me voy contigo luego. -Iremos en autobús. -De acuerdo.
Antes de entrar a clase llamé a mi madre para decirle que hoy no comía en casa. Cuando acabé la conversación me metí en clase.
Todos estaban sentados, al primero que miré fue a Danny para matarlo lentamente con la mirada y luego mire a Connor. Ya me estaba preocupando. Mientras caminaba hacía mi asiento noté los ojos de Danny como siempre clavados en mi. No lo miré no quería problemas.
Dentro de poco iba a entrar Derek, no me hacía gracia que un gay me diese clases pero había que aceptar lo que tocaba. El profesor entró me miró apenado y cerró la puerta.
-Aaron, ven aquí por favor. – Me hizo señas con la mano, el aun estaba de pie en la puerta. -¿Qué quieres? – Le dije lo mas prepotente que pude. -Después del incidente de ayer, y de enterarme que no fuiste a ver al director… -No te jode… ¿para que iba a ir? – Me estaba enfadando. -Escúchame.
Una persona rarita no se merecía que yo la escuchase, pero al fin y al cabo era mi profesor.
-Que si… - Le dije. -Después del suceso de ayer, he decidido dejarte un libro que a mi me sirvió mucho. Un libro que yo también tuve que leer. Me gustaría que te lo leyeses en dos días y me hicieses un pequeño resumen. – Me dijo – Por favor. -Bueno… A ver como es el libro. -No tiene muchas hojas, tranquilo. Solo trescientas. -¡¡¡¿Trescientas?!!! – Toda la clase me miró. -Si… ciento cincuenta por día. Para asegurarme de que lo lees, no me queda otra que amenazarte,
Resoplé.
-Si no te lo acabas en dos días. Te pondré una falta por no hacer lo que se te manda. -Bueno… - Me estaba empezando a calentar ya – Lo leeré – Resoplé de nuevo. -Eso me parece bien. -Toma el libro. – Me proporciono un libro viejo, con la portada manchada exactamente por donde estaba el titulo, era ilegible prácticamente. Solo pude leer ‘’La vida después de…’’ Me lo leería. Ciento cincuenta hojas por día debían ser entonces. Escondí el libro bajo mi camiseta, aun que ya lo había visto todos.
Derek se fue ha su mesa y yo a la mía. Al final no había sido tan dramático hablar con el. Aun así lo prefería lejos.
-Bueno chicos y chicas – Sonrió. La chica de tirabuzones dorados ya no le prestaba tanta atención como antes, no sonreía cuando lo veía y no lo miraba excesivamente.
Me reí en alto sin querer.
-¿Qué te hace gracia ahora? – Me pregunto Derek. -Emmm, Nada… -Cállate, por favor. -Que si…
Saqué un cuaderno para empezar a dibujar.
-Como sabéis yo os daré Matemáticas, hoy empezamos con geometría que veo que lo tenéis muy olvidado, por vuestras caras. – Se rió. Nadie le correspondió al chiste. –Bueno… Sacó su libro. Empecemos recordando las formulas de cada figura. – Se levantó de la silla y empezó a dibujar en la pizarra. – Por cierto, tenéis una optativa, pintura, en la que yo os daré clase también. Quien la haya elegido ya sabe, y a quien se la hayan asignado pues también, ya sabe. -Yo elegí pintura – Le dijo Danny a una chica que tenía a su derecha. -Yo también – respondió ella. -Perdona profesor – Le interrumpí. - ¿Cómo sabemos que optativa nos ha tocado? – Estaba medio perdido. -Ahora te lo digo… - Abrió su libro. En la parte de dentro se veía pegada una fotografía de un chaval de dieciocho años aproximadamente. -¿Quién es ese? – Le preguntó una chica que se sentaba cerca de su mesa.
Derek se quedó mirando la fotografía, y la acarició con las yemas de los dedos. Una lagrima cayó encima de la fotografía.
-Mi novio… - Otra lágrima cayó. -¿Por qué lloras? – Le preguntó la chica. Era muy infantil y al parecer muy cotilla. - ¿Ya no esta contigo?
Después de que Derek no reaccionase durante un largo tiempo. Lo escuché respirar hondo.
-Murió. – Empezó a buscar algo en las listas. – Lo mataron a palos por ser lo que era. Por ser gay. – Ahora además de la tristeza mostraba mucha seriedad. – Aaron, a ti te toca pintura. -Mierda – murmuré. -Lo siento. -Derek… - Empezó de nuevo la chica. - ¿Podrías contarnos algo sobre el? – Señaló la fotografía. -¿Pero no ves que esta sufriendo? – Danny estaba enfadado por lo que parecía. -Da igual Danny. – Cerró el libro y se sentó en su silla.- Para mañana las formulas de las figuras que hay en la pizarra. -Cuéntanos algo, por favor – Dijo la chica de nuevo. Casi toda la clase estaba atenta a Derek, incluso Connor le atendía. Yo mientras yo seguía dibujando.
Derek respiró hondo.
-Se llamaba Cristopher – Comenzó. – Yo le daba clase como a vosotros y en el mismo curso. -¿Era menor de edad? – Preguntó un chico de la zona trasera. -Si. – No se sentía avergonzado, estaba más bien orgulloso. Me pareció increíble como un hombre podía no sentir temor por haber estado con un menor de edad. – Tardé tiempo en asimilar que estaba enamorado de el – Miró al cielo por la ventana de la clase – Me di cuenta demasiado tarde. Cinco días después de que se lo dijese, y tres días después de que estuviésemos juntos. – Me miró. – Unas personitas exactamente como tu Aaron, personas que odiaban a muerte a los gays… Lo mataron al salir de clase. No pude hacer nada... yo… - Otra pequeña lagrima se deslizo por su mejilla – Yo… -Tranquilo profesor – Danny se levantó y corrió a donde estaba el para tranquilizarlo. Lo abrazó fuertemente. -Muchas gracias… - Se secó las lagrimas.
La campana de salida sonó. Y el profesor se levantó y se despidió de nosotros. Miró por ultima vez al cielo y beso su mano para después liberar el beso.
Detrás de mi un grupo de chicas estaba llorando a moco tendido, mientras Connor estaba totalmente petrificado.
-¿Pero que…? – Nadie, nadie excepto yo había dejado de prestar atención a Derek. ¿Era un monstruo? ¿No tenía corazón? ¿Por qué me resultaba tan difícil entender el dolor ajeno, los problemas ajenos o la felicidad ajena? ¿Acaso era egoísta? Agité la cabeza rápidamente para borrarme todas aquellas preguntas de ella. -Aaron – Me dijo Connor. -¿Qué? -¿Sigue en pie lo de venir a comer a mi casa no? -Si -Vale, aviso a mi madre para que prepare mas comida. -Vale. | |
| | | EdwardCullen_Fan Jacob te ruega que no vayas a Italia
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| Tema: Re: Destino [FanFic] Miér Sep 02, 2009 12:37 pm | |
| Increíble y anormal
Las tripas empezaron a sonarme cuando acabó la última clase del día. Me levanté de mi silla, cogí la mochila y después de echar una envenenada mirada a Danny me quedé esperando a Connor pacientemente. Desde esta mañana no tenía el garbo de siempre, estaba mustio y apagado. La mochila esta vez no la recogió como siempre sino que fue más pasivamente.
-Connor – No me atrevía a mirarle a los ojos, quizás había sido mis ganas de saber las que le habían puesto así. – ¿Estas molesto conmigo? -No, tranquilo. – Me sonrió con dulzura; definitivamente nuestro Connor se había esfumado, al menos hoy. – Vamos a casa anda.
Anduvo delante mío durante todo el trayecto con la cabeza baja y arrastrando los pies. No me dirigió palabra alguna.
-Oye – le llamé. -¿Qué? – Se dio la vuelta aun con la cabeza baja. -¿Pasamos por la tienda de videojuegos? – A Connor le encantaba esa tienda. -No… vamos a casa. – Volvió a girarse y siguió andando.
Entramos por la puerta del garaje y dejamos las mochilas allí mismo. Me llevó por el destartalado garaje, había de todo menos un coche, y subimos por las escaleras que llevaban a la casa. Eran de mármol y brillaban aun en la oscuridad del garaje.
En la cocina su madre ya había puesto la comida en los platos, por la textura de las hojas y el espeso del caldo mi intuición me decía que era puerros. Me senté en la silla.
-Hola – Salude abiertamente a la madre de Connor – gracias por dejarme comer aquí. -Tranquilo, no hay problema. – Me sonrió con la misma dulzura que anteriormente había usado Connor. -¿Y papa? – Connor llegó de lavarse las manos –cosa que yo no hice- y se sentó a mi lado.
Su madre me miró durante un corto periodo de tiempo.
-Ya sabes como es tu padre, siempre esta muy ocupado hijo. -Ah… - Connor cogió la cuchara y se dispuso a comer. No emitió palabra alguna después de esa conversación con su madre.
Yo comí rápido y recogí mi plato mas todo lo que me rodeaba, después me senté de nuevo a esperar que acabasen. Cuando alguno de los dos terminaba recogía su plato rápidamente y todo lo que estaba a su alrededor.
-Vamos arriba – Me dijo Connor. -¡No! – Quizás esto sonó demasiado alterado pero… -¿Por qué? -vamos a ver una película – le pedí -bueno… vamos al salón, pero las películas están arriba. – Comenzó a andar hacía el piso de arriba. -Espera – le paré con impaciencia – ya voy yo. -No se que te pasa hoy macho, anda sube. – El se fue al salón.
Llegué arriba, suponía que las películas las tendría en su habitación y además cualquier cosa que nos ocultase también.
Primero busqué las películas, las tenía en una balda dentro de su armario, todas descargadas de Internet y grabas en discos. Había muchísimas dentro, cogí la primera de la segunda columna, y agarré la puerta del armario para cerrarlo.
Cuando estaba prácticamente cerrada me percate de que había un pequeño cuaderno azul detrás de los CDs. Como la intriga me podía abrí de nuevo el armario para cogerlo. Con el cuadernillo en la mano me fui a su cama para estar cómodo. Lo abrí, en la primera hoja ponía en letras de graffiti ‘’Mi diario’’. Pasé la hoja atónito y en las dos siguientes ví algo escrito. Considerando mi velocidad de lectura no me daría tiempo a leerlo en un minuto. Corrí a la primera escalera de arriba.
-Connor, déjame usar tu ordenador para una cosa. – Le grité. -Vale – Me grito. -Gracias. Tardo cinco minutos.
Volví corriendo otra vez a la habitación, me senté en la cama de nuevo y abrí el cuaderno. Empecé a leer.
Tardé exactamente cinco minutos en acabar de leerlo, pero se sumaron dos mas por el tiempo que tardé en asimilar lo que había leído. Agité la cabeza en un intento desesperado por olvidar todo pero no pude. Mi amigo, o ya no sabía lo que era… estaba enamorado de un chico. Eso significaba que… era ¡GAY!. Volví a agitar la cabeza.
-A ver Aaron – me empecé a hablar en voz alta a mi mismo – El porcentaje de Gays en cada ciudad y pueblo siempre es mínimo. – Me tranquilizaba. – Aun que claro… tengamos en cuenta que a ti te ha tenido que tocar la Ciudad con mas porcentaje de gays de todo el mundo, Orlando. Bueno, no son cálculos profesionales, pero lo digo yo. – Agité la cabeza otra vez. – Ahora, tienes que salir de esta casa lo antes posible y a ver como te alejas de Connor en el instituto.
Cierto, tenía que salir de la casa ya. Dejé la película donde estaba y el diario también. No podía dejar ningún indicio de que había leído su diario. Bajé las escaleras despacio pero me oyó.
-¿A dónde vas? – Me preguntó. -Connor, me he dado cuenta de que tengo que leerme un libro en dos días. Necesito empezar ya – Era verdad. -Bueno… ve. – Se despidió de mí con la mano y una gran sonrisa.
Corrí en dirección a mi casa sin saber lo que hacía. Estaba pensando aun en aquellas dos páginas cuando de repente me choqué con alguien. La caída fue tremenda y si la hubiese visto me habría reído de mi mismo. Mi nariz se quedó estampada sobre el pecho de aquel chico. Puse las manos a los dos costados de su cuello para poder levantarme. Cuando tenía la suficiente altura para mirarle a la cara y lo miré me puse demasiado nervioso. Era Danny. Los brazos me empezaron a temblar.
Danny pudo salir por el agujero que yo dejé al levantarme y me tendió la mano. Lo miré intrigado. ¿Por qué me tendía la mano después de todo lo que yo le hice? Acepte coger su mano para impulsarme. Era grande y musculosa. Parecía ya de hombre, la sensación al tocarle fue demasiado dura para mi pero no se parecía en nada a las anteriores.
-¿Estas bien? – Me preguntó. - Si… - Quería agradecerle por haberme ayudado a levantar pero las palabras no me salían. -¿A dónde vas? -No te importa. – Miré a mí alrededor. -Yo voy a hacer unas compras para mi madre. -Vaya… - No me interesaba lo que iba a hacer o lo que no. -¿Quieres acompañarme? – Los ojos estaban fijos en mí. Totalmente pegados a mí. -¿¡Como!? – No era que hubiese entendido mal, sino que no quería ir. -Vale entiendo, adiós – Se despidió y se fue.
Continué andando hacía mi casa. Cuando llegué la música clásica que tanto le gustaba a mi madre para limpiar estaba puesta. Subí a mi habitación. Cuando estuve arriba me tumbe en la cama y saqué de la mochila el libro que me había dado Derek.
Abrí el libro, el titulo que salía también en la primera hoja se titulaba ‘’Mi vida antes de verte a ti’’
Lo empecé a leer sin ganas, a medida que pasaba el tiempo y considerando que tenía que leer ciento cincuenta hojas me empezaba a gustar. Era interesante y de momento el chico me caía bien. Se parecía un poco a mí.
No pasaron muchas hojas asta que se empezó a descubrir todo el meollo del libro. Resultaba ser que el chico era gay y no lo sabía asta que vio a alguien que le hizo cambiar. Primero nos contaba su vida antes de que llegase aquel chico y luego su vida junto a el. Pensé detenidamente que el titulo no le quedaba bien al libro.
Derek quería que le resumiese el libro, pero sinceramente no había mucho que resumir. Ya estaba casi acabando las ciento cincuenta hojas. Llevaba ya siete horas en mi habitación. La cena ya estaba hecha desde hace rato, pero tenía que acabar me estaba empezando a gustar el libro.
Acabé en una hoja en la que el chico se peleaba con sus amigos por que era gay y a ellos no les convencía.
-Interesante – pensé.
Bajé a cenar, seguramente la cena ya estaría fría o quizás en la basura. Afortunadamente pude cenar pizza caliente ya que mi trozo estaba dentro del microondas todavía y guardo perfectamente el calor. Lo engullí. Y después de eso me fui temprano a dormir. Estaba agotado y no me iba a dar tiempo a reírme de Danny en facebook. Me metí vestido a la cama y dormí rápidamente.
El resto de la semana pasó con rapidez sin ningún contra tiempo. Me terminé a tiempo el libro y pude hacer el resumen. Derek mientras hacíamos tareas en clase se quedaba mirando la foto de su novio y de vez en cuando se ponía una crucecita que al parecer era nueva, en los labios y la besaba. Los demás profesores que si tenía que compararlos Derek – por mucho que fuese gay – los superaba en todos los aspectos, se dedicaban a enviarnos trabajos para clase y se iban a tomar cafés a la sala de profesores. Por lo tanto nadie hacia las cosas. Espere con impaciencia el fin de semana, mi madre no me dejaba ir de fiesta durante la semana así que cuando llegaban los fines de semana estaba más fuerte que nunca. Sobre Connor… por el momento pasé el tema aun que el ya notaba que me comportaba mas distante, incluso mas distante que cuando nos enfadábamos el y yo.
Pero eso sí, el tema de Connor nunca iba a dejar de parecerme increíble y anormal. | |
| | | EdwardCullen_Fan Jacob te ruega que no vayas a Italia
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| Tema: Re: Destino [FanFic] Sáb Sep 05, 2009 12:21 pm | |
| Volviendo Al Presente.
Hola, os preguntaréis que hago ahora hablándoos en el presente y por que no sigo contándoos mi historia. El periodo de mi vida en el cual cambie totalmente y me encontré a mi mismo, bueno solo un poco. Me imagino que recordareis muy bien las dos hojas del diario de Connor que leí ¿no es así? Pero claro, simplemente os las he resumido me gustaría escribiros dichas hojas enteras. Con pelos y señales y para eso aquí mismo las tengo. Durante este tiempo que os escribía me dediqué a pedirle dicho diario a mí, gracias a dios, amigo. Me lo proporciono amablemente y bueno aquí lo tengo. Dejémonos de habladurías y vayamos al grano.
Connor
Es la primera vez que escribo lo que siento en un diario. Si te soy sincero hace poco pensaba que no servía de nada hacer estas cosas pero creo que hoy es el día de probarlo. Tengo tantos sentimientos dentro que no puedo guárdamelos por siempre y por ello necesito escribir en tus paginas.
¿Alguna vez has sentido que tú ya no eres tú? Bueno, eres un cuaderno no se para que te lo pregunto. A mi me pasa continuamente. Durante este poco tiempo de instituto era de lo más normal pero ahora me siento raro, en una pequeña nube negra que no puedo disipar. No te digo que este descontento por ello, solo que ya no se si yo manejo a mi mente o mi mente me maneja a mi.
¿Sabes que? Esta semana un amigo mío casi se pega con otro de mi clase. Si fue muy emocionante, pero ya no me hace gracia. Ese pobre chico de clase tiene un amigo, como todo el mundo, y siempre van juntos a los sitios. Se llama Darren.
No conozco mucho a Darren pero me da la impresión de que es tímido y seguramente muy simpático, llevo días planteándome acercarme a el para saludarlo pero me da miedo lo que piense uno de mis amigos, Aaron.
Aaron, es un homófono de los pies a la cabeza y si me acerco a hablar con Darren, además de mirarme mal seguramente desconfiaría de mí. Si, desconfiaría en el sentido de si yo era uno de los suyos o no. Y me da miedo que descubra la verdad. Lo considero un gran amigo, somos como hermanos pero dudo que aceptase que uno de los suyos fuese gay.
Tu eres el único que me escucha sin rechistar *Reírse* como eres un matojo de hojas no puedes hacer nada para interrumpirme *Reírse*. Con mis padres no tengo esa suerte. No esta en casa habitualmente y si lo están tienen poco tiempo para mi. Como mucho solo me hacen la comida –mi madre- y ya. Son los típicos padres ocupados. Es una pena.
Bueno, me he desviado del tema. Lo que te quería contar con todo lo anterior, es simplemente que creo sentir algo por Darren. Es difícil comprender como después de tantos años sintiendo una fuerte atracción por las mujeres ahora me atraigan los hombres. Pero así es, necesito conocer a Darren cuanto antes ya que estoy totalmente enamorado de el.
Eso es todo.
Volviendo Al Presente
Después de esto os habréis quedado quizás helados o quizás muy emocionados. Yo por mi parte, ahora cada vez que leo eso me emociono demasiado, tanto que hasta las lagrimas brotan por mis ojos empapando mis mejillas. Es algo normal en mi, después de tantos años sin llorar ahora me toca hacerlo. ¿Algún día tenía que ser verdad? Creo que me he sensibilizado bastante.
Bueno, os hago un adelanto si os parece.
A lo largo de estos próximos capítulos intentare ligar con Danny desde el Facebook para burlarme de el. No es asustéis con mi antiguamente perversa mente es totalmente normal.
Tendré una pelea con alguien, dicha pelea me llevará a hacer algo que no quería y acabaré en un sitio horrible.
Y no os cuento más porque sino os cuento toda la historia. Seguramente alguien ya se este oliendo algo de lo que me pasó. De cual fue mi cambio o de quien es la persona que tanto quiero. Es fácil adivinarlo ¿Verdad? | |
| | | EdwardCullen_Fan Jacob te ruega que no vayas a Italia
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| Tema: Re: Destino [FanFic] Miér Sep 09, 2009 2:05 pm | |
| Un Mañana De Sabado Diferente
Me levante de la cama rápidamente sin temer a una caída o a alguna lesión por mis movimientos alocados. Por suerte hoy no me iba a caer en ninguna ocasión, eso me daba a entender mi buena suerte de primera hora de la mañana.
Me asee a toda velocidad y al terminar deje el baño de mala manera. La toalla en una esquina del cuadrado cuarto. La ducha empapada. Los botes de champú y gel tirados en la ducha… Y todos las paredes llenas de bao.
Corrí a la habitación, estaba a dos pasos, y me vestí con la ropa del viernes. Las zapatillas sin embargo me las cambie. Me puse unas zapatillas anchas totalmente desgarradas, eran mis favoritas por muchos que estuviesen echas un cristo.
Salí corriendo de la habitación sin haber echo la cama, al final de las escaleras mi madre miraba arriba muy atentamente. Cuando estuve a su lado me miro de arriba abajo.
-Iba a preguntarte que día de la semana era hoy – Me dijo rascándose un costado de la cabeza. – Pero veo que es sábado. – Mi atuendo le servia perfectamente para saber si estábamos en fin de semana o no.
Siempre me ponía la misma ropa dos días seguidos, pero cuando llegaba el sábado me ponía la ropa del viernes aunque la hubiese llevado ya dos veces. Simplemente por que cuando íbamos de fiesta solíamos llegar… hechos un asco a casa.
-Si mama, es sábado. – La mire con ojos de cordero degollado – Y ya sabes que los fines de semana te toca hacer mi habitación. – Sonreí. -Si, lo se.
La respiración se me atasco en la garganta cuando me percate de que podía descubrir las revistas… especiales… que tenía debajo de la cama y del colchón. Salí corriendo escaleras arriba con la apuñalante mirada de mi madre pegada a la espalda.
Guarde las revistas en lugar seguro, en la ventana tenía una baldosa que se podía levantar, y debajo de ella había como un gran hueco donde en ocasiones ya había escondido revistas. Las coloqué ahí todas y puse la baldosa en su sitio.
Volví a bajar rápidamente a donde mi madre, que seguía en la misma posición.
-Me asombras hijo… -Gracias, gracias. -Bueno, voy a hacer tu habitación y tu baño que estarán patas arriba. -Si vale. Gracias.
Me fui a la calle sin desayunar y me senté en las escaleras de subida a casa.
Hoy teníamos planes a la noche, íbamos a ir por las calles con bolsas llenas de botellas de alcohol y cada uno con su litrona. Si se daba podíamos entrar a alguna discoteca a hacer el idiota pero era poco probable. Era por mi, cuando yo entraba a una discoteca no podía permaneces mas de cinco segundos en ella. Me daban ataques de ansiedad debido a las luces y a la aglomeración de gente.
Por la tarde, antes de salir por la noche estaría en Facebook bastante tiempo. Por el tema de Danny más que nada.
A medida que la masa de nubes, completamente blancas, se alejaba el sol empezaba a disparar sus primero y débiles rayos de sol, que luego se convertiría en achicharrantes chispas de luz. Deje la mente en blanco pero no pude porque un tema me rondaba la cabeza. ¿Qué pasaría con Connor?, mis amigos tenían derecho a saber que estábamos saliendo con un gay. No se lo diría esta noche… primero quería hablar con Connor del tema. No tenía que olvidar que Connor era mi gran amigo, mi hermano por así decirlo y debía tener tacto.
Saqué el móvil del bolsillo del pantalón, llevaba allí desde el viernes, enchufe los cascos y me puse a escuchar música.
No paso mucho tiempo hasta que una sombra perturbo mi relax. Cada vez se hacía mas grande y al final se asomó por detrás de las columnas de la verja de mi casa.
-Vaya, - Dijo – Así que vives aquí. -¿Qué haces aquí? – Le pregunte. -Solo estaba paseando. Es sábado – Me recordó. -Danny, sabes que no te aguanto. No intentes caerme bien.
Danny endureció el gesto al darse cuenta que había descubierto que estaba intentando caerme bien.
-No… - balbuceó – No estoy intentando nada. – Apretó los labios. Ese gesto me recordó a mi padre.
Parecía que los sábados me sentaban mejor por que aun no había perdido la poca paciencia que tenía.
-Como tú quieras – Suspiré.
Intente disuadirle con las palabras para que se fuera, pero no lo hizo. Se acercó a mí despacio, con paso lento. Estaba ya a tan solo dos metros de mí.
-¿Qué oyes? – Me pregunto, mientras se acercaba más rápido. -Nada que te interese.- Subí el volumen del móvil. -A ya veo, a mi me gusta también esa canción. – Se sentó a mi lado. -¿Tu escuchas rap? – Le pregunté atónito. Era imposible que un gay escuchase rap. -Yo escucho de todo Aaron – De su boca mi nombre sonó más suave. Más angelical.
Me estremecí.
Danny, situó sus brazos sobre las piernas y miró al frente pensando en algo. Pasaron cinco minutos en los que no me habló. Me molestaba tener a alguien al lado y que no me hablase, así que tome yo la iniciativa.
-¿En que piensas? – Me coloqué la mano en la cabeza como compadeciéndome de lo que había dicho.
Danny me miraba asombrado. Realmente parecía imposible que yo me preocupase por lo que alguien pensaba.
-Pues… - Se notaba que no sabía por donde empezar. – En todo.
Dejé el móvil en el suelo.
-¿Y que significa ese ‘’En todo’’? – Me estaba empezando a interesar la conversación. ¿Realmente no era tan malo hablar con un gay? Bueno, al fin y al cabo por la mañana no tenía nada mejor que hacer. -Pues… - Pensó en profundidad – Si te soy sincero Aaron, no se en lo que pienso. -Pero si me has dicho que piensas en todo. -Pero no quiero decirte en que pienso.
Dejé de respirar y abrir los ojos por completo. ¿Por qué no quería contármelo?
-Dímelo, no me voy a enfadar. – Eso no era totalmente cierto, no tenía ni idea de en como iba a reaccionar. -En Darren… - Suspiró. -Ammm. -Mira Aaron, lo esta pasando muy mal. – Lucho contra, lo que pude definir, su ética antes de contármelo. – Hay un chico que le ronda en la cabeza, y a ese chico también le ronda el. Quiere ir y decirle que le gusta y que quiere salir con el, pero, piensa que puede ser una mentira para reírse de el. -Lo dudo – Inconscientemente había abierto la boca. -¿Por qué? – Me pregunto. -¿Conozco al chico? – Le pregunté. -Si… -Es Connor. -Si. – Me dijo ya con más confianza en mí. -No es ninguna broma. – Le aseguré. -Pero, ¿te lo ha contado precisamente a ti? – Negaba con la cabeza. – Es imposible. -No me lo ha contado, lo he descubierto yo. Y no preguntes como porque no te lo voy a decir. -¿Y que te parece? -Mal, ¿Cómo quieres que me parezca? – Me estaba enfadado un poco – Resulta que mi amigo es… -Homosexual. -Gay – Le corregí. -No es tan malo. Eres su amigo Aaron, no importa que sea gay mientras haya amistad. -Yo no lo veo así. Ni siquiera se que hago hablando con un gay a estas horas de la mañana. -Yo tampoco se que hago hablando con un homófobo – se rió – En cualquier momento me matas a golpes. -Puede ser – Me hizo gracia lo que dijo, y era verdad si me enfadaba demasiado podía matarlo a patadas. -Ya ves. -¿Y no me tienes miedo? -Si. -Ya decía yo. -Pero no a que me mates a golpes precisamente. -¿A que? – Era raro que no tuviese miedo a la muerte, hasta yo le temía. -¿No te ha enseñado nada el libro que te dio Derek? – Cambió de tema - es bueno el libro. -No, era entretenido pero sigue siendo un libro. En la vida real no pasa nada de eso. – Desenganche los cascos del móvil y guarde todo en el bolsillo. -Un libro como ese plasma cosas reales Aaron. -Lo que tú digas. – Ya no me gustaba la conversación… libros… -¿Quieres salir conmigo esta tarde? – Bajó la vista hacia el suelo. -¡¡¿Cómo?!! - ¿Salir con el? ¿Con un gay? ¿Y si me veían mis amigos? -Si… dar una vuelta.
Medité durante poco tiempo. Realmente además de intentar ligar con Danny con mi identidad falsa no tenía nada mejor que hacer hoy.
-Bueno, pero poco tiempo. ¡Y por sitios que no vayan mis amigos! -No creo que vayan a mi barrio. -Pues a tu barrio entonces. – Increíblemente iba a salir con Danny… No estaba totalmente segura de lo que iba a pasar hoy. Me daba miedo. -Vale. ¿A las cinco de la tarde? – Me preguntó. -Bueno… -Ahora voy a seguir paseando. – Se despidió de mi - ¿Ves como no ha sido tan malo hablar conmigo? -No… a sido malísimo – le asegure.
Se fue por el lado contrario que había venido. | |
| | | EdwardCullen_Fan Jacob te ruega que no vayas a Italia
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| Tema: Re: Destino [FanFic] Vie Sep 11, 2009 1:21 am | |
| Salida con Danny
Un gigante plato de arroz blanco me esperaba en la mesa. Lo observe durante pocos segundos, odiaba el arroz igual que mi padre, pero mi madre se empeñaba en ignorarnos. Comí rápido y sin respirar para evitar saborear el arroz. Me despedí de mi madre y subí a mi habitación a encender el ordenador.
No tenía ningún mensaje en Facebook, era normal, pero aun así fui a mirar los mensajes. Tarde poco tiempo en recibir un mensaje de Danny. No decía gran cosa simplemente que hoy iba a salir conmigo.
Fingí estar celoso y el siguiente mensaje que recibí fue precisamente como me temía, me preguntaba que me pasaba.
Aquí iba a entrar en acción mi malévolo y perverso plan. Reí por la bajini y me frote las manos.
Le dije que creía sentir algo por el y que necesitaba aclarar mis dudas. Después de esto no contesto.
-¿Habré fallado? – Me pregunté a mi mismo. Pasaron cinco largos minutos y recibí una contestación de Danny.
Quería quedar esta tarde. Me vendría a buscar si le decía donde vivía. Ante todo y rápidamente le dije que no, que saliese con ese tal Aaron y que se lo pasase bien. También le dije que me sentía algo mal.
Acepto enseguida mi excusa. No tenía nada mucho mejor que hacer en Facebook así que lo cerré visto que Danny no estaba por la labor de hablar de cosas mucho mas extensas.
Apagué la pantalla y baje abajo, salí por la puerta. Iba a dar un paseo para bajar la comida. Camine hacía la derecha y crucé decenas de pasos de cebra.
Orlando daba miedo con tanto tráfico. Un hermoso Ferrari rojo, típico, pasó por delante mis narices a toda mecha cuando iba a cruzar uno de los últimos pasos de cebra hasta llegar a un precioso parque poblado por las flores. Me quede atónito, los Ferraris eran impresionante y la velocidad que alcanzaban era de vértigo.
Cuando por fin estuve en el parque sano y salvo me tire a la escasa hierva y cerré los ojos mientras el olor de las flores impregnaba todo mi ser. Me gustaba mucho ese sitio. De pequeño mi madre me llevaba allí a jugar a futbol con ella. Bueno, lo que se podía denominar futbol ya que todo era un ‘’tírame la pelota que te la paso’’ por así decirlo. Con cinco cuatro años tampoco se me podía pedir ser Cristiano Ronaldo.
Varios pájaros grises pasaron por encima mío plasmando su sombra en mi cuerpo. Saqué el móvil, siempre lo llevaba a mano para escuchar música, y me puse los cascos para oír la música que por suerte era un regalo para mis oídos. Como el Rap no había nada.
Las horas pasaron volando y la batería del móvil también pasó volando. Más que pasar se gastó volando. Miré el reloj.
-¡¿Cómo?! – Grité tirado en la hierba. – Las cinco menos cinco. – Me levanté rápidamente y salí corriendo hacía mi casa.
Cuando quedaba con alguien fuese quien fuese siempre tenía que estar a tiempo, no estaba en mi forma de ser dejar plantado a alguien por muy mala persona que fuese o por poco que me gustase.
Crucé los pasos de cebra rapidísimo, por exagerar a la velocidad del Ferrari que ví antes. Llegué a casa totalmente sudado. Eran las cinco. En pocos segundos Danny apareció por una de las esquinas de la Berja de mi casa.
-¿Te espero no? – Frunció el ceño mientras me miraba de arriba abajo. -Si…
Subí relativamente corriendo a mi baño, entré y me dio pena usarlo la verdad. Mi madre lo había dejado como los chorros del oro. Me metí a la ducha, me moje un poco para quitarme el cansancio y el sudor, jabone con rapidez mi cuerpo y me aclaré. Salí otra vez relativamente corriendo de la ducha calando todo el suelo y sin la toalla puesta, con todas mis vergüenzas al aire.
Me puse otra ropa, era una pena no poder llevar la del viernes hoy. Me puse unos pantalones anchos negros de tela vaquera, estaban arrugados ya que le decía a mi madre que no los planchase. Una camiseta ancha blanca y unas zapatillas blancas. Saqué una gorra negra del armario y me la puse de mala manera, tenía el pelo empapado y la gorra se mojo.
Salí pitando de la habitación, me tire, literalmente, por las escaleras y salí a la calle.
-Ya. – Le dije respirando acompasadamente. -Vaya… -¿Qué? – Arqueé una ceja. -¿Tantas ganas tenias de salir conmigo? – Me sonrió. ¿A caso le gustaba sacarme de mis casillas? -¡¡¡Claro que no!!! – Le chillé, después rebusque en el bolsillo de mi nuevo pantalón para encontrar el móvil pero obviamente no estaba. - ¡¡¡Claro que no me gusta la idea de salir contigo!!! – Volví a gritarle. - ¡¿Pero que te…?! -Vamos – Me ignoro olímpicamente. Empezó a caminar y me hizo un gesto con la mano para que yo fuese con el, eso hice.
Me dediqué a seguirle durante todo el camino. ¿Dónde viviría?
-¿Falta mucho? – Le pregunté, notaba algo cansadas las piernas.
No respondió.
-¿A dónde me llevas? – Le pregunté otra vez con un tono mas agudo.
No obtuve respuesta alguna.
-¡Que a donde vamos! – Ya no preguntaba ahora gritaba en medio de la calle.
El se dio la vuelta, luego se rió y siguió caminando.
-Me estas hartando. – Murmuré por detrás.
A lo lejos otro parque, esta vez más bonito se empezaba a ver. Una gran fuente expulsaba agua continuamente por la boca de los cinco niños que tenía. Los bancos se colocaban alrededor de la fuente y otros más a lo lejos con farolas a los lados. Algunos bancos de piedra estaban dentro del césped con caminos hechos para pasar sin pisar la hierba. Lo más impresionante fue ver donde vivía Danny. Detrás de todo eso una gran casa, de cuatro pisos y grandes dimensiones esperaba tranquila nuestra llegada.
-¿Aquí…Aquí…? – No me salían las palabras solo de contemplar la fabulosa y blanca casa. -Si, aquí vivo. – No sonaba muy contento al decir eso, y cualquiera con dedos de frente estaría contentísimo de vivir en esa gran casa. -¿No te gusta vivir aquí o que? – Le pregunté atónito -La verdad que me da igual. -¿Qué te da igual? – Mas que ganas de reír me dieron ganas de llorar. - ¿Por qué? -Por que vivo solo.
No le pregunté nada pero el pudo interpretar perfectamente mi pregunta por lo visto.
-Mis padres son empresarios, los dos. De la misma empresa. Están casi todo el año fuera y me dejan aquí solo. Lo que se dice, tener una relación abierta con mis padres no tengo. A veces dudo en si tengo algún tipo de relación con ellos. – Siguió caminando para llegar asta la puerta de entrada, una puerta de madera maciza imposible de romper.
No supe que responder.
-Tranquilo, cuando cuento mi dilema nadie sabe que responder. – Abrió la puerta. La casa por dentro era terriblemente impresionante.
Una gran entrada nos daba la bienvenida, tenía dos estatuas a los lados de las escaleras. Eran… Parecían serpientes. Las escaleras eran de madera, buena madera y brillaban como si fuesen nuevas. El piso de abajo era como mi casa entera de grande. Es decir, toda su casa serían cuatro casas mías.
-¡Es enorme! – Me brillaban lo ojos. -Veo que te ha gustado. -¿Eh? – Me sobresalté, tenía los ojos de Danny clavados en los míos, mirándome fijamente. - ¡No, claro que no me ha gustado! ¿Crees que me gustan estas mariconadas? – Noté que estaba sudando de los nervios. -Como quieras entonces. -Si eso… - Le dije y le retiré la mirada.
Se fue asta una puerta de cristal que dejaba ver el salón. Yo le seguí y entré.
-Es incluso mas grande que el de Devis… - Abrí la boca.
Dos mesas de comedor reposaban al final del salón con las sillas bien colocadas. Un gran sofá estaba colocado en una pared y enfrente había una televisión de plasma. Tenía muchos muebles y fotografías. La alfombra, blanca era mullida y daba ganas de colocar los pies descalzos en ella.
-Tengo películas para elegir. Libros para leer. Consolas para usar, todas. Y obviamente juegos. – Todo esto lo dijo en un suspiro y señalando cada lugar con el dedo. – Coge lo que quieras. -Ammm… - No estaba muy seguro de querer jugar con un rarito a la Play o a la Wii… -¿Qué pasa? – Frunció el ceño – No te voy a contagiar la lepra.
No estaba muy seguro de ello.
-Coge lo que quieras. – Me volvió a invitar. -Bueno.
Sin pensarlo dos veces fui a la zona en donde estaban los juegos y cogí algunos de la Play. Me acerqué al lugar de las consolas y cogí la correspondiente a dichos juegos.
-Tienes buenos juegos. – Le felicite. -Y lo que no sabes es que te gano en todos.
Me reí a mandíbula batiente.
-¿Tu ganarme a mi? – Seguí riéndome – Ni lo sueñes gay. -¿Hacemos la prueba? – Me retó. -Claro, me va a gustar verte perder. -Si… - Encendió la Play, la televisión de plasma también y apago la luz. -¡Qué pasada! – La televisión iluminaba por completo todo el salón y se reflejaban algunos dibujos en la pared. -¿A que si? Pero ahora al grano.
Estuvimos jugando durante horas, no controlé el tiempo. Me ganó el 80% de las veces mientras que yo me quede con un patético 20%
-La suerte del novato – Intenté consolarme. -Si si… - Se rió ahora el. -Pues si – Apreté los labios, esto produjo una reacción distinta en Danny, me miró fijamente e inspecciono todas las facciones de mi rostro. -¿Qué haces? – Apreté más los labios. -Nada. – Encendió la luz y apago la televisión y la Play. La dejo en el sofá. -¿Qué hora es? – Le pregunté. -No se… mira tu el reloj, que para eso lo tienes. – Señalo mi muñeca.
Baje la vista hacia el reloj, me pesaban los parpados y la vista se me empezaba a nublar. Después de jugar a juegos era una persona de sueño fácil y efectivamente, en pocos segundos todo el salón se volvió oscuro y me deje caer en el sofá.
Lo ultimo que pude oír fue a Danny llamándome perezoso. | |
| | | EdwardCullen_Fan Jacob te ruega que no vayas a Italia
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| Tema: Re: Destino [FanFic] Lun Sep 14, 2009 7:50 pm | |
| Avergonzado.
Abrí los ojos con mucho esfuerzo y me estiré en la amplia cama. Mire hacia un lado, ya que en casa tenía ahí el armario, pero no encontré nada, simplemente una pared blanca con un cuadro de un precioso paisaje. ¿Dónde había dormido aquella noche?
Intente recordar por todos los medios entre las suaves sabanas de la cama. No me apetecía salir de ella me sentía tan a gusto allí tumbado…
Una lámpara negra con tres bombillas situadas alrededor de un barrote, en diferentes alturas me cegaba, por completo cuando la miraba.
Escuche pasos bajando unas escaleras y en el piso de abajo oí ruidos de vasos y bandejas. La nevera se cerraba y se abría constantemente, del mismo modo en el que la abre alguien que pasa mil veces por la nevera sin saber que escoger. Los pasos se volvieron a escuchar, ahora por lo que parecía estaba subiendo.
Me senté en la cama después de luchar contra la pereza que invadía mi cuerpo y aguce los oídos. Los pasos se acercaban cada vez más. Miré al espejo que tenía justo enfrente de la cama, era grande y dejaba ver reflejada toda la pared en la que estaba situada la cama. Increíblemente estaba sin camiseta.
La puerta de la habitación se abrió despacio y alguien entró de espaldas para así evitar que se cayese lo que llevaba en las manos.
-¡Danny! – Grité y agarré la sabana bruscamente, me tape con ella asta la barbilla. -¡Buenos días! – Estaba conteniendo una gran carcajada al parecer. -¿Qué…? -No me digas que no sabes lo que paso ayer… - Me miró de medio lado, seguía de pie y con una bandeja en las manos. -¿Qué paso? – Estaba asustado.
Reprimió otra carcajada.
-¿No te estarás quedando conmigo verdad? – Apreté los ojos, parecía que le estaba echando rayos láser. -Ayer… -¿Si? – Le presione. -Jugamos… -¡¿Coomoo?! – Mis manos se habían convertido debajo de las sabanas en dos puños. -a la play – Concluyo. -Muy gracioso… - Suspiré aliviado. -Toma, desayuna. – Dejo la bandeja en la cama. -¿Y por que estoy durmiendo aquí? – Abrí ligeramente los brazos para señalizar toda la blanca estancia. - ¿Y sin camiseta? -Te quedaste dormido nada más apagar la play, te subí arriba y como por las noches hace calor te quite la camiseta para que estuvieses más cómodo. -¿Me subiste arriba? - ¿Tan fuerte era Danny? -Si, te subí arriba. ¿O crees que no soy capaz? – Cogió una magdalena de la bandeja. -Es que, no lo eres.
Dejo la magdalena con calma, se levanto y se quito la camiseta. Se volteó hacia mí y me miró fijamente.
-¿Sigues pensando que no puedo? – Me pregunto.
Levanté la sabana y observe mi torso desnudo, luego miré el suyo. Había una considerable diferencia entre el mío y el suyo, yo no tenía tanto músculo.
-Bueno… - Fruncí el ceño.
Se coloco de nuevo la camiseta y se sentó para acabarse su magdalena. Busqué mi camiseta por toda la habitación pero no estaba.
-¿Dónde dejaste mi camiseta?
Se volvió a levantar, ya se había acabado la magdalena, y se acerco a un armario. Lo abrió, estaba completamente vacío excepto una balda en la que había una camiseta.
-Toma – me lanzó la camiseta. -Gracias – Me la puse corriendo para que Danny no me viese sin camiseta, aun que ya me hubiese visto la noche pasada. -¿Gracias? – Se quedó atónito. -¿Qué? -¿Tu sabes decir gracias? – Me pregunto.
No le respondí.
Hoy era domingo, mi madre se estaría preguntando donde había pasado la noche, así que pensé en volver a casa.
-Me voy – Le dije a Danny. Salí de la cama. -¿Seguro que no quieres comer nada? – Me insistió. -No. – Le dije - ¿Me puedes acompañar a casa? – Sonaba algo ridículo – Es que desde aquí no se ir. -Si, deja que haga la cama.
En tres minutos Danny había terminado la cama. Ordeno un poco los cojines de la cama y paso un plumero que había dentro del armario.
-Que rapidez. -Costumbre. – Me dijo – Vamos.
Yo estaba de frente a el obstruyendo la puerta por lo tanto me empujo posando una de sus manos en mi pecho para poder salir de la habitación. La sensación que recorrió mi cuerpo fue diferente, me asusté. A el debió de pasarle algo similar, pero no sintió miedo, este se quedo petrificado con la mano en mi pecho y respirando pausadamente. Nos quedamos en aquella posición al menos medio minuto.
-Vamos Aaron – dijo con la voz débil. – tengo que enseñarte como ir desde aquí a tu casa.
No le respondí, seguía asustado y notaba una sensación extraña en el pecho.
Salimos de la casa, y seguimos todo recto, cruzamos algunos pasos peatonales y llegamos a mi casa.
-Era más fácil de lo que creía – Le dije ya con el susto fuera del cuerpo. -Cuando me asomo al desván, veo tu casa perfectamente así que no esta tan lejos. -Ya… bueno adiós – Entré corriendo a casa.
Me fui al salón, mi familia por suerte seguía dormida y no tendría que hacer frente, por el momento, a sus preguntas. Encendí la televisión y me recosté en el sofá. Mas que ver la televisión estuve pensando. Pensando en la tarde anterior con Danny, me lo había pasado realmente bien. En el sentimiento al sentir su mano en mi pecho y en que al parecer dejé plantados a mis amigos. ¿Cómo lo explicaría?
Sonó mi móvil, algo me decía que enseguida obtendría la respuesta a mi pregunta.
-¿Si? – Aparte el teléfono de la oreja por el posible griterío que habría al otro lado. -No – Evens hablaba al otro lado del teléfono. -Eres tú… -¿Quién quieres que sea pues? – Me preguntó con intriga – ¿has ligado? ¿Estabas esperando a la novia? -No… -¿Entonces donde estuviste anoche? Creíamos que te habías coronado. -No… -¿Entonces? -Es… una larga historia. Me entretuve con alguien. -Aaron… ¿Quién es ese alguien? – Estaba perdiendo la paciencia por lo que parecía – Sabes perfectamente que de tus tres amigos, descontando a Connor que estos días no se que le pasa, sabes que yo soy el mejor para que me cuentes las cosas. No voy a decir nada.
Pensé detenidamente en Connor, Devis y Evens, ciertamente era verdad, Evens era el mejor para desahogarse.
-Bueno – comencé, me pareció oír un ‘’bien’’ al otro lado del teléfono pero no estaba seguro. – Estuve con Danny.
Un silencio taladrante invadió la atmosfera.
-¿Danny? – Le hoy preguntar a grito limpio. -Si Evens, si… -¿Y que hacías con Danny? – Me preguntó - ¡Tú lo odias! -Si… - Ya no sabía si lo odiaba o que. -¿Entonces? -Me invito a su casa y sacó la play. -Interesante… -¿Qué pasa? – Le pregunté irritado. -¿No te has dado cuenta? -¿De que? -De que le gustas. -¿En serio? – Sin querer mis labios esbozaron una sonrisa. Tosí. -Si… Te mira durante minutos, te toca la mano en clase, te invita a su casa y juega contigo a la play. -Eso… eso no quiere decir nada. -Lo que tu digas, pero el tío esta coladito por ti. Que bonito… Pero si quieres decirle que no te van los tíos ya le hablo yo, que tengo mas tacto. -El lo sabe perfectamente… -A vale, entonces no hay problema. O eso creo. -¿O eso creo? - ¿Por qué solo lo creía? -Si Aaron, ya entenderás por que. Y si no lo entiendes, yo lo sabré y eso es suficiente.
Arriba alguien se levantó.
-Bueno Evens, adiós que me van a interrogar. -Adiós, adiós. Paz y amor… - Colgó el teléfono.
Por la forma de bajar las escaleras, debía ser mi madre. Ella era la única en casa que pisaba las escaleras como un rinoceronte y hacía retumbar, como quien dice, la casa.
-Aaron – Me llamó mi madre. -¿Si? – Apagué la televisión y me senté.
Entro al salón y miro de un lado a otro como buscando indicios de algo.
-¿Dónde has estado esta noche? – Se sentó a mi lado. -En… con mis amigos… - Atajé. -¿Por qué no has venido a dormir a casa?
No le respondí.
-¿Has estado con alguna chica? – Me preguntó hincándome el codo en el brazo. -No… -¿Has hecho algo malo esta noche? – Me miró de reojo. -Mam… -¿Has usado precauciones? – Volvió a mirarme de reojo. -Pero… - No me dejaba hablarle, sentí ganas de llorar de la frustración que sentía. -No me digas mas, has estado con una chica. ¿Es buena chica? -No e… -¿No es buena chica? ¡Entonces olvídate!
Me estaba poniendo nervioso, ahora mi madre creía que había estado haciendo cosas ‘’malas’’ con una chica.
-Te estas poniendo rojo – Me miró ahora de lleno a la cara.
Me tapé la cara y apreté los dedos contra ella.
-Tranquilo hijo, es normal a tu edad…
Esta conversación iba para largo, me acomodé contra el respaldo del sofá y le dije a mi madre que continuase hablando. | |
| | | EdwardCullen_Fan Jacob te ruega que no vayas a Italia
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| Tema: Re: Destino [FanFic] Miér Sep 16, 2009 1:38 am | |
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| | | EdwardCullen_Fan Jacob te ruega que no vayas a Italia
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| Tema: Re: Destino [FanFic] Sáb Sep 19, 2009 9:49 pm | |
| Inesperado
La tarde del domingo pasó con rapidez, sin ningún contratiempo y sin nada interesante.
Ya era lunes, me desperté a toda velocidad y me vestí rápidamente para no perder el autobús. En casa casi ni me vieron salir. Como siempre la primera clase la tenía con Derek, ya me molestaba menos, pasó rápido y no nos envío ningún trabajo para casa.
La siguiente clase la teníamos con Alen, en el espacio de tiempo de clase a clase montamos una buena en la aula. Con balones y gritando como locos. Las chicas naturalmente se salían afuera. Para que; como yo decía, no se rompiesen en pedacitos. El profesor se retrasaba más de lo normal.
La puerta de clase empezó a abrirse y todos nos sentamos en nuestros sitios y guardamos los balones. Todas las chicas de clase entraron en estampida y detrás una despampanante chica rubia, con un cuerpo diez miraba a todos los alumnos. Entró a clase detrás de las chicas.
-Hola. – Sonrió mostrando sus blancos dientes, su perfecta sonrisa me hizo suspirar.
Todos le saludaron excepto yo que bastante tenía con mirar completamente embobado. Era una diosa.
-Vuestro profesor, Alen, no podrá venir durante un tiempo por lo tanto me toca a mi daros clase. – Se dio la vuelta y se sentó en un costado de la mesa. -Que bien habla… - Murmuré.
Dos chicas que estaban a mi lado se percataron de mi comportamiento y se empezaron a reír muy suave. Las ignore por completo, mi atención ahora solo la tenía aquella profesora.
-Bueno chicos, ¿me podéis decir por donde ibais? – Me miró. Fue tan repentino que me sobresalté y me puse colorado. Abrí el libro. -Esto… - titubeé- si te soy sincero… No tengo ni idea de por donde vamos. – Sentía que tenía la cara ardiendo. -No pasa nada, quizás las chicas que están a tu lado riéndose lo sepan…
Las dos pararon de inmediato he intercambiaron miradas.
-No lo sabemos – Dijeron a la vez. -¿Cómo os llamáis? - Les pregunto, se levanto de la mesa y camino hacia ella.
La tenía a pocos centímetros, observe su cuerpo de arriba abajo, era perfecto. Su cara era angelical y el pelo que tenía parecía seda.
-Yo Azura – Dijo la chica regordeta y de pelo negro. -Yo Cali – Dijo también la otra, esta era más flaca y tenía el pelo castaño. -¿Y de que os reíais? – Les preguntó. -Pues de que… - Empezaba a decir a Cali. -¡No! – Grité. -¿Qué te pasa? Dime tu nombre por favor. – Se volteó hacia mí. -Aaron, y se reían de… de un chiste que les había contado. – Improvisé. -Bien Aaron… - Asintió - ¿Serias tan amable de contarnos el chiste? – Se retiró otra vez a su mesa, dispuesta a escuchar el chiste. -No… - Apreté los labios. -¿Por qué? – Me preguntó. -Esto… por que es de ti… - Apreté los labios. -No me importa Aaron, cuéntalo. -No… -Aaron… - Me insistió otra vez. -¡Que no coño! – Me tapé la boca.
Todos los de clase emitieron un grito sordo, como si nunca me habrían visto decir esas cosas y también se taparon la boca. La clase se quedo en silencio, más de veinte ojos me observaban fijamente.
-No pasa nada… - Sonrió la profesora – Si no quieres contarlo no lo cuentes… - Sonrió de nuevo.
Se sentó en su silla.
-Y os preguntareis como me llamo. Me llamo Corinna. – Abrió su libro. -Corinna… - Suspiré.
Apoyé la cabeza sobre una de mis manos y entrecerré los ojos sin prestar atención a la página en la que teníamos que empezar la clase de biología de hoy. Sentía una punzante mirada clavada en mi espalda, miré hacia atrás y así era… Danny me estaba mirando fijamente con cara de pocos amigos. No me importaba mucho que me mirase así realmente, me volví a dar la vuelta y observé a Corinna.
-Corinna… - Le llame. -¿Si? – Ella seguía dibujando una célula en la pizarra. -¿Cuántos años tienes? -¿Por qué me lo preguntas? – Me preguntó. -Todos sabemos la edad de nuestros profesores, queremos saber la tuya también. – Era cierto. - veintitrés – Acabó de dibujar la célula y dejo la tiza en su mesa. – Hoy hablaremos mas profundamente de las células.
Las células me importaban un rábano, a la que yo quería ver era a Corinna. Y también analizarla más profundamente. Observe como se movía de un lado a otro. De nuevo una mirada se me clavo en la espalda, miré hacia atrás. Otra vez era Danny.
-¿Qué quieres? – Le susurré. -Nada… -No paras de mirarme, dime que pasa. -¿Te gusta la profesora verdad? – Apretó los labios. Yo miré hacia el frente para que Corinna no se diese cuenta de que no estaba prestando atención. -Si… Esta realmente… -Vale no sigas… - Con un lápiz rayo toda la mesa provocando un ruido agudo que solo escuché yo. -No hagas eso… - Le pedí – Mira Danny, no esta en mi ser tan amable pero lo voy a ser solo hoy. ¿Yo te gusto? - ¡Que asco! Interiormente me daban unas ganas de vomitar increíbles. -¿A que viene eso? – murmuró.
Me giré de nuevo una vez que Corinna se puso a escribir los nombres de cada parte de la célula, le llevaría su tiempo ya que escribía despacio y con letra perfecta.
-Me han comentado que bueno – trague saliva disimuladamente. – te gusto.
No supo decir que sino pero tampoco supo negarlo, simplemente se puso rígido y con la cara completamente colorada.
-Es mejor que no te guste, por tu bien. – Suspiré – No te voy a hacer nada, ya me he cansado al menos hoy, pero si yo te gusto no vas a ser correspondido. Búscate otro mejor.
Tampoco dijo nada.
Me volteé y seguí mirando a Corinna
-Bueno chicos, ya hemos acabado por hoy. Voy a dejaros salir diez minutos antes para hacer un descanso. – Sonrió, cerró su libro y se fue.
Yo que me quede sentado en mi mesa, mis amigos se reunieron los tres. Todo lo que corría por mi cabeza era ‘’Corinna’’ así que no me importaba estar diez minutos solo y meditando. Notaba que Danny tampoco se había levantado pero no miré para atrás.
-¡Dios esta buenísima! – Gritaba uno de los chicos que estaban detrás de Danny. -¡Ya te digo! – Gritaba otro al otro lado de la clase. -¿No es ningún trozo de carne vale? – Les dije indignado. -Bueno, Bueno… - El chaval que estaba tras de Danny se rió.
Escuché a alguien sollozar muy sabe tras de mi. No le preste la mas minima atención, pensaba que era alguno de los idiotas que estaban comentando sobre Corinna. Una silueta pasó a toda velocidad por mi lado y solo tuve tiempo de reconocerlo por la espalda, era Danny.
-¿Pero que…? – Me salió sin querer. - ¿Se puede saber que le has hecho? – Darren apareció por delante y golpeó mi mesa, todo los demás nos miraron. -A mi no te me subas… - Le advertí. -Mira chaval, te hablo como a mi me da la gana – Darren echaba humo por las orejas. - ¡¡¿Qué le has hecho a Danny?!! -Que no le he hecho nada… - Miré hacía la derecha y hacía la izquierda, todos nos estaban mirando. – Vamos a hablar afuera. – Me levanté. -¡No! – Me empujó hacía la silla, caí sobre ella y del golpe que le pegué a la mesa de Danny la tiré al suelo. -Vamos… afuera… - Me levanté y lo agarré de un brazo. – Por favor – susurré.
Esta vez no me empujo y salió junto a mí sin rechistar.
-Mira Darren… - Empecé – Yo no le echo nada, simplemente he sido sincero con el. -Le has dicho que no te gusta – afirmó. -Así es. -No tenías que haberlo hecho… - Me miró enfadado. – Danny es más sensible de lo que parece a simple vista. -¿Entonces que querías que hiciese? -Con no decírselo era suficiente. Haz el favor de ir a preguntarle que le pasa, creo que le sentará bien verte. – Entró a clase.
¿Pero por que tenía que ir? Yo no quería ir, de echo me daba igual que le pasase a Danny, ¿Por qué me tenía que tocar a mi consolar a un gay? Murmuré algo que ni yo entendí y me fui a buscarlo. Entré al lavabo, abría la puerta de cada baño para ver si estaba ahí Danny. Los primeros cuatro estaban vacíos. Cuando abrí el ultimo lo vi allí sentado y mirando al suelo.
-Ya te ha pedido Darren que vengas por lo visto – murmuró. -S… - Pensé en no decirle la verdad – Sinceramente… he venido por decisión propia. Además, era lógico que estuvieses aquí, es el lugar más cercano a clase. -¿Por qué? – Se calló un segundo - ¿Por qué has venido?
No le respondí.
-Da igual, entra si quieres… - Cada baño era grande y daba cabida a dos personas, una por supuesto debía estar de pie. -Vale… - Entré y cerré la puerta para apoyarme en ella. – Que te ha pasado Danny… -Simplemente que creía que podía haber algo. Pero lo dudo… ya no… es tarde… -¿Tarde para que Danny? -Para nada déjalo. -No dime, para que. -Para que tú sientas algo por mí.
Me bloqueé, el corazón me dio un vuelco y no supe que decir. Dos minutos después decidí hablar.
-Pero Danny… -¿Pero Danny que? – Subió la vista hacía mi – ¿me vas a decir que es posible que te guste? ¿Me vas a decir que aun no es tarde? – Bajo otra vez la vista – lo dudo. – Una lágrima cayó por su mejilla y mojó su mano. – Pero da igual, estoy acostumbrado, no todos son ‘’raritos’’. -Tu no eres rarito… - Ni yo me podía creer lo que estaba diciendo, quizás me salía simplemente para consolarlo. Deje que las palabras fluyesen. -¿A no? – Se levantó, ahora estábamos un poco más apretados. No mucho. - ¿Qué soy? ¿Qué soy, Aaron? -No… - Se me cortó la respiración y todo lo que iba a decir.
Se acercó despacio, yo no podía reaccionar. Estaba petrificado o intentaba creer que lo estaba. ¿Por qué no salía de allí de inmediato? Cada vez lo tenía mas cerca. Sus dedos rozaron mi mano con suavidad, esto me hizo temblar. Miré sus ojos, le brillaban y aun los tenía rojos por haber llorado. Colocó una mano al lado de mi cabeza. Siguió acercando su cara hacía mi, muy despacio, asta que al final sucedió lo que yo no pensé que me fuese a pasar nunca. Como no le había detenido a tiempo, y no sabía por que no lo hice; los labios de Danny entraron en contacto con los míos. El corazón me palpitaba a cien por hora, Danny alejó sus labios de los míos me miró por ultima vez y sonrió, me quedé atónito mirándolo durante minutos asta que pude reaccionar.
Lo agarré del cuello y lo empuje hacía el otro lado del ya pequeño baño, quería matarlo, apretar y ahogarlo. Quería hacerlo, intenté apretar pero no podía mi subconsciente no me dejaba. Aparté la mano de su cuello y salí del baño a toda prisa y sin saber si estaba enfadado o no. Simplemente actué por instinto. No fui a clase, subí las escaleras hacía el ultimo piso y salí por la puerta de arriba.
Danny me había besado. Cuando lo pensaba lo normal era que me diesen arcadas, asco y repugnancia pero… ¿Qué me pasaba? | |
| | | EdwardCullen_Fan Jacob te ruega que no vayas a Italia
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| Tema: Re: Destino [FanFic] Dom Sep 20, 2009 6:15 pm | |
| La Huelga Trae El Problema
Miré el calendario con los ojos hinchados por el sueño que tenía, era martes. Ayer me había acostado tarde por que estuve pensando en lo sucedido, también entre al Facebook pero ya se me quitaban las ganas de meterme con Danny. ¿Por qué le daba tanta importancia? La intriga me mataba por dentro. Hice lo mismo de todas las mañanas e igual que ayer salí a toda velocidad de casa.
En el instituto dos grandes carteles con letras enanas estaban prácticamente tapados por la muchedumbre que los envolvía. Me acerqué junto a Devis, ya que Evens y Connor había ido por delante mucho antes que nosotros.
-¿Qué pasara? – Fruncí el ceño mientras miraba como algunos empezaban a dar saltos de alegría. -No lo se…
Tuvimos que empujar a la gente para poder ver algo, me acerqué lo máximo que pude a la puerta. En el cartel decía ‘’Hoy martes no habrá clase debido a la huelga general’’. Después de que leyese esto todo fueron gritos y sonrisas. Nos fuimos del instituto un poco asqueados por haber tenido que coger el autobús.
-¿No deberían haber avisado ayer? – Les pregunte a los tres. -Si – dijo Evens, el más correcto de los tres – pero ya sabes que aquí hay poco fundamento. -Si… - Le dije.
Cuando íbamos a cruzar un paso peatonal apareció Danny por una esquina, me sobresalté y intente esquivarlo pero no pude. Nos topamos frente a frente y clavamos la mirada el uno en el otro.
-Hola… - Me dijo Danny
No le respondí y lo esquivé. Me percaté de que se quedó quieto y mirándome.
-Danny – Le gritó Connor a lo lejos – Hoy no hay clase. -Gracias – Le dijo.
Me acordé de que a Connor ahora le atraían los chicos.
-¿Qué vamos a hacer hoy? – Pregunto Devis. -¡Fiesta! – Les dije a los tres. -Si… - Dijo Connor con poco entusiasmo. - ¿Lo de siempre no? - Si, ¿Quién compra las botellas? – Pregunté. -Yo se las quito a mi padre – Dijo Devis. -Vale. – Le dijimos yo y Connor. -Eso no esta bien… - Evens nos miró enfadado. -Venga macho – Le dije – suéltate un poco. -Bueno… - Dijo al fin convencido. - ¿A las cinco no? -Si – le dije – como siempre.
Nos fuimos al parque a descansar y a montar barullo. Los señores que pasaban por ahí nos decían que nos callásemos un poco pero literalmente los mandábamos a la mierda. Fue una mañana divertida para mi gusto, cuatro amigos charlando y gritando como locos en el parque. Me lo pasé realmente bien.
Llegué a casa medio muerto por la fiesta que nos montamos y comí rápidamente sin hablar.
-¿Hoy salís? – Me preguntó mi madre -Si si – Recogí la mesa, un poco, y me fui a mi habitación. Encendí el ordenador, me pase el rato en el Photoshop haciendo cosas.
El reloj marcó las cuatro y media y me bajé al salón. Mi madre estaba tumbada a la bartola en el sofá poniéndose morada a galletitas.
-Mama… - Suspiré – Yo que venía a pasar un agradable rato contigo y me encuentro esto. -Son integrales… - Me dijo.
Me reí.
-¿A que hora sales? – Me preguntó. -A las cinco mama, y me gustaría relajarme un rato en el sofá. -Vale…
Me senté en el sofá, en el poco hueco que quedaba y encendí la tele. No había nada interesante así que me quede completamente relajado y con la mente en blanco. Miré el reloj, era las cinco pasadas.
Salí corriendo de casa, gritando adiós al salir y corrí hasta el parque que habíamos estado antes, allí habíamos quedado. Estaban sentados en el banco tranquilamente. Cuando me acerqué a ellos se levantaron y cogieron las bolsas.
-También tu… - Me dijeron. -Perdón, se me ha subido el santo al cielo. – Me disculpé.
Cada uno tenía una botella de dos litros de calimocho para el solo. Yo cogí una de las cuatro y la abrí.
-Venga vamos por ahí. – Les dije.
Nos fuimos del parque y paseamos por todos lados.
Pasaron dos rapidísimas horas. Estábamos casi todos, no hace falta decir que Evens no, borrachos. Decíamos sandeces y eso a Connor le hizo cambiar y ser mas alegre. Nos paramos en un banco, al lado había un vagabundo durmiendo.
-Connor – Le dije casi sin entendérseme. -¿Si? -Que tal con Darren – Me reí. - ¿Bien? Ya se que te gusta, no lo niegues. Eres maricon.
El no contesto pero se rió. -No te rías – Le dije haciendo lo contrario – no tiene gracia.
Devis y Evens estaban atentos a la conversación, aunque Devis estaba mas para allá que para acá.
-Los maricones no me gustan ¿Sabias? – Volví a reírme.
No contesto, ya no se reía.
Tiré la tercera botella de calimocho de la tarde al suelo de mala manera.
-¿Y yo te gusto? – Me reí mientras me acercaba a el. - ¿Ellos? – Señalé a los otros. Me reí otra vez – No queremos maricones como amigo… - Ya no me reía, ahora apreté las manos. - ¿Sabes lo que les pasa a los raros? – Lo empuje al suelo de mala manera. – Que les matan a golpes. -¡NO! – Grito Evens - ¡No lo hagas! – Note una mano agarrarme del hombre pero me deshice de ella.
Empecé a pegar patadas a Connor, estaba tirado en el suelo encogido. Evens me agarraba por detrás y tiraba de mi, pero obviamente no podía conmigo.
-¡Ayúdame Devis! – Este obedeció con rapidez y tiro de mí. Yo me deshice de ellos y seguí golpeando a Connor, se me nublaba la vista ya no lo reconocía siquiera. Solo sabía que estaba pegando a alguien. -Sueltalo… - Dijo Devis pasivo. -¡Aaron! ¡Para! – Me gritó.
Una silueta apareció por el parque, sola. Me fije que se quedaba mirándome horrorizado. Agucé la vista, ya había dejado de pegarle patadas a Connor, miré a donde estaba aquella silueta y la reconocí al instante. Era Danny.
-Danny… - Susurré. Miré hacia el suelo y vi a Connor hecho un ovillo y totalmente desmayado. Me asusté. – Connor… - susurré. -¡Aaron! ¡Que coño has hecho! – Me gritaba Evens. – ¡Vete de aquí! ¡Vete, no te quiero ver! ¡¡Fuera!!.
Me fui corriendo del parque, yéndome de un lado para otro por la borrachera. Las lágrimas brotaron por mis ojos deslizándose sobre mis mejillas. ¿Qué había hecho? ¿Tenía que contárselo a la madre de Connor? ¿Ir a la policía? Sería lo mas sensato pero… ¿Sería capaz? | |
| | | EdwardCullen_Fan Jacob te ruega que no vayas a Italia
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| Tema: Re: Destino [FanFic] Jue Sep 24, 2009 7:09 pm | |
| Encerrado
Hace tiempo que no sabía nada de Connor y menos de Devis o Evens. Tampoco iba a clase y la convivencia en casa se hacía más pesada que de costumbre. El hecho de que mi madre supiese lo que había hecho hacía que todo se convirtiesen en continuas charlas sobre lo que esta mal o lo que esta bien. De hecho, hoy había tenido una charla con ella antes de salir hacía comisaría.
Había pasado mucho tiempo pero aun así de algo serviría. La policía de Orlando, en concreto a la que iba era muy recta y no daban segundas oportunidades a nadie y por nada.
Por el camino encontré a antiguos compañeros de clase que no se atrevían a dirigirme la mirada por miedo. Pero lo que mas me dolió no fue eso, lo que mas me dolió fue ver a Danny y observar como, aunque a duras penas, me ignoraba. Tenía una trayecto fijo por eso no me pare a disculparme con el, por mucho que no le hubiese pegado a el me sentía mal.
A pocos metros podía ver la comisaría. Había un paso peatonal por el que me dirigí a cruzar.
-¡Piiiiii! – Un fuerte pitido de claxon me hizo parar de repente. -¡Mira por donde andas! – Me grito el que conducía el coche. Ignore la advertencia del conductor y cruce sin mirar. Por suerte llegue sano y salvo a comisaría. Abrí las puertas y entré.
Todo era un continuo mar de policías y de presos que iban a llevar a la cárcel. Anduve hacía un señor bastante gordo que estaba sentado en una silla.
-Hola… - Le dije. -¿Si? – Se acomodo de forma que pudo verme por completo. -¿Dónde puedo dar información sobre algo? – Le pregunté mirado a todo lados. -Si mira chico, sigue a la derecha todo recto. Veras una sala al final allí puedes comentar lo que quieras. – Me sonrió. -Muchas gracias.
Fui en la dirección que me había indicado y como el me dijo encontré la sala. Solo había un hombre de bastantes años dentro. No toqué a la puerta por que no tenía y entré.
-¿Se puede? – Caminé asta el hombre. -Ya que estas aquí… - Me miró fijamente de arriba abajo. Tenía un gran bigote blanco y el pelo largo y blanco. Llevaba gafas negras para ocultar quien era y vestía ropa de calle, eso me dio a entender que era el comisario. Tenía la cara muy delgada y parecía una persona con genio. -Me gustaría comentarle algo. – Me senté en la silla. -¿Cuántos años tienes? – Preguntó. -dieciséis -Tienes que venir con un adulto. – Me dijo. -Pero… es muy importante. -Tienes que venir con un adulto, chico. – Me repitió de nuevo y se acomodo en la silla. -Pero casi mato a alguien… - Me arrepentí de haberlo dicho.
Se quedo en silencio y deliberó si dejarme hablar sin la compañía de un adulto o no, cedió.
-A ver… - Se paso el dedo por el bigote – ¿hace cuanto ha pasado esto? -Un mes… - Agaché la cabeza. -¿¡¡Un mes!!? – Golpeó la mesa - ¿Y por que no has venido antes? - Me daba miedo… - Incluso en ese instante me daba pánico. -Bueno… - Echó hacia atrás la silla y se recostó. – Cuéntame… -Pues, todo pasó en un día de fiesta. -Típico… - Le oí murmurar. -¿Me vas a dejar hablar?... -Bueno chico… habla. – Estiró las piernas y sin querer me dio con el pie. -Estábamos de fiesta y bebimos más de la cuenta, se me fue de las manos. No sabía si quería hacerlo o no pero apaleé a mi amigo como a un perro. – Me arrepentí por habérselo contado y trague saliva, nervioso por lo que me pudiese pasar.
El comisario no hablo durante unos largos minutos.
-¿Dices que ha pasado un mes? – Se froto con el dedo el bigote, como de costumbre. -Si… -Pero tu amigo ya estará bien. -Ese es el problema… que sigue en el hospital. – Baje la vista. -Creo que… -Quiero que me metan a un correccional. – No le deje terminar de hablar. -Chico, la cuestión no es lo que tu quieras es lo que yo haga. Pero estaba pensando también en dicha posibilidad. – Se volvió a frotar el bigote. -¿Pero ya? ¿Ahora? – Le pregunté muy nervioso, tenía ganas de irme de Orlando por un tiempo o de quedarme encerrado en algún lugar. Me sentía peligroso. -No… para esto se necesita un trámite. – Saco un papeleo. -Escríbeme lo que se te pide en esta hoja, en unos días te llamaremos para avisarte sobre la hora y el día del juicio. – Me ofreció un bolígrafo. -De acuerdo… - Agarré el bolígrafo con nerviosismo. -Chico… me impresionas, siempre han llegado personas a esta comisaría. Algunos con ganas de reírse y otros con temas de este tipo. Pero ninguno ha dicho nunca la verdad. Y… ¿Por qué le hiciste eso?
Me acordé de Danny hace ya un mes que no lo veía. Lo echaba realmente de menos aunque me negaba a aceptarlo.
-Por que era homosexual… - Seguí escribiendo ahora ya más despacio.
Cuando acabe de escribir todos mis datos entregué la hoja. El comisario la leyó y me hizo marchar.
-Tranquilo – Me dijo cuando casi había salido de su despacho. -Gracias… - Susurré.
Me fui a casa de nuevo. Dentro de algunos días me iría a un correccional así de la nada, al fin y al cabo eso era lo que quería ¿Verdad?. Estaba orgulloso de mi mismo y contento porque pronto no podría hacer daño a las personas que me importaban.
Llegué a casa y no salude a nadie. Me fui a mi habitación y me encerré.
En una semana tan solo me quede como muerto en vida en casa esperando la llamada del comisario. Por fin casi al completar la semana me llamaron, me comunicaron el día y la hora como me había dicho y lo apunté en una hoja para tenerlo a mano y que no se me olvidase. El sitio estaba claro, el juzgado de la comisaría.
Dos días después sonó el timbre, bajé despacio y abrí la puerta. Un señor de tez oscura, barba y pelo negro me miraba desde lo alto de sus dos metros de altura.
-¿Quién eres? – Le pregunté al ver que no dejaba de mirarme. -Me han colocado como tu abogado, también seré el que te lleve al correccional si esto sale mal. – Se agachó al ver que me empezaba a doler el cuello. -No le he dicho nada a mi madre de este tema, ¿hay que pagar algo?. – Le dije. -No, tú no te preocupes. Venga chico, vamos. – Se dio la vuelta y lo seguí. -¿Ya sabes todo sobre mi caso? – Le pregunté. -Así es me han informado de todo.
Después de días de juicio y días de deliberación por parte del juez, me consideraron culpable por intento de asesinato. Sonaba muy drástico pero era cierto. Según lo que me comentaron en pocos días iría al correccional por lo tanto mas me valía ir preparándome.
Casi era ya fin de mes cuando llegó el que hizo de abogado defensor para llevarme al centro de menores.
Subí arriba y preparé rápidamente una maleta. Metí las cosas que iba a usar más y cosas de aseo. Ropa y poco mas… Miré bajo la cama quería llevarme también las revistas ‘’especiales’’. Cogí una. Estuve un tiempo mirándola fijamente asta que decidí no llevarlas. Cogí todas y hice un tubo con ellas. Agarré la maleta y baje abajo.
-Mama – Mi madre estaba en el salón. – Me voy. -¿A dónde te vas? – Miro la maleta – hijo… -Mama… tengo que hacerlo. Me voy durante un tiempo no se cuanto, pueden ser meses o años. Te llamaré.
No le di tiempo para despedirse de mí y me fui con el hombre que me estaba esperando. Ella se quedo en el umbral de la puerta con lágrimas en los ojos.
-Te quiero mucho mama – Era la primera vez en dieciséis años que le decía cuanto la quería.
Entré a la furgoneta blanca del hombre y arrancó.
-¿Dónde esta el correccional? – Miré mi casa alejarse y mi madre caer al suelo de rodillas rota de dolor. -A las afuera de Orlando, hacia el norte. -De acuerdo. – Preferí no mostrar la pena que sentía por abandonar a mi madre de esta manera.
En dos horas ya habíamos llegado al correccional. Era blanco por completo, del tamaño de la casa de Danny y con cientos de ventanas. Un gran jardín –por lo que parecía- y muchos árboles. Entramos cuando se abrió la gran puerta negra. A cada lado de la carretera dos grandes piscinas dejaban reflejarse al sol, todo lo demás era césped, árboles y arbustos.
Los chicos y chicas pasaban el día fuera. Algunos jugando al futbol, otros en la piscina y otros sentados y hablando tranquilamente.
-Hemos llegado. – Me dijo – Aquí tienes tu nueva vida. – Se bajó de la furgoneta y yo le seguí – espero que te guste. -Si…
Cogí la maleta de la parte de atrás y me la llevé. Las revistas las dejé en el la furgoneta, de alguna forma tenía que deshacerme de ellas.
-¿Te importaría tirar la revistas que he dejado dentro? – Le dije. -No no, tranquilo ya las tiro. – Me sonrió. -Gracias.
Ya estaba en el correccional pero no me sentía del todo feliz. Me faltaba algo una parte de mí. La parte que llevaba un mes faltándome.
Última edición por EdwardCullen_Fan el Mar Sep 29, 2009 10:39 am, editado 1 vez | |
| | | EdwardCullen_Fan Jacob te ruega que no vayas a Italia
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| Tema: Re: Destino [FanFic] Lun Sep 28, 2009 1:56 pm | |
| El Abandonado
El hombre que se había molestado en traerme hasta el correccional se marchó en su furgoneta. Me encontraba solo, asustado no pero impotente ante la situación si.
Tuve que ir solo hasta la puerta, que me costo encontrarla, y entrar.
-Hola – Murmuré en la ventanilla de algo que parecía una gran caja de cristal. - ¿Podrían decirme en que habitación pasare mi estancia aquí? -Si chico, sígueme – La única persona que había dentro de aquella caja; una señora de avanzada edad, con el pelo gris y bastantes arrugas producidas por los años que cargaba encima, salió a ayudarme a encontrar la habitación. -Gracias – Le dije.
Últimamente me daba cuenta de que decía muchas veces ‘’Gracias’’ o ‘’Muchas gracias’’.
Subimos según mis cuentas cuatro pisos y aun podía ver que quedaban más. Por suerte y para mi alegría empezamos a buscar mi habitación en el cuarto piso. Pasamos por unas cuantas habitaciones. Dos puertas negras daban fin al pasillo, en una se leía ‘’21’’ y en la otra ‘’22’’. Por lo que pude comprobar la mía era la 22 ya que la señora se paró en frente y me proporciono unas llaves en las de llavero había un 22. Observe el 22 rojo como la sangre y jugué con el antes de abrir la puerta.
-Chico. – La señora me agarró del hombro a duras penas. -Dígame. – Me di la vuelta, ahora que podía verla mejor pude sacarle una edad aproximada. Según mis cálculos tendría ochenta y cinco años. -Quiero advertirte de algo. – Miró hacia los lados aun que no había nadie. – Si esta noche y las siguientes oyes ruidos y gemidos no te asustes. – Volvió a mirar hacia los lados. – En este pasillo hay un chico poco común. Su habitación esta al otro lado del pasillo, sola. -De acuerdo, lo tendré en cuenta. – Le tranquilicé ya que la veía muy nerviosa. -Pero chico espera. – Le temblaban las manos – Es la persona mas peligrosa que habita este correccional. No te acerques a su habitación, no lo mires por la ventana que hay en su puerta y mucho menos hagas caso a lo que te dice. -Lo… lo tendré en cuenta. - ¿Tan terrible era? ¿Qué había ahí un monstruo? -Muchas gracias por tu atención, compartirás habitación con otra persona. Suerte. – Se despidió de mí acariciándome la cara y se fue con ligereza, demasiada para la edad que le echaba.
Abrí la puerta con las llaves que me había dado y cogí la maleta dispuesto a entrar. Puse un pie en la habitación.
-¡Date prisa! – Me gritó alguien adentro, hice caso. – Muchas gracias, es que se podían escapar mis amiguitas. – El chico que había sentado en un costado de la grande habitación señaló un cubo con ratas blancas muertas. -Pero… - Le dije – Están muertas. – Me arrepentí enseguida de haberlo dicho.
Los ojos del chico, que eran negros, se apretaron. Las ojeras, que de por si ya tenía, se pronunciaron aun mas y apretó los puños.
-¡¡Están vivas!! – Me gritó al tiempo de que envestía contra mí.
Me vi en poco tiempo empotrado contra la puerta con el chico pegado a mi y a punto de cortarme el cuello.
-Están vivas… - Se repetía a si mismo – Están vivas… - Miró hacia atrás y observo durante segundos el cubo. – Están… muertas – Me soltó al fin y caí al suelo.
Respiré fuertemente.
-Gracias a dios… - Dije en voz muy baja. -Lo siento… - Se disculpó sinceramente y me tendió la mano para ayudarme a levantar. -Gracias…
Llevé la maleta a mi cama y la dejé sobre ella a la noche la vaciaría. Me senté en la cama, era cómoda y estaba bien echa. El chaval me miraba fijamente y con culpa en los ojos. Estaba raquítico, los músculos de su cara eran demasiado notables y la mandíbula también. Tenía el pelo sucio y corto, mal peinado. Era completamente rubio y tenía la piel blanca como la cal.
-Como – Me planteé la pregunta, temía su reacción. - ¿Cómo te llamas?
Se sentó a mi lado. Olía realmente mal, pero todo era cuestión de acostumbrarse.
-Dylan – Me sonrió divertido. - ¿Tu? -Aaron. ¿Cuántos años tienes Dylan? – Le pregunté. -catorce recién cumplidos. – Volvió a sonreír divertido. -Yo tengo diecisiete. Felicidades por tus catorce. – Lo miré y le sonreí sin ganas. -Voy a tirar a mis amiguitas. – Se levantó a por el cubo y salió de la habitación.
Pude observar mejor la habitación ahora. Estaba muy bien iluminada. Tenía ordenadores y escritorios, uno para cada uno. Una cama para cada uno y un baño para los dos por lo que podía observar al fondo de la habitación. Estaba más bien vacía y pintada de blanco. Para ser un correccional estaba muy bien la habitación.
-¡¡Aaaa!! – Dylan chillaba en el pasillo. Escuché pasos a toda velocidad que venían hacia mi habitación. – ¡Aaron prepárate para cerrar! – Me levanté a toda prisa y agarré el pomo de la puerta. Abrí la puerta de par en par. - ¡¡Ahora!! – Entró a tiempo y yo cerré la puerta tras el. Miré por la ventanilla. Un chico grande, robusto y bastante feo estaba dando vueltas cerca de nuestra puerta con cara de pocos amigos. Daba muchísimo miedo y a simple vista parecía estar loco. -¿Qué pasa? – Le pregunté confuso. -Es el abandonado… - Jadeó por el cansancio – Es el del final del pasillo. Me ha hablado… me habían avisado pero me ha hablado y me ha convencido para abrirle… - Jadeó otra vez. -Es… ¿el peligroso? – Susurré con miedo a que me oyese ya que seguía merodeando afuera. -Si… - Se sentó en la cama. – Aaron, llevo aquí desde los trece años y esto que te voy a contar no es nada normal. – Me advirtió – Siéntate y escucha. – Me senté y el apretó un botón que había cerca de mi cama – Es el botón para que abajo sepan que se ha escapado. Bueno atiende.
Puse la mayor atención posible.
-Le llamamos el abandonado por que esta solo todo el día y encerrado en su celda. Tiene pestillos por fuera para que solo las trabajadoras de aquí puedan abrirle. Es capaz de convencer a cualquier de lo que el quiera. Puede hacerte creer que no tienes familia e incluso que tienes súper poderes. La penúltima vez que engatusó a alguien fue hace cinco meses. – Respiró – Estábamos todos en el recreo tranquilamente pasando el día. Sobre las ocho de la tarde las chicas, que están en el otro edificio, empezaron a gritar y todo el mundo se alteró. Todos iban en una misma dirección y allí estaba. Arriba, en la ventana del último piso, una trabajadora del correccional se puso de pie, extendió los brazos y sin darnos tiempo a hacer nada por ella saltó. Fue lo peor que había echo en su vida. Lo encerraron a los once años por matar a sus padres con un método peor. Les hizo creer que eran inmortales y consiguió que ellos mismos se clavasen un cuchillo. Ahora tiene veintiuno. -¿Pero con veintiuno no debería estar en la cárcel? – Pregunté. -Cuando cumplió dieciocho años, llamaron a los policías para que se lo llevaran. Pero no pudieron hacerlo. Cuando los cinco policías entraron a la celda ninguno de ellos pudo salir, al menos con vida. En cuestión de segundos los convenció de que no iban a morir si se disparaban y se pegaron un tiro. – Se levantó y fue a la puerta para ver si aun seguía afuera. – Solamente si le miras a los ojos. Solo si muestras interés por el y le miras a los ojos puede convencerte de algo. Nunca le mires a los ojos. – Me advirtió. -¿Y como se llama? -Nadie lo sabe. – Este fue el fin de la historia por lo visto.
Al parecer el abandonado era más peligroso de lo que yo creía. Tragué saliva, asustado.
-¿Y tu por que estas aquí? – Me pregunto Dylan. -Casi mato a un amigo, por su orientación sexual. – Lo dije con la voz cortada y arrepentido. -Tranquilo, eso no es nada. Yo desde los doce he estado haciendo robos con arma blanca. A los trece maté a la primera persona. – Parecía sentirse orgulloso de ellos por que esbozo una sonrisa. -¿Después del correccional de toca cárcel? – Le pregunté. -No, salgo dentro de dos años. -Yo no se cuanto tiempo estaré aquí. – Murmuré. -¿Por casi matar? – Pensó – ¿Es la primera vez? -Si – le dije. -Unos meses… -¿Cómo lo sabes? – Le pregunté. -Con un año aquí te sabes todo Aaron.
Me levanté y abrí la gran ventana que había en la habitación. Mire hacía afuera, me estaban entrando ganas de darme un baño pero no pensé que aquí hubiesen piscina por lo tanto no me había traído el bañador. Respiré hondo, al fin y al cabo aquí no se estaba tan mal. | |
| | | EdwardCullen_Fan Jacob te ruega que no vayas a Italia
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| Tema: Re: Destino [FanFic] Sáb Oct 03, 2009 11:58 am | |
| Olvidar O Recordar. Son palabras fáciles de mencionar.
Durante una semana, eterna semana, todo fue un ir y venir de coches de policía. Había muchos mayores de edad en el centro y debían vaciarlo. Con ‘’El Abandonado’’ ya ninguno de los policías se atrevía. Estaba claro que ninguno de ellos quería acabar bajo tierra en una perfecta caja de madera y dejando sobre ella varias familias rotas de dolor. La muerte sin duda era algo realmente temido pero que tarde o temprano tiene que llegar.
Durante las noches, como ya me había advertido se escuchaban gemidos y golpes desde la otra punta del pasillo. Yo no lograba dormirme debido a eso. ¿No querría decirnos algo? ¿No querría hacer entender a la gente que encerrándolo solo empeoran su comportamiento? Pero al fin y al cabo ‘’El Abandonado’’ era peligroso para todos.
La última noche a mi parecer fue terrorífica. ‘’El Abandonado’’ estaba rasgando su puerta con algo afilado y se oía el chirrido asta en el edificio femenino. Cuando paró y yo creí que no iba a seguir, emitió unas palabras extrañas. Como una frase continua, del mismo modo que si estuviese echándole un mal de ojo a alguien.
A la mañana siguiente, no había dormido nada, todo el mundo se despertó normalmente. Salió de sus habitaciones para ir a desayunar y yo hice lo mismo. Dylan se despertó después de que me diese la vuelta para cerrar la puerta.
Bajé al comedor y me serví un tazón de leche. La bebida no se pagaba, la comida si, por eso no cogí nada de comer. Ya que no había traído dinero de casa. Esto más bien se parecía a un hotel más que a un centro de menores.
Observé con atención a todo el mundo. Estaban, la banda de respetados, los solitarios y los que pasaban de todo.
Dos chavales que pasaron a mi lado me miraron de arriba abajo. Como con asco.
Dylan apareció por fin y se vino a sentar conmigo. Este se traía un tazón de cereales, zumo y dos piezas de fruta.
-¿Cómo puedes estar tan esmirriado si comes mas que todo el comedor junto? – Le pregunté cuando se sentó. -¿A mi me lo preguntas? – Me dijo entre risitas. -Pues si no lo sabes tú… - Me bebí mi tazón de una sola vez.
Justo cuando Dylan iba a morder la manzana alguien grito desde uno de los pisos de arriba. Todos en el comedor se alborotaron y subieron a ver que pasaba. Los últimos en subir a ver que sucedía éramos nosotros. Cuando subíamos a todo correr las escaleras la gente empezó a gritar también. Todos intentaban mirar dentro de una habitación pero la puerta estaba colapsada.
-¿Por qué no comprobaría donde estaba? – Cinco de los que obstruían la puerta se alejaron lamentándose. Uno de los chicos fue el que pregunto aquello.
Pudimos asomarnos y mirar, había un chaval tirado en el suelo y abierto de brazos. Le salía sangre por la boca y tenia los ojos desorbitados.
-‘’El Abandonado’’ - Murmuró Dylan. -¿Crees que ha sido el? – No dejé de mirar el cuerpo del pobre chico. -Esta claro – Se dio la vuelta y caminó hasta nuestra habitación.
Corrí un poco para alcanzarlo.
-Ayer le escuché hablar… - Le dije. -¿Qué decía? – Me preguntó parado delante de la puerta de la habitación. - No lo se… hablaba en un idioma extraño. – Miré al fondo del pasillo intentando recordar lo que decía en aquel idioma. -Lo sabía… - Entró a la habitación. Yo le seguí. -¿El que sabias? – Me tumbé en la cama y no cesé de mirarlo. -Nada Aaron – Entró al baño y cerró la puerta.
Me relajé en la cama, tal fue la relajación que me quedé dormido. El sueño me pesaba demasiado. Llevaba muchas noches sin dormir.
Me encontraba en medio del pasillo, todo estaba oscuro y solo escuchaba la voz de ‘’El Abandonado’’. De pronto las luces se encendieron cegándome por completo. Cuando pude recobrar la visibilidad todo fue un grito y alguien abalanzándose sobre mí.
-¡¡Aaron!! – Me gritaba alguien. – Despierta.
La silueta se esfumo y la cara de Dylan apareció. Al parecer estaba soñando.
-¿Qué te pasaba? – Me preguntó. -Nada… una pesadilla. – Agité la cabeza intentado sacar el recuerdo del sueño. -Son las diez de la noche. – Se fue hacia la ventana y la abrió. – has dormido todo el día. -Si, es que tengo falta de sueño… - Me estiré. -Yo me voy a dormir, asta mañana. – Se metió en su cama y en cuestión de segundos se quedó dormido.
Los gemidos y los ruidos comenzaron a sonar. Luego empezó a cantar algo. Algo que me hipnotizaba por completo. Salí del cuarto aunque intentaba resistirme. Caminé todo el pasillo adelante y me paré delante de la puerta de ‘’El Abandonado’’.
La canción cesó y ya no me encontraba hipnotizado. Una vez me vi delante de su puerta, empecé a barajar posibilidades.
1. Salir corriendo 2. Dejarme guiar por el 3. Abrirle la puerta por decisión propia
Por una razón desconocida escogí la tercera opción, se basaba mas bien en confiar. ¿Y si hablaba con el y no le daba a entender que quería hacerle daño?
Puse la mano en el primer candado de la puerta. Tiré hacia la izquierda y abrí el primero. Hice lo mismo con el segundo y el tercero. Sin embargo con el cuarto me lo pensé mejor. Tenía la mano sobre el candado. ¿Pero y si era peligroso? Me temblaba el pulso pero al final decidí abrir. Empujé la puerta y allí estaba tirado sentado en una esquina. Todo estaba realmente oscuro y lleno de suciedad.
-Hola – Su voz se me metió a golpes por los oídos. – Acércate – Era como si me taladrase los tímpanos.
Me acerqué.
El se levantó y sin a penas darme tiempo a reaccionar me agarró del cuello y me elevó medio metro.
Un pinchazo hizo estallar en mi mente varias imágenes. Todas relacionadas con Danny.
Cuando lo conocí, el tiempo que pasé con el y el beso. Pero el último recuerdo fue cuando apaleé a Connor.
Me soltó de golpe y caí al suelo.
‘’El Abandonado’’ dejo caer una lagrima y la copio cuando estaba cayendo al suelo.
-Recuerda Aaron – Me dijo.
Abrí los ojos de par en par. ¿Cómo sabía como me llamaba?
-Recuerda a las personas que todavía te quieren. No las olvides.
Cayó al suelo de nuevo y se acurruco, por así decirlo, en la esquina donde lo había visto al entrar.
Su cuerpo expulso una luz blanca. Brillante y cegadora. La luz se extendió por todo el cuarto y me rodeó. De pronto ya no había luz y la sucia habitación de ‘’El Abandonado’’ se convirtió en mi habitación.
Respiré hondo.
¿Recuerda a los que aun te quieren? ¿Pero… quien me quería ya? | |
| | | EdwardCullen_Fan Jacob te ruega que no vayas a Italia
Cantidad de envíos : 346 Edad : 32 Localización : España Fecha de inscripción : 06/06/2009
| Tema: Re: Destino [FanFic] Jue Oct 08, 2009 11:35 am | |
| Pesadilla
Era un día nuevo. El sol no llegaba bien al edificio ya que ahora lo tapaban los árboles y yo estaba sentado en uno de los bancos del parque. Dos gorriones tuvieron el valor de acercarse a mí y se quedaron mirándome, luego los dos piaron al unísono y se fueron. Observé hacia donde se iban, se fueron en la dirección por la que yo vine al correccional. ¿Querrían decirme algo? Borre la imagen de los gorriones de mi cabeza ya que era ridículo que dos pájaros quisiesen comunicarse conmigo.
La gente salía de sus respectivos edificios y se acomodaba en los bancos o bien se iban a las piscinas. Todo el patio se llenó enseguida. Yo no había desayunado y por eso fui el primero en estar fuera. Dylan como siempre salió el último, diez minutos después que todos los demás. Silbé para atraer su atención ya que no veía y lo conseguí. Vino relativamente rápido hacía mí.
-Buenos días – Se sentó en el banco y miro también en la dirección que miraba yo. -Buenas… - Rebusqué en mis bolsillos intentando encontrar el mp4 pero no estaba, seguramente se me abría olvidado traérmelo. -Hoy vienen un tío a darnos educación física. – Volteó la cabeza cuando me dijo esto. -¿Qué pasa que aquí también hay clases? – Le miré yo también. -Solamente educación física. -A bueno… - Me debatí entre contarle o no contarle lo sucedido ayer, al final decidí que no. Volví a mirar en la misma dirección.
Dos chicas que se estaban bañando en la piscina se quedaron mirándome. Una de ellas se reía mirando a la otra y esta otra simplemente me miraba. Bajé la vista para dirigirla hacia ella y observarla bien. Era hermosa. Su melena larga y mojada caía en cascada hacía atrás. Tenía algunos mechones de pelo sobre los hombros y estos parecían formar tirabuzones a duras penas, debido al peso del agua. Tenía dos grandes ojos marrones y cuando pestañeaba parecía lanzarme una pequeña chispa de calor. Observé su rostro con mayor detenimiento. No cabía duda, era hermosa. Los labios eran finos y muy suaves a la vista, la nariz era perfecta. La miré por última vez y aparté la vista de ella.
-¿Has oído lo que te he dicho sobre lo que haremos en educación física? – Endureció el gesto. -¿Me estabas hablando? – Apreté los labios y procuré no mirarlo. -Pues si… - Endureció aun mas el gesto. -Perdona… - Agaché la cabeza avergonzado. -Es igual… - Saco de su bolsillo la PSP. La encendió y empezó a jugar a algo que no reconocí.
Me levanté del banco notando la mirada asesina de Dylan clavada en mí.
-¿Te vas? – Me preguntó a grito limpio. -Solo voy a dar una vuelta – No eché la vista atrás.
Abrí la puerta de una verja que daba a la parte trasera del edificio y pasé. Todo era verde y había algunos arbustos pegados a la pared del edificio. Caminé por un camino de adoquines perfectamente colocados durante minutos. Hasta que por fin dí la vuelta a todos el edificio masculino y salí por la parte contraría a la que entré. Busqué a Dylan, estaba muy lejos de aquella salida así que me puse en marcha. En otros pocos minutos estaba de nuevo sentado en el banco.
-Si que has corrido… - Dijo irónicamente Dylan. -Si bueno… - Hoy no tenía muchas conversaciones de provecho y no sabía por que.
Sonó un silbato desde la otra punta del edificio.
-Vamos, será el de educación física. – Dylan se levantó. -No tengo muchas ganas de hacer deporte – Suspiré – Estoy por hacer pellas. -Haz lo que quieras. – El se fue a toda velocidad.
Me quedé solo en aquel gran recreo, todo estaba desierto ahora. Decidí ir también, me aburriría de lo contrario.
-Bueno chicos – Llegué al tiempo que empezaban la clase. – Me presento para los nuevos – me miró.
¿Qué pasa que era yo el único nuevo?
-Mi nombre es Simon, Simon Daglas. – Se dio la vuelta y metió sus fuertes manos en los bolsillos – Hoy empezaremos con veinte abdominales. Podéis empezar. – Sonó el silbato de nuevo y todos empezamos con los abdominales.
Acabamos en poco tiempo.
-Vale ahora vais a dar una vuelta en dos minutos y medio, corriendo – detalló – al edificio masculino. Quien tarde mas hace diez flexiones.
Todos entramos a toda velocidad por la verja, algunos incluso se la comieron literalmente. Por suerte yo no tardé más de dos minutos y medio. Algunos que se habían quedado atrás porque nos íbamos apilando en el fino camino fueron los que hicieron las flexiones.
-Vale chicos ahora un partido de fútbol – Sacó un valón que suponíamos que había traído mientras corríamos. Sonó el silbato y empezamos a jugar.
La clase se hizo bastante amena y divertida. En el ultimo minuto de partido me quedé mirando a la ventana de ‘’El Abandonado’’, el estaba mirando hacía nosotros y de vez en cuando se metía hacía dentro.
-Bueno chicos, vengo dentro de dos semanas. – Se despidió el profesor y se fue. -¿Ha estado bien verdad? – Me preguntó Dylan. -Si, no podría haber sido mejor – sonreí.
Todos empezamos a irnos al edificio para ducharnos. Dylan se paró de repente y me llamo la atención.
-Aaron, ese chico te esta mirando. – Señaló hacia su derecha, justo a la verja de entrada al recinto.
En principio no me cabía en la cabeza que aquella persona hubiese venido desde tan lejos para verme. Era imposible. ¿Sería alguna broma?
Fui hacia la puerta, directo a el.
-Hola Aaron. – Danny estaba en medio de la verja mirándome fijamente y algo nervioso. -¿Qué haces aquí? – Cientos de sentimientos afloraron, sentimientos que quizás al ser tantos no conseguí reconocer. -Quería verte… - Dio un paso hacia mi.
No supe que contestarle.
En un abrir y cerrar de ojos Danny se pegó a mi y me abrazó. Me quedé completamente bloqueado y me temblaba absolutamente todo. Dos pequeñas lágrimas cayeron por mis mejillas y mojaron la camisa de Danny. El abrazó duro bastante, asta que me soltó. Una fuerza interna protesto dentro de mi cuando Danny se separó.
-No quiero perderte… - Susurré, me sentía avergonzado por aquello nunca había dicho nada semejante en mi vida. -Nunca me perderás – Eso me alivió por completo, sentí alegría por fin – Nunca he dejado de quererte.
Empecé a respirar pausadamente.
Observé los ojos de Danny con ternura, pero el no parecía mirar los míos. Volteé la cabeza y miré hacia donde estaba mirando el. Era la habitación de ‘’El Abandonado’’ y el también nos miraba. Volví de nuevo la vista a Danny y pude apreciar que estaba completamente concentrado. No tarde en darme cuenta de la situación. ‘’El Abandonado’’ estaba manipulándolo, haciéndole creer algo. Me miró ahora con miedo. ¿Qué le habría echo creer?
No tuve tiempo a reaccionar, Danny sacó un cuchillo de detrás suyo. ¿De donde lo había sacado? Apunto hacía mi. ¿Me iba a matar? Volteó ahora la hora hacia el y se la acercó al cuello. En el mismo instante que me abalancé sobre el para evitar lo que parecía que iba a hacer, deslizo la hoja en su cuello y calló al suelo.
Abrí los ojos por completo y tarde varios segundos en responder a lo sucedido.
-¡¡No!! – Grité - ¡¡No!! – Sentía una gran presión en el pecho. - ¡¡No!! – Las lágrimas afloraron, una detrás de otra. Me arrodillé a su lado y golpeé su pecho - ¡¡No!! ¡¡Danny!! – Abracé su pecho completamente roto de dolor - ¡¡Danny!! – Abrí los ojos de golpe. Dylan me miraba atónito. -Has hablado en sueños… - Tragó saliva – Algo de que no te olvide y luego has gritado ¡¡Danny!! – Tragó saliva de nuevo. - ¿No serás de la otra acera?
No respondí, no sabía que responder. Respiré aterrado por la pesadilla y, ahora si fue real, una lagrima se deslizo por mi rostro. | |
| | | EdwardCullen_Fan Jacob te ruega que no vayas a Italia
Cantidad de envíos : 346 Edad : 32 Localización : España Fecha de inscripción : 06/06/2009
| Tema: Re: Destino [FanFic] Sáb Oct 10, 2009 9:55 am | |
| No estaría de mas que alguien diese su opinion | |
| | | EdwardCullen_Fan Jacob te ruega que no vayas a Italia
Cantidad de envíos : 346 Edad : 32 Localización : España Fecha de inscripción : 06/06/2009
| Tema: Re: Destino [FanFic] Sáb Oct 10, 2009 10:57 am | |
| Se va…
La mirada de culpabilidad de Dylan me empezaba a poner muy nervioso, decidí recostarme de nuevo en la cama e ignorarlo pero era imposible. Los sentía clavados como espinas en mi cuerpo.
-¿Eres o no eres? – Sus dos ojos se abrieron ahora más.
Me quedé meditando, ¿Era o no era? Después de unos segundos de meditación decidí contestar.
-No lo se – Fue lo único que dije.
Dylan no se quedó muy conforme pero me sirvió para calmarlo un poco.
Me abría gustado que una parte de aquella pesadilla fuese real. Me abría gustado tener a Danny a mi lado y sentirlo cerca. Escuchar su voz y escuchar aquellas palabras que me dijo. Pero realmente nadie sabía donde estaba y era imposible que me viniesen a visitar, o eso creía.
Salí de la habitación, era temprano y bajé abajo. Quería leer un periódico que solían tener las trabajadoras del correccional en su poder. No sabía si me lo darían o que.
Cuando estuve abajo dispuesto ya a pedirles el periódico, alguien llamó al teléfono. La persona que estaba sentada en la silla lo cogió, después de un ‘’-Si, te lo paso-‘’ y de un ‘’-de acuerdo-‘’ colgó el teléfono.
Me miró de reojo.
-Hola… ¿Podéis darme el periódico un momento? – Le dije más bien a la que estaba sentada. -Si… Toma – Agarró el periódico, lo enroscó y me lo dio amablemente.
Lo abrí y me fui a uno de los bancos que había dentro leyéndolo. No había nada interesante así que lo cerré cinco minutos después. Realmente no tenía ganas de nada hoy, incluso no tenía ganas de desayunar. Tampoco de salir. Pero estar dentro de aquella cárcel un día entero no me iba a sentar bien.
Dejé el periódico en el banco y salí sin ganas afuera. No hacía nada de frío aunque el sol no llegase al edificio. Se estaba muy bien.
Observé con atención todo el recreo. Estaba vacío. Me percate con miedo que esto se empezaba a parecer a la pesadilla. Intenté por todos los medios cambiar algo de ella. Esta vez no fui a los bancos, fui a piscina. Me quité la ropa y entré en calzoncillos al agua. Estaba helada, eso hizo que me entrase un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo. Hice unos cuantos largos y luego me relaje contra la pared de la piscina. Se estaba realmente bien.
Eché una ojeada a todo el recreo de nuevo, ahora ya mas despejado. Había otro chico afuera, este estaba sentado. Miré ahora hacia la zona norte… La verja negra. La imagen de Danny con el cuchillo llego a mi cabeza y me aterré. ¿A caso no iba a dejar de martirizarme aquella pesadilla?
Algo me llamó la atención. Una sombra empezó a hacerse más grande detrás de la verja. Agucé la vista un poco mas. Alguien apareció al otro lado. Un chico. ‘’-No-‘’ Me dije. ‘’-Que no sea el-‘’ Agucé algo mas la vista y si, era el. Salí del agua. Ahora a diferencia de la pesadilla era más temprano y la verja estaba cerrada. Fui despacio hacia el, no quería parecer ansioso.
Llegué a la verja, la ilusión me invadió. Y cuando por fin la persona estuvo completamente visible…
-¿Papa? – La desilusión fue terrible. ¿Por qué había venido el? Vale si, era mi padre pero… yo no quería que fuese el precisamente el que viniese. -Hijo… - Dijo emocionado y a la vez chistoso como de costumbre – veo que te ilusiona verme. -Si, si… - Me reí por la bajini. -Bueno hijo, ¿Por qué no te despediste de mí? ¿Cómo te las ingeniaste para que en tanto tiempo no supiésemos que andabas con este tipo de problemas? – Tomo aire – Hijo… -Papa, no quería preocuparos y el día que tuve que venirme no estabas en casa. Solo estaba mama. – Lo observé con atención, me sentía quizás un poco culpable por no haberme despedido, pero… así tuvo que ser. -Tengo una sorpresa para ti – Me dijo ya mas contento. – Me alegro de ver que estas bien Aaron – Se giró para dar paso a otra persona.
Supuse que era mi hermano, pero no fue así.
-Danny – dije entrecortadamente.
El no dijo nada, solo me miro.
-Yo me voy y os dejo hablar como buenos amigos que sois, te espero en el coche Danny. – Se fue rápidamente, mirando para un lado y para otro ya que tenía que cruzar una carretera bastante peligrosa.
¿Por qué la verja tenía que estar cerrada? ¿Por qué ahora que necesitaba tenerlo cerca y abrazarlo? Maldije a todo el correccional y al padre del padre de todas las trabajadoras del correccional, que si analizaba con cautela, no tenían culpa de nada.
Danny me prestó la mano entre las verjas. Estuvo varios segundos con ella extendida asta que yo se la cogí. Recordé que estaba mi padre y se la solté rápidamente.
-¿Aaron? – Estaba algo confuso. -¿Crees que mi padre nos ve? – Le pregunté temiendo haber metido la pata. -No, el coche esta bastante lejos. – Me tranquilizó y dejo caer su mano hacia su muslo.
No hice nada durante varios minutos, solo desear que la verja se abriese.
-Aaron, he venido para decirte algo… - Se puso muy serio y bajo la vista. -¿Qué pasa? -Me voy…
Algo me golpeó el pecho con una fuerza inmensa. ¿Se va? ¿A dónde? ¿Por qué?
-¿Pero…? – No me dejo preguntarle. -Aaron, he tenido problemas con mi familia. Y he decidido irme. Soy suficientemente independiente para irme solo. Además, ya no hay nada que me ate a Orlando ¿O si?
Quería gritarle que si, que yo le ataba a Orlando. Que se quedase por mi, y que lo quería. Pero no lo hice.
-Bueno… solo quería decírtelo. Eres la única persona que me ha importado tanto en esta vida. – Agarró la verja con la mano que me había tendido antes. – Dudo que nos veamos… de nuevo – Aun que noté que hacía lo posible por no llorar. Varias lágrimas se desplazaron por sus mejillas. Se dio la vuelta y se las quitó.
Volvió a mirarme por última vez, me miró con ternura y con amor.
-Te quiero… - Me dijo en un susurro y se empezó a ir.
Lo veía irse despacio. Notaba como lloraba e incluso notaba en mí una fuerza que me impulsaba a gritarle que se quedase. ¿Pero por que no lo hacía? ¿Esta dejando marchar a la única persona que me había querido de aquella forma así como así?
-¡Danny! – Grité por fin y una ola de felicidad me invadió, pero por poco tiempo. Danny ya no me escuchaba. Estaba demasiado lejos y era ya poco visible.
Se había ido, para siempre. Se había ido de mi lado.
Me quedé petrificado ante la verja sin ningún sentimiento en mi interior. Solo podía respirar y notar mi respiración. | |
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