Nela Roses Descubres que Edward es un vampiro
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| Tema: El gran misterio de un ángel, un demonio y una bruja ( espero que le guste) Mar Ene 04, 2011 3:43 am | |
| Recuerdo del primer mensaje :
CAP 1 : EL INICIO El entrometido sol estaba apareciendo por mi ventana de mi cuarto. Perdida en el tiempo, con los ojos cerrados y con un sueño gruñí sin aliento. Con movimientos pesados de un manotazo tiré el despertador de la cajonera cercana a mí y me tapé la cabeza con la frazada. - Marlene despierta cariño. ¿ Quién es?, pude pensar, hice memoria del sonido que había escuchado ahce un instante, era una voz, dulce, amorosa, propio de una madre. A regañadientes descubrí mi rostro de la frazada y la miré como pude, sin duda era una molestia sentir que alguien esté tan predispuesto para salir del cómodo vicio de la cama. Mi mamá estaba apoyada sobre el marco de la puerta, con su sonrisa comprensiva y su mirada tierna.¿ Es que nunca se enojaba?. -¿Qué?.- fue lo único que salió de mi boca. - Tienes que levantarte... empezarás hoy tu nuevo colegio y no quieres estar de ese modo tan... poco felíz... Negué con mi cabeza, me destapé y sentí el frío de la mañana que te invitaba a seguir acostada en tu cama. Se podría decir que de la familia, la más haragana era yo. Como pude, tambaleándome como si hubiera bebido vino con mi padre a la noche fui al baño. Como de costumbre mi hermano mayor Lisandro estaba ocupando la ducha. Toqué la puerta una...dos...tres veces hasta que con una sonrisa de oreja a oreja salió. Entré pegando un portazo a la puerta blanca del baño y me miré al espejo. Mmm al parecer mi pelo castaño oscuro necesitaría mucha ayuda, estaba todo revuelto como si hubiera sido batido para armar un delicioso licuado. Mis ojos estaban cubiertos por lágrimas del cansancio y unas terribles ojeras, ese era el precio de quedarme hasta tarde mirando a mi hermano jugar como un niño de siete años con la Nintendo Wi. Me saqué el camisón y me metí en la ducha, el agua me tranquilizaba y me daba vida, eso no lo podía negar. Al salir me cubrí con la toalla color rosa chicle que mi madre me había regalado para mi cumpleaños anterior. Empapada como estaba llegué a mi habitación. Abrí el enorme placard cubierto de ropa y busqué entre las pilas mi uniforme de la Academia Roses. En sí me gustaba, una pollera escocesa violeta, una blusa negra y un jersey también violeta. Apresurada, como de costumbre, me vestí y me miré al espejo. Parecía la joven protagonista que va a una escuela y luego se ve envuelta en miles de problemas. Ya lista, con el pelo atado con un listón negro, y mi colgante de la suerte bajé las escaleras. Fui a la cocina y me sumergí en la taza de café con leche que me había preparado mi madre. Busqué mi mochila con desesperación, busqué en mi bolsillo las llaves y abrí la puerta saludando a mi familia. En la camioneta lustrosa de mi padre, un arquitecto de renombre, según él me esperaba mi sonriente madre. Subí al asiento del copiloto y bajé la ventanilla por la mitad, para sentir el viento que soplaría en mi rostro cuando arrancase. ___________________________________________________________________________
CAP 2: El Extraño
El viento acariciaba mi rostro. No había cruzado palabra alguna con mi madre durante todo el viaje. Estaba muy entretenida mirando el paisaje, estábamos saliendo de la civilización, por favor que alguien me ayude, pensé. Los árboles se fueron agrupando hasta formar algo parecido a un bosque. La camioneta estaba moviéndose a causa del sinuoso camino que lo atravesaba. De pronto pude notar que un joven de aspecto rebelde tenía sus ojos fijos en los míos. Tenía curiosidad, quería salir de la camioneta y no me importaba si no frenaba. Tomé aire y valor. -¡Para!- ordené a mi madre, quien me miró con la duda reflejada en su rostro. -¿Qué ocurre?- preguntó ella. -¡He dicho que pares! Mi madre paró la camioneta y como pude salí. Aquí comenzaba la persecución. Pasé corriendo por lo árboles sin hacerme daño alguno, me sentía libre sin ningún apuro. Llegué a lo que parecía ser un claro, aunque había algunos árboles haciendo que pareciesen escondites. Peiné con la vista el lugar hasta encontrarlo. Estaba apoyado en un árbol con su gesto de “chico malo”. Llevaba lentes de sol y no pude ver sus ojos, pero sabía que me estaba mirando, me sentía indefensa, fuera de mí, como si la tierra me tragara viva en ese preciso instante. - No debiste seguirme…- susurró apenado el joven, con velocidad se acercó a mí, su cabello oscuro como la misma noche brillaba con la luz del sol tanto que me encegueció. - ¿ Por qué me estabas mirando?.- pude decir sin saber qué era lo que en verdad quería decirle. - Si sabes lo que es bueno para ti aléjate Marlene.- subió su tono de voz, algo en él era familiar pero a la vez su rechazo provocó que mi corazón diese un vuelco, que se llenara de hielo. - Me iré…- pude jurar que una lágrima silenciosa cruzaba mi mejilla.- pero antes… ¿Cómo sabes mi nombre? - Algún día lo sabrás…- sonrió y se alejó entre la misteriosa oscuridad que empezaba a aparecer en plena mañana. Parecía una pesadilla. De pronto la voz de mi madre a lo lejos me despertó, aún perdida, encontré el camino hacia la camioneta - ¿ Qué pasa Marlene?.- preguntó mi madre. Tomé aire para responderle y decirle que había pasado pero de pronto, aquel joven de apariencia extraña y cautivadora llegó a mi mente. - Nada…pensé haber visto algún animalito…- sonreí para evitar las sospechas.
Mi madre seguramente no había creído mi mentirota pero jamás le diría lo ocurrido. Apoyé mi cabeza en la ventana que cerré por mi nerviosismo y me quedé mirando el cielo. Pensaba en cómo podría ser que él supiera mi nombre… ¿ Lo conocía?...¿ Me conocía?. No pude olvidar sus facciones perfectas durante todo el viaje.
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