Identidad Oculta

Aquella mañana cuando me desperté me sentía de lo más extraña. Tenía el cuerpo heladísimo pero no sentía frio y un hormigueo empezó a subirme por las piernas. Me vestí rapidísimo y fui al baño a lavarme la cara y a cepillarme el pelo como hacía habitualmente. Cuando me mire en el espejo me di cuenta de que no tenía muy buena cara, me empecé a sentir un poco mareada, me caía el sudor de la frente y tenía fiebre.
Mi madre, Giselle, al ver que no bajaba a desayunar, subió las escaleras en mi busca y cuando me vio casi le da un ataque. Me miraba con preocupación y los ojos como platos. Se acerco a mí y me puso la mano en el hombro, pero la retiro rápidamente y casi con un grito me dijo: “¡¡ Hayley estas heladísima!! ¿Te encuentras bien? estas sudando” yo le dije que me sentía un poco o mejor dicho bastante mareada y me dijo que me quedara acostada en casa y que ahora mismo llamaba al instituto para avisar que no iría.
Me volví a poner el pijama y me metí en mi cama otra vez, tenía la frente empapada en sudor y el hormigueo llegó hasta mi cabeza, mi madre entró en mi habitación y me dijo que se iba a hacer unos recados y que volvería cuando pudiera. Yo afirmé como pude, mi madre se fue y yo me quede dormida.
Me desperté una hora después y mi madre todavía no había llegado. Me hacía daño la espalda de estar acostada, así que me levanté y fui a la cocina a beber agua. El hormigueo era muchísimo más intenso, mi cuerpo seguía estando frio, mi frente empapada en sudor y la fiebre no minoro.
Cogí un vaso, me eche agua y me senté en el taburete de la barra americana.
Miré hacia el comedor y me fijé en una foto de mis padres cuando eran jóvenes. Cuando la vi me puse triste. Mi madre ya no era la misma desde la muerte de mi padre, ya no tiene esa sonrisa que tiene en la foto. Mi padre murió cuando yo tenía diez años, ya habían pasado seis años desde ese extraño accidente; aunque yo nunca creí que fuera un accidente. Entonces, tuve una idea. Me levante del taburete y empecé ha andar hacia el piso de arriba, donde mi padre tenía su despacho. Mi madre nunca más me dejo entrar desde la muerte de mi padre. Abrí la puerta con mucho cuidado y entre. Estaba súper limpia y todo muy ordenado. Me senté en su sillón y abrí su viejo ordenador. De fondo de pantalla tenía una foto mía de cuando era pequeña, eso me hizo sentir un poco triste y melancólica. Recordé que mi padre era medico, así que mire en los documentos que tenía guardados en el disco duro. Un documento me llenó de curiosidad, tenía un nombre en latín.
Lo abrí y empecé a leer. Trataba sobre una especie de mutación extraña.
Me quedé en blanco al ver el nombre del enfermó que tenía esa clase de mutación, Mike Delson, mi padre.
Empecé a leer con más atención. Me di cuenta que ese documento era el seguimiento de esa extraña mutación y paré de leer, aterrorizada, cuando llegué a los primeros síntomas: fuerte hormigueo, fiebre, mareos, constante sudor…En ese preciso momento, oí llegar a mi madre, cerré el ordenador y me fui como pude hacia mi habitación.
Mi madre llamó a la puerta, en las manos llevaba una toalla húmeda para la frente y una aspirina; se sentó a mi lado, me dio la aspirina y me puso la toalla en la frente. Mi madre me preguntó cómo me encontraba y con la voz un poco quebrada, le dije que mejor. Me preguntó si quera comer algo y le pedí que me trajera un yogurt.
Empecé a comer el yogurt y mi madre se me quedo mirando aterrorizada, se puso blanca. Empezó a tartamudear y con un hilo de voz me dijo: “¿Hayley, que te ha pasado en los dientes?” yo me toqué los dientes con los dedos y me sorprendí mucho al notar que mis colmillos eran más afilados, largos y puntiagudos de lo normal. Mi madre se puso seria y me pregunto qué síntomas tenía. Se levantó rápidamente y se fue de mi habitación.
Fui al baño a mirar mis colmillos al espejo, me sobresalían mucho. Escuche a mi madre hablar por el teléfono, hablaba con un amigo de mi padre, Brad Bennington, y también era medico. Oí a mi madre decir: “Brad, ha sucedido lo que esperábamos, ya ha empezado el cambio”.
Mi mente se inundo de preguntas: “¿que cambió?”, “¿para qué llama a Brad?”, “¿ya se esperaban lo que?”. De momento no tenían respuesta, pero esa noche las tendría…





CONTINUARA…


(sorry si es un poco, bueno, muy largo xD

Esta muy bueno me encanta

esta genial yo lo lei tan pronto me lo enseño en mi casa
y me encanta

que bien saldre en la historia jeje

amm y la chica no es un vampiro jeje

buenop el segundo capitulo! espero k os guste



Llegó la noche, y mi madre subió para ver si quería cenar. En esos momentos no quería nada, solo estar acostada y sin moverme, ya que me dolía todo el cuerpo a causa de ese insoportable hormigueo. Mi madre hacía cara de cansada, así que le dije que se fuera acostar; no me hizo caso y se sentó a mi lado. Se le empezaban a cerrar los ojos cuando le dije: “ Giselle o te vas inmediatamente a dormir o no te hablo nunca más en mi vida!!” ella se levantó muy poco a poco y se fue a su cama, con la máxima lentitud. Nunca en mi vida le había ordenado a gritos algo a mi madre, me quedé sorprendida, en esos momentos me ardían las manos, la cabeza y tenía la necesidad de gritar, pero me controlé ya que tenía una misión y la tenía que hacer sin que mi madre se enterara; volver al despacho de mi padre.
Me esperé dos horas para que definitivamente mi madre estuviera dormida. Me intenté levantar muy despacio pero no podía, el dichoso hormigueo me consumía las fuerzas. Me centre en mi misma ya que tenía la necesidad de levantarme y averiguar más. Con todo el cuidado posible me pude levantar y empecé a andar como si fuera una zombi. Con el más intenso silencio abrí la puerta del despacho y me volví a sentar en ese sillón gigantesco. Busqué el documento en latín y lo volví a abrir. Empecé a leer donde me había quedado anteriormente; en los primeros síntomas.
A mi padre le empezó a pasar lo mismo que me pasaba a mí en esos momentos y por lo que leí, se trataba del cambio que hacía el cuerpo para adaptarse a la nueva genética que evolucionaba dentro de mí. Continué leyendo y vi que Brad ayudaba a mi padre y también investigaba sobre la mutación; por eso mi madre le llamó a él.
Me profundicé más en el seguimiento y descubrí que esa mutación se transmitía de padres a hijos, pero nunca a las hijas. Entendí porqué mi padre empezó la investigación, la empezó por mí. En el documento lo explicaba detalladamente porqué hacía el seguimiento, estaba preocupado por lo que me pudiera pasar a mí y necesitaba respuestas. Paré un momento de leer, necesitaba asimilar que yo era diferente al resto de mujeres de mi familia. En el final del documento, leí como acabaría la cosa si yo tuviera esa mutación, que en efecto la tenía; me quede bocabierta al saber todo lo que podía hacer: podría controlar y leer mentes, tendría una fuerza sobrehumana y me podría auto curar, nada de nada me podría herir, pero lo que todavía no entendí es el porqué de mis colmillos, porqué los tenía como si fuera un vampiro.
Ahora que sabía todo, decidí buscar en la agenda de mi padre el número de Brad y que me explicara mejor todo esto.


CONTINUARA…

aqui el capitulo 3 (esquee stot inspirada )

Al día siguiente, cuando mi madre se fue a trabajar, cogí el teléfono y la agenda de mi padre y llame a Brad.
-¿quien es? dijo Brad
-emm…hola Brad, soy Hayley, necesito verte. Quiero que me expliques unos cuantos asuntos por favor.
-antes respóndeme tu una pregunta ¿de dónde has sacado mi numero si solo lo tiene tu madre?
-lo he sacado de la agenda de mi padre, ya no me puedes ocultar nada ni inventarte nada si es eso lo que estas pensando en estos instantes, lo sé todo; por eso quiero verte.
-de acuerdo, ¿sabes dónde está el Newporl place? Allí te esperaré el mañana, sábado, a las 19:30.
No tuve tiempo a responder nada ya que me había colgado. Mire la hora que era, eran las 9:30, así que me fui a la cocina a desayunar y me di cuenta de un hecho que me fascinó, ya no tenía ese horrible hormigueo, había desaparecido, pero la fiebre y el sudor todavía estaban presentes; “bueno-me dije a mi misma-algo es algo”.
Entonces sucedió un hecho que me dejó paralizada, de pie, delante de la nevera; al abrir el frigorífico, rompí la puerta. De la parte superior se abrió una enorme grieta y la puerta quedó medio colgando, por donde había abierto la puerta de la nevera, había un enorme bache, con la forma de mi mano y me quedé con el asa de la puerta en la mano. Me miré las manos, con los ojos abiertos como dos naranjas; perdí un poco el equilibrio y me apoye en la barra y “flac” rompí un trozo del mármol de la barra. En una mano tenía el asa de la nevera y en la otra un trozó de mármol, me pregunté a misma que estaba pasando y rápidamente lo supe; la mutación, la extraordinaria fuerza que tendría cuando terminara el cambio, ya la tenía. Entonces mi mente empezó a relacionar: el hormigueo con la fuerza, la piel fría como hielo con la auto curación y la fiebre y el sudor con poder leer la mete y controlarla. La adrenalina me invadió todo el cuerpo, tenía una enorme necesidad de comprobar mi fuerza otra vez, así que salí al jardín. Vi unos troncos secos que se tenían que tirar, así que me acerque y al cogerlo empezó a hacerse pequeños añicos, apreté un poco más y se deshizo en mi mano; luego me acerqué a mis viejos columpios de hierro y sin nada de esfuerzo los levanté. Se me asomó una enorme sonrisa en la cara, me sentía tan agitada, tan llena de energía, tan nueva…decidí comprobar otro de mis poderes, la auto curación, ya que los otros dos esperaría a que se fuera la fiebre. Volví a entrar en la cocina y cogí un cuchillo, me lo acerque al brazo y me hice un corte; en breves instantes la herida empezó a cerrarse y la sangre dejó de caerme. Eso fue el súmmum, era tan increíble que no me lo creía. Me limpié los restos de sangre seca del brazo y a limpiar todo lo que había destrozado sin querer, mi madre estaba a punto de llegar.



CONTINUARA…