Noches Blancas

Prefacio:
Nunca sabes que has cometido un error hasta que estas horas llorando arrepintiéndote de ello. Nunca llegas a imaginar que la persona por la cual darías tu vida, te engaña hasta un cierto punto que te morirías, porque él es tu vida y él es la razón de tu existencia; pero hay veces que te das cuenta que unos errores tapan a otros.
Capítulo 1: Atracción
Al salir del Ford Fiesta de mamá, anduve vagamente hacia el maletero, sin ganas de volver a mudarme. Teníamos que coger de nuevo las maletas y entrarlas en una nueva casa sin muebles, vacía, por completar. Mi madre era una de esas personas que piensan que se tiene que hacer todo y, por eso, cada cierto tiempo se quería mudar para vivir en lugares nuevos, diferentes, en los que nunca había estado. Esta vez, en vez de tres, me entristecí al ver solo dos maletas una encima de la otra, con un hueco a un costado. Mi padre, Charlie, murió hace 5 meses en un accidente de avión del que no encontraron los cuerpos de las víctimas, éste se había hundido en el fondo del Océano Atlántico.
Mi primer día de instituto no empezó tan mal. Nadie se rió de mi y, hasta todo, sentían curiosidad por saber quién y cómo era, de dónde venía (respuesta que prácticamente no podía responder si no quería perder toda una mañana contando mi vida), por qué me he mudado a Forks, etc.
- Bienvenida a Forks, me llamo Mike, encantado. ¿Te llamas Isabella, no?
Me giré, un guapo chico rubio de ojos azules se estaba dirigiendo a mí. Me extrañó ya que nadie le suele dirigir la palabra a una chica, para mi gusto, poco agraciada.
- Llámame Bella.- Le dediqué una sonrisa tímida, intentando ser simpática.-Encantada.-Me extendió su mano para que la estrechara y yo, le extendí la mía.
Nos dirigimos directamente hacia la clase de Matemáticas de la primera hora. Menuda clase para empezar el curso. El señor Vanner, no muy joven pero con un cuerpo que parecía tan delgado como el de una modelo anoréxica, se presentó ante mí y al otro compañero nuevo, llamado Phil.
A mitad de la clase, un grupo de chicos, se reían en voz baja, pero se les oía. Me giré para ver qué pasaba y un chico más o menos guapo, con el pelo largo y negro y de piel morena estaba mirándome y al cruce de miradas, él me guiño el ojo y yo, me giré, poniéndome roja como un tomate, como de costumbre.

Segundoo Capítuloo!

Capítulo 2- Primeros cruces
Hora de comer. Un bueno plato de potaje ( que se pone duro a los dos minutos de servirlo) un trozo de pescado medio crudo y verduras. Que asco. El chico rubio, Mike, me propuso que me sentara con su grupo de amigos. Parecían simpáticos. No me metía mucho en las conversaciones, ya que no me enteraba. Me fijaba en la mesa de ese chico moreno, de pelo negro que me había guiñado el ojo, pero que ahora estaba entretenido riéndose de nuevo con esa sonrisa blanca que le contrastaba con su tono de piel. Un trozo de potaje le salió disparado de la boca a causa de esa risa descontrolada.
Me reí de modo que lo escuchó, se giró y se sonrojó al ver que me había dado cuenta.
Al colocar la bandeja en la cinta (y sé que lo hizo aposta), vino él también a dejar la suya.
- Buenas, Bella, soy Jacob. Encantado.- sujetó con una sola mano la bandeja, cosa que no podría hacer yo, ya que se me caería al suelo gracias al fruto de mi torpeza, para extenderme la otra. ¿Por qué tienen todos la manía de estrechar la mano? Camine rápidamente hasta llegar hasta la cinta que estaba a pocos metros y volví apresuradamente para extender la mía.
- Gracias, yo también lo estoy.- Nos sonreímos el unos al otro. Bajo la cabeza mirando a los pies, al contrario que yo, que me quede embobada mirando su amplia y reluciente sonrisa.
Volvió a levantar la cabeza y, cuando iba a decir algo, en medio de la cafetería, un fuerte viento nos sacudió el pelo. Me lo aparte de la cara para ver quién había abierto la puerta para que hubiese ese viento que me despeinaba en medio de la cafetería.
Cinco adolescentes (con un gran parecido entre ellos) pasaron por en medio de la cafetería, mirando a los que le miraban con cara de enfado al haber interrumpido sus conversaciones.
Jacob les miró con muy, muy mala cara. Los dos primeros eran una rubia de pelo rizado que, por cierto, muy guapa, y un chico alto, musculoso y con cara de chico malo. Le dirigí una mirada a Jacob que, leyendo mis pensamientos dijo:
- La rubia que va cogida de la mano con su chico, el musculoso, Emmet, se llama Rosalie. Los dos que van detrás se llaman Alice y, el que va la mano de ésta, se llama Jasper. El último de todos – que soltó un gran suspiro lleno de odio – se llama Edward.
- Ah. ¿Son hermanos? Se parecen mucho…
- Son los hijos adoptivos de Carlisle, el doctor del hospital, y Esme, su mujer. Son adoptados pero creo que llevan un rollo. Nunca se separan y se hacen cariñitos entre la rubia y el musculoso y la del pelo puntiagudo y el que parece que alucina.
- Y el otro, ¿está solo?
- No hablan nunca con nadie, solo entre ellos. Vamos a llegar tarde a clase. Te toca Física y Química, ¿no?
- Sí…
- Pues corre, llegamos tarde.


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Esperoo que os gustee!

Terceer capítulooo!


Capítulo 3-Roces
Ya en clase, nos sentamos juntos. Ese tal Edward, el de la cafetería, estaba ya sentado en su mesa, solo. ¿Cómo ha podido llegar antes que nosotros? A lo mejor Jacob y yo nos hemos entretenido hablando de nuestra familia. Su madre también murió, pero hace ya 10 años. Al menos puedo comentar con alguien mi tristeza, aunque me cueste transmitir los sentimientos hacia los demás, ya que él pasó por lo mismo tiempo atrás.
Dos de sus amigos, ya que otros eligieron otras asignaturas, se sentaron detrás nuestra y, mientras el profesor estaba girado, me los iba presentando.
-Quil, Embry, esta es Bella, la nueva.
-Hola Bella -respondieron casi coordinados.
-Hola –contesté maldiciendo a mi estúpida vergüenza en mis adentros.
Jacob estuvo toda la clase girado, excepto en algunos momentos que volvía la cabeza cuando lo llamaba para que copiase lo de la pizarra o mandaban algunos ejercicios, ya que no escuchaba nada.
Me acerqué un poco para escuchar lo que hablaban hasta que, por mala suerte, se giró su cara quedando a centímetros de la mía. Menos mal que los dos tenemos reflejos porque casi nos caemos de la silla por querer apartarnos bruscamente el uno del otro. Sus dos estúpidos y malpensados amigos silbaron por lo bajo por lo cerca que habíamos estado.
Que vergüenza. Él, en cambio, sonrió como si hubiese querido que pasase.
Decidió estar atento los últimos 7 minutos de clase ya que el profesor no escribía en la pizarra y lo podría descubrir. Nerviosa, golpeaba el boli con la mesa hasta que, por jugar, se me cayó al suelo. Nuestras manos volvieron a encontrarse al intentar cogerlo. La aparté y él, ya que no reaccionó, lo cogió y me lo puso en la mesa. Volvió a hacer una de esas sonrisas que me dejaban con la boca medio abierta.
-Gracias … - miré al suelo.
¿Por qué tiene que ser tan caballeroso?, ¿no veía que me hacía estar incómoda?
Y para la gota que colmó el vaso, al salir, fue al perchero, cogió su abrigo, cogió el mío, vino y me lo devolvió.
-Hasta mañana, Bella.- Sonrió amablemente y, se fue.
No me di cuenta hasta que me recompuse que ese tal Edward me miraba con cara de curiosidad, como si tuviese algo extraño. Me giré, puse una cara rara cuando no me miraba y, cuando iba hacia la puerta para cerrarla, me volví y dije:
-¿Vas a salir?
No respondió, parecía que no respiraba, hasta que al cabo de seis segundos largos, suspiró pero sin cambiar el punto de mirada, negó con la cabeza.
-Pues cierra la puerta al salir…- sonreí para ser amable, aunque no mirase- Hasta mañana.

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Esperoo que os sigaa gustandoo! xdd
besoootess!

Cuartoo capítulooo!

Capítulo 4- Sueños
Me costó mucho dormirme. ¿Cómo puede ser que al primer día de instituto, me empiece a gustar un chico?, ¿por qué me haré tantas ilusiones? No cambio, torpe y apasionada.
En mi primer sueño, corría por una pista de atletismo y, por mucho antes que empezaba yo, Edward me esperaba en la línea de meta mirándome con la misma cara de curiosidad con la que me miraba al salir de clase. Al ver que me miraba cada vez con más ansia, intenté escapar de ese enorme estadio con una pista en medio, pero siempre me alcanzaba y me miraba con cada vez mas ansia hasta que después me desperté. Al abrir los ojos, estaba Edward de pie en los pies de la cama. Fui a dar un grito ahogado pero pensé en que Reneé, que era como a veces llamaba a mi madre, estaba durmiendo, así que me aparté en pelo revuelto de la cara y encendí la luz de la habitación, ya que ni siquiera había lámpara. Solo había la cama y una mesa muy simple para hacer los deberes. Volví a mirar. No estaba. Era una pesadilla, solo una simple y tonta pesadilla producto de mi imaginación. Fui a la cocina a por un vaso de batido de chocolate y, de paso, miré el reloj. Eran solo las dos y diecisiete de la madrugada. Deseaba que fuese la hora de volver a clase para no volver a soñar lo mismo, que era muy probable en mí.
Al volver a la cama, tardé tiempo en volverme a dormir y cuando lo hice, volví a soñar pero, esta vez, otra cosa distinta.
Jacob, con el que mejor había congeniado ese día, tanto que me empezaba a gustar un poco, me cogía de la mano y me llevaba caminando por la playa. De repente, algo le salió disparado de la boca al suelo; era una estrella de mar. Me desperté a las seis y media. Lo primero que pensé: menudo sueño más tonto.
El instituto empezaba a las ocho y media así que decidí darme una ducha, y ponerme potingues de esos que te dejaba la piel pegajosa. Reneé siempre insistía en que me los pusiera para dejarme la piel bonita.
Bajé a desayunar y, de lo aturdida que debía estar aquella noche, no me debí dar cuenta de que mamá estaba dormida en el sofá (que era lo único que quería conservar, el viejo sofá que les regalo el abuelo al comprarse la primera casa para ir a vivir juntos) con una manta por encima y con el mando de la tele en la mano, a punto de caerse. Se lo cogí y se lo coloqué en la caja sin desembalar que tenía al lado.
Tuve que calentar la leche en una cacerola, ya que no teníamos ni microondas, y me la puse en un bol, con Cacao en Polvo y azúcar, saqué los cereales y empecé a comer.
Comía lento para perder un poco el tiempo. Faltaba una hora para entrar a clase.
Como no tenía nada que hacer, dejé una nota a mamá:
-Me he ido al instituto andando porque me sobraba el tiempo. ¿Podrás venirme a recoger por la tarde? Te quiero. Bella
El camino se me hizo muy largo pensando en Jacob y, también, en Edward.

Guau! Están muy buenos
Sigue escribiendo, porque además de q lo haces muy bien, me he metido mucho en la historia!
jaja
Saludos

uau estan muy lindos sigue

Capítulo 5- Cita 1, cita 2.
Faltaba aún media hora para entrar a clase y, para perder el tiempo, saqué el libro de Sociales y me puse a estudiar el control de la semana próxima sobre los temas 4 y 5. ¿A quién le gusta estudiar esto? No me enteré de casi nada. Ya siendo la hora de entrar, recogí mi libro y por poco llego tarde. Menos mal que no llevaba muchos libros en la maleta. Ni siquiera me acordaba que el chico que me miraba con tanta ansia en mi sueño, estaba todas las clases sentado dos sitios en diagonal hacia la derecha por delante mía. Al entrar, estaba sentado con las manos en la cabeza, concentrado, mirando el libro de literatura abierto por un tema que ni siquiera habíamos dado. Se giró bruscamente para mirarme cuando hice un suspiro de alivio, que pronto desapareció, quedándome inmóvil al ver la misma cara de ayer. Moví la cabeza de un lado para otro para olvidar esas imágenes de mi cabeza, y se enteró de mi gesto ya que volvió a apartar la cabeza como muestra de disculpa y vergüenza, supongo.
-Bella, no te quedes ahí quieta que tenemos que empezar la clase. Siéntate en tu sitio, por favor.
-Emmm… si, señorita Katie
-Kate
-Emm… si, vale, Kate.
Jacob llegó trece minutos tarde por el dichoso trafico - ¡tiempo perdido para hablar con él! – y se puso al lado mío, tal y como yo quería.
-Buenos días, ¿qué tal?- susurró.
-Muy bien, espero que tu también.
-Correcto, perfectamente.- Me dedicó su resplandeciente sonrisa y se puso rojo, ¿por qué?-. Emm.. Bella, quería decirte si te gustaría ir este sábado a la playa cerca de mi casa, en la reserva. Quedaremos unos cuantos amigos y haremos un picnic, ¿te apuntas?
-No sé i…
-No pasa nada- se precipitó sin dejarme acabar- conoces Seattle, ¿no?.
-Sí… más o menos me sé el camino, ayer tuve que ir a comprar muebles con mi madre al Megastore.
-Perfecto, quedamos sobre las…¿siete y media de la tarde?
-OK, allí estaré.- ¡Bien, bien, bien!. Aunque estén sus amigos no iría nada mal ir conociendo a Jacob y su entorno…
Ya que estaba segura de que el sábado tendría más tiempo para hablar con Jacob, me fijé en Edward, me estaba mirando. ¿No se cansaba de mi estúpida cara?
Al salir de clase decidí que tenia que presentarme, a ver que decía pero me daba un poco de vergüenza. Bah, da igual, sino estará todas las clases mirándome. Cuando fue a coger su abrigo, yo también fui a coger el mío. Cuando cogí el abrigo hice como que se me caía, que en realidad casi lo tiraba –no era muy buena teatrera- y, como buen caballero, se agachó para coger mi abrigo.
-Gracias.– Sonreí- Eres Edward Cullen, hijo del doctor Carlisle Cullen, ¿me equivoco?
Levantó la mirada hasta encontrar la mía.
-No has fallado, encantado.- Sonrió. Sonó el ruido del motor del coche rojo que, según había escuchado, era de su hermana Rosalie, la rubia. Sonó el claxon.- Me llaman. Hasta mañana, Bella ¿no?
-¿Vienes una hora y ya te vas?
-Si… tengo que hacerme unas analíticas.
-Hasta mañana, entonces.
¿Por qué nunca me atreveré a abrir la boca? Casi me pego una torta a mi misma.
-¡Oyee!- le llame. Me salió del alma, como si algo me hubiese controlado.
Él se giró con una sonrisa de suficiencia.
-¿Si?
-¿Por qué… me miras con cara de… que algo en mí te extraña…?- Se tensó. Parecía que le habían comido las palabras. Volvió a sonreír, pero esta vez se notaba que estaba disimulando.
-Será porque me parecerás extraña y querré descubrir algo nuevo, ¿no? - ¡¿Qué?!, ¡¿soy … rara?!- ¿Te parece que vallamos a tomar mañana una hamburguesa al Mc Donald’s?- me estaba diciendo si quería tener una cita con él… bueno, por intentar…
- Bueno… ¿por qué no? – volvieron a tocar el claxon.
-Me llaman. ¡Mañana a las seis!- Se fue corriendo.

Siguelooo!! Por favor Está muy bueno

Y??? Síguelooo... Me gusta mucho
Tu también escribes bien, Sandra...
Tendríamos que hacerlo entre las 3 al texto (Yo, tú y "Alice Cullen!") Quedaría excelente...

"miamorerestú" me encanta me encanta me ENCANTA!!!!
sigee escribiiendoloo porfaa y me parece genial la idea de escribir las tres juntaaas
muaks!!

Capítulo 6- Encuentro número uno.

“Mañana a las seis” se estaba convirtiendo en “esta tarde dentro de tres horas”.
¿Qué querría él de mí? Esa persona me extrañaba mucho… En ocasiones hasta me daba miedo… ¡A parte de que me intrigaba!

Ahora no debía pensar en eso, me debía concentrar en los estudios en las clases que me quedaban, Ciencias Naturales y Religión… ¡Pero no podía! Si no pensaba en ese tal Edward, pensaba en Jacob, la persona que más me atraía entre todos los chicos del instituto… Aunque pensándolo bien, en vez de pensar más en Jacob, pensaba más en Edward. ¿Sería porque también me atraía algo Edward?

No podía ser, no podría estar gustándome dos chicos a la vez. ¡Ya me sobra con uno, para que encima me vengan dos…!, ¿qué hora es? , ¡las cinco, volvemos a casa!
Tenía que darme prisa, una hora para arreglarse es muy poco si tienes una cita con el chico que te gusta o, mejor dicho, con uno de los dos chicos que te gustan.
Una ducha rápida y al espejo a ponerse potingues por la cara y cremas por el cuerpo, un buen perfume, hacerse un peinado de película y ponerse un buen vestido para la ocasión. Pero, me estoy volviendo loca.
Alguien abre la puerta del baño a las … 17.57 , ¡¡17.57, que tarde!!
-Hola cariñ… ¿una cita?
-Emm, no exactamente mamá, -tenía que mentir- he quedado con mis nuevos amigos.
-Bueno, vale… ¿pero por qué te pones ese vestido tan bonito entonces?
Mierda, tenía que inventarme algo.
- Es que… vamos a una fiesta muy importante de.. principio de curso.
- Bueno… pues que te lo pases bien.- Se iba, bien.
-¡Gracias mamá!, ¡adiós!

Suena una bocina de un coche, mierda de nuevo, me tenía que terminar de vestir. Me asomé a la ventana, con la toalla alrededor del cuerpo y sí, estaba él esperándome de pié, apoyado en su Volvo. No iba demasiado arreglado. ¡Ahora tenía que elegir otra ropa!
Me puse mi camisa blanca con una chaqueta normalita, vaqueros un poco formales y tacones, no muy altos ya que, como soy tan patosa, me puedo caer, y mi bolso de color marrón.
Rápidamente bajé las escaleras y abrí la puerta sin mucha prisa, para que no se notara de mi impaciencia, ilusión y, a la vez, timidez.
-Hola, Edward.
-Buenas tardes, vas muy guapa.
Me sonrojé como un tomate.
-Gracias, tu también vas muy bien arreglado, ¿a dónde me llevas?
-Es una sorpresa.
Me abrió la puerta de su coche como un caballero y me incitó a entrar.

En diez minutos habíamos llegado a la playa de la ciudad, aparcamos, bajamos del coche, y fuimos a dar un paseo por la playa, a tomar un refresco y, cuando eran las 21.30 fuimos al restaurante que había al lado del muelle del puerto, precioso.
Nos situaron en la terraza, mirando al mar, para ver el paisaje y las estrellas, con un farolillo de aceite. Lo veía todo demasiado romántico, aunque eso me gustase.
Pedimos prácticamente pescado, arroz y Coca Cola.
Al terminar, pago él, y me llevo a casa.
Al abrir la puerta, mamá estaba en la cocina.
- Hola mamá.
-Hola cariño, ¿ya has cenado?
-Sí.
-Menos mal, pensaría que ya habrías cenado y estaba haciéndome la cena solo para mí, ¿qué tal te lo has pasado?
-Bien, aunque un poco cansada. Me voy a la cama.
-Buenas noches, Bella.
-Gracias, mamá. Buenas noches.

Sandriii e puesto el prefacio en mi fltolog

Ui ui, quiero saber, ajja.

hello yo soy nueva leyendo tu historia y me encanta sigelo cuando puedas

Spero k no tardes mucho en escribir... tengo curiosidad por saber lo k pasa en la cita de Jacob...
Cuantas escritoras tenemos en este foro... es todo un lujo eh!!! No me canso de leer todo lo k escribis...